¿No querrán que también cure el cáncer?
Esto es absurdo dejarle el destino del mundo a alguien que a penas tiene veinte años no es lo más inteligente, no quiero siquiera saber la edad que tienen los otros tres que se supone que harán lo que diga, está bien que en el campamento fuera yo quien los liderara, sin embargo, eran cosas simples de resolver.
Jamás me hubiera detenido a imaginar en que llevaría el cargo de algo tan grande, siento que en cualquier momento voy a enloquecer. Esto ni siquiera lo ocasionamos nosotros, pero debemos resolverlo por un grupo de idiotas que se creyeron mucho por ser dioses griegos. Soy solo una chica de veinte años que no ha vivido en lo absoluto ¿cómo se supone que resolveré esto?
—¿Por qué no lo resuelven ustedes? Esto lo ocasionaron ustedes, no nosotros.
Después de decir aquello me separo de mis hermanos y camino hacia el sentido contrario de donde nos encontrábamos. Raiden me alcanza antes de que salga por las puertas traseras del cementerio. Alex estaba recostado a la pared del cementerio al verlo me asusté, apareció de la nada. Debería mantener activa mi percepción o de otro modo moriré por las apariciones de ellos.
—Tus hermanos vienen tras nosotros. —Me comunica Raiden.
Pego mi espalda a la pared, sin poder evitarlo me deslizo por esta hasta llegar al suelo. Tengo las piernas a la altura de mi rostro por lo que me abrazo a ellas, ya no sé quién soy. No sé qué decisión debo tomar, no sé que está bien o mal, ya no sé nada. Sé que este dolor no desaparecerá, al menos no lo hará pronto, sé que el que nos hayan creado para ser unos simples peones en esto es erróneo y retorcido. Estoy segura de que no quiero formar parte de esto, solo quiero olvidar lo que ha pasado, quiero volver a ser la chica que solo se tenía que preocupar por controlar sus poderes para no lastimar a nadie.
Levanto mi rostro hacia Alex y Raiden, ambos están a mi altura, sin embargo, hay algo que les impide acercarse a mí y es entonces que noto que hay una especie de campo de fuerza electrificado a mi alrededor. Tengo otro poder, trato de desactivarlo, mas no lo consigo. Hay desesperación en los rostros de Alex y Raiden, en mi interior empieza a estar presente también. Respiro lentamente concentrándome en ese poder, la sensación que envía a mi cuerpo es diferente, siento electricidad en cada parte de mi cuerpo, es un cosquilleo agradable que va de pies a cabeza, al juntar mis manos se forma un hilo, como si de un corto circuito se tratara.
Miro embobada la manera en que responde a mis movimientos, tal vez si lo disparo hacia el campo de fuerza, creando una sobrecarga, quizá explote. Hago un gesto para que se alejen lo más que puedan de mí, mas no lo hacen, solo se separan unos cuantos pasos, alejo un poco mis manos y centro la mitad de la energía que hay en mi cuerpo en mis manos, cuando se ha formado una esfera la dirijo hacia el frente, el campo de fuerza cambia su color de azul a morado, no ha funcionado, lo he cargado de más electricidad. Ni siquiera siento que mis poderes estén activos, así que no tengo idea de cómo desactivarlo.
Nerea y Girax aparecen al lado de Alex, ellos no parecen preocupados por lo que ven, se acercan y colocan sus manos en el campo de fuerza, inmediatamente me alarmo, sin embargo, no les pasa nada, Raiden hace lo mismo que ellos, pero él sale disparado por la energía. Lo miro tirado en el suelo preocupada, Alex se acerca a él, quiero salir, miro hacia mis hermanos que siguen ahí cómo si nada.
—Acerca tus manos a las nuestras, solo así podrás desactivarlo.
Hago lo que Girax me pide, tal como él dijo el campo de fuerza desaparece, me levanto y voy hacia Raiden, al poner mi mano en su pecho siento una corriente subiendo por mi brazo, como si una pequeña parte de la energía hubiera sido transferida a su cuerpo y volvía al mío, con solo tocarlo, al momento en que dejé de sentir esa corriente él despertó.
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Semideum Perhibemus
FantastikLa guerra nunca acaba, la paz es solo una farsa, no hay ganadores o perdedores, solo hay destrozos, almas destruidas que nunca sanarán.