El frío bajó unos cuantos grados más, podría quitarme la gabardina y dársela a Louis, pero sabría que no lo aceptaría porque yo también tengo la nariz fría así que solo le extendí un guante y lo aceptó.
Las galletas que escogí de la mesa de postres no estaban ricas como creí, Louis comía despacio como pajarito su hojaldre con mermelada.
El cielo comenzó a esconderse con nubes espesas, la luna ya no nos alumbraba más. ¿Se sentía bien Louis? ¿Por qué el silencio?
- Harry, me iré terminando el Invierno.
La frase quedó al aire, justo cuando más allá del risco se avecinaba una tormenta. De pronto el último trozo de galleta sabia agria en mi boca, por un segundo me limite a observar los ojos de Louis, quién no me daba la cara.
Louis siempre dijo que sus ojos eran raros, ya que cambiaban de color según su ropa o el fondo. Nos reíamos de eso porque yo siempre le decía que sus ojos eran como el océano.
Nunca lo había visto pero tengo una pintura de eso, de algún lugar del mundo, pero ahora podría darle la razón a Louis, sus ojos ya no eran color océano, eran pequeñas tormentas como la que nos abrazaría si no nos íbamos ya de ahí.
Mi cabeza piensa más rápido de lo que mi boca habla y de lo que mi corazón quiere decir, así que cuando trato decir un "podría irme contigo, tú y yo pertenecemos juntos" en realidad dije.
- Louis, no perteneces aquí.
Claro que no era lo que quería decir, pero muy en el fondo yo me arrepentiría fuertemente de esas palabras, pero también si no lo decía, Louis no se iría, no tendría nada aquí. No seríamos nada aquí si él se quedaba.
Al llegar a mi habitación no pude resistir más y caí. Caí por mi decisión, caí por el destino, pero lo que más importaba era que caí por Louis.
Ese pequeño pedazo de cielo no pertenecía aquí, y era verdad. Uno no puede ser tan envidioso al querer que esa persona se quede al final del mundo, en medio de la nada cuando el mundo debería ver lo que Louis es capaz, el mundo merece a Louis.
Yo no lo merezco.
***
Al día siguiente en el anuncio oficial, con la misma ropa me levanté, sin mirarme al espejo comencé mi camino al gran salón, al interior de la gabardina estaba un pequeño obsequio para Louis, creí que por fin tendría oportunidad de dárselo, tantos años han pasado y no había tenido el valor para abrirle mi corazón.
Aplausos y gritos se escucharon a lo lejos, nadie me observaría al fondo de todos los elfos, mi pequeño Lou, tan triste y decaído, y todo por mi culpa.
De regreso, la estatua de reno en la plaza me detuvo, Dasher me observó estático. El primer reno de Santa fuerte y rudo me dio fuerza para cambiar mi dirección y dirigirme a la casa de Louis.
Al escalar por el costado de la casa, bendito destino él siempre dejaba abierto su balcón. Pequeño Lou nunca cambias.
Muchas noches de trabajo hicieron del regalo algo magnífico, Louis merecía todo, merecía cada una de las cosas más hermosas del mundo. Louis merecía las estrellas.
Aún recuerdo la tarde de un verano, como cuando nos conocimos, decidimos no ir al lago y hacer una expedición más allá del bosque, pasando la tundra un lugar despejado de viejos pinos.
Mientras Louis trataba de buscar pequeñas setas, yo hacia mi búsqueda de Jaspen, una piedra difícil de encontrar. Louis se merecía lo imposible. Con los años perfeccione mi escultura y logree hacer algo hermoso al igual Louis.
La habitación de Louis ya no era su habitación, era un cuarto de recuerdos que después serian olvidados, con adrenalina después del regreso de Louis a su morada, abrí una maleta al azar, con cuidado dejé el obsequio y salí a toda velocidad.
No estaba preparado para despedirme de él, no estaba preparado para darle la cara. No deseo causarle más daño.
Corrí lo más rápido que me permitieron las piernas, corrí sin mirar atrás, sin darme cuenta lagrimas calientes bajaban por mis mejillas, las sequé furiosamente y corrí lastimando mi cuerpo hasta llegar al bosque del sur.
Después de que me ardieran los pies decidí parar, pero tropecé con un troco y al caer me refugié en la nieve espesa que quemaba, no dolía lo suficiente como el corazón. Cerré los ojos un segundo queriendo dormir para siempre, no quería pensar en que Louis se iría para siempre.
***
La hora brillante no me dejaba ver por donde caminar, me llegaba justo a los ojos, el musgo me decía que pronto llegaría al lago congelado.
Y así fue, Louis estaba de espaldas a mí, observando la hora brillante. Desde niño siempre nos gustaba ver el atardecer, algunas veces se formaban colores inimaginables en el cielo, otras solo era un naranja fuerte y vivo, que se reflejaba en los ojos de Louis.
Por esa razón veníamos cada día, me gustaba apreciar el reflejo en los perfectos ojos de Louis.
Un poco de viento congelado me trajo el recuerdo de su último olor, la cereza y sándalo siempre me recordarían a él. De la nada como si tuviéramos una conexión ancestral giró para verme a los ojos.
El penetrante azul claro me lastimó, sus ojos, su última mirada la tendría grabada en mi memoria el último baile de Invierno; mi cuerpo estaba congelado, podría caminar e irme con él sin decir nada, pero no era una buena decisión.
Nuestras miradas las sentí esporádicas, quería que duraran toda una vida y así reunir el valor de acercarme. Lou se agachó y dejó algo junto a unas flores, después camino al trineo y no volvió a mirar atrás.
Ese era mi único recuerdo que tendría de él, se fue con la mirada en alto sin ver atrás, cuando desapareció en el cielo, ahí supe, en ese instante que Louis seria fuerte y que no necesitaría de nadie. Él me guiaría a la luz cuando yo no viera nada.
Corrí por todo el lago, resbalé unas veces, pero llegué al sitio donde Louis estuvo de pie.
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Polaris 💫°Larry S° [EN EDICIÓN]
Storie d'amoreLa inocente amistad de ambos niños despertó un amor que no sabían si era correspondido. Pero todo lo que pasaría podría ser una nueva oportunidad para ellos. En donde Harry es un elfo del Polo Norte y Louis un humano. Louis se enamora de un elfo y...