Abrazar a Itadori era una de las buenas cosas que tenía la vida.
Sin duda.
Después de que confirmaran que las maldiciones en realidad eran humanos modificados con energía maldita, Itadori se puso demasiado mal.
—Ya escuchaste a la doctora, no fue tu culpa.
—Lo sé, pero no puedo aceptar que simplemente murieran de esa forma.
—Yo se que es duro... pero también estoy aquí para apoyarte, solo quiero que no te sientas tan mal.
Itadori me abrazó con más fuera y pronunció un "gracias" contra mi cuello. Yo solo podía acariciar su cabello y respirar ese aroma al que ya me estaba acostumbrando.
Solos en ese pasillo oscuro, éramos nosotros dos existiendo, me hubiera gustado que ese momento durara para siempre.
Pero Nanami interrumpió para decirnos que nos tenía otra misión.
El seguiría el rastro de energía maldita para encontrar la guarida de la maldición. Nosotros debíamos investigar a un chico llamado Junpei.
Lo habían visto saliendo de la escena del crimen y estaba bajo sospecha.
[...]
De camino en el auto, Itadori tomó mi mano, me sorprendí ante su acción y el tacto inesperado.
Pero cuando volteé a verlo, él estaba mirando por la ventanilla del auto, tenía la mirada perdida, como si sus pensamientos estuvieran matándolo con preguntas que no tenían respuestas.
Llegué a la conclusión de que me había tomado la mano inconscientemente, no quise decirle nada porque tal vez lo desconcentraría.
Llegamos al lugar indicado e Ijichi nos señaló el objetivo. El chico; de cabello negro, caminaba unos cuantos pasos delante de nosotros, Itadori sostenía una jaula con maldiciones de grado menor, que solo eran visibles para nosotros.
Ijichi nos explicó que si el chico no podía ver la maldición o no podía defenderse debíamos salvarlo, pero en caso contrario, debíamos aprehenderlo, aunque fuera a la fuerza.
Le dije a Itadori que sería mejor separarnos, di la vuelta y entré por otro camino para quedar frente al chico. Si Itadori soltaba a la maldición y algo salía mal, podía intervenir rápidamente.
No me tomó mucho tiempo, pero fue suficiente para ver el momento exacto en que Itadori volaba por encima de la cabeza de Junpei. El chico estaba atónito, lo que no me sorprende, yo también lo estaría si viera volar a un pelirosa por encima de mi.
Itadori aterrizó sin lastimarse, pero se golpeó la cabeza contra un poste, una pequeña risa se escapó de mi boca y el me miró con el ceño fruncido.
Me acerqué hasta Junpei y le dije que debíamos hablar con él, traté de ser lo mas cortes que pude para que no se asustara.
Pero un hombre, del cual no me había percatado de su existencia hasta ese momento, empezó a retarnos por interrumpir su charla. Realmente no se como manejar estas situaciones, puedo luchar contra una maldición sin sentir tanto miedo, pero no logro enfrentarme con una persona que me esté dando un sermón.
Para mi hermosa suerte, Itadori intervino, pero no de la mejor manera.
Le bajó los pantalones al hombre y salió corriendo lejos de ahí, a lo que el tipo avergonzado empezó a seguirlo.
En un segundo, ya no se veía rastro de ninguno de los dos.
Pensé que le tomaría un tiempo a mi compañero volver, pero en el momento en que esa idea cruzaba mi mente, una voz la interrumpió, precisamente en mi oído izquierdo.
—Volví— lo miré, estaba a muy pocos centímetros de mi rostro—. Ya no nos molestara más— sonrió de esa forma tan linda que hacía a mi corazón doler.
Pasó un brazo sobre mis hombros envolviéndome y se dirigió a Junpei.
—¿Ahora si podemos ir a charlar?.
—Por favor...— agregué al final, rogando que el chico no nos tomara por locos y se dignara a cooperar.
[...]
Itadori trataba de comunicarse con Ijichi, pero este no contestaba nuestras llamadas.
—No perdamos más tiempo, lo interroguemos nosotros— le dije mirando hacia el atardecer que amenazaba con caer más rápido de lo que yo esperaba.
Estábamos en una bajada de la calle. Cuanto mas pasaba el tiempo, el agua se iba convirtiendo en una laguna de fuego anaranjada.
—Lo llamare de nuevo...— a veces me sorprendía lo terco que podía llegar a ser Itadori.
Lo miré y me maldije por hacer eso.
El color naranja del atardecer caía sobre su rostro haciéndolo aún más hermoso, cada gesto que él hacía me apretaba más el corazón y no entendía por qué.
Jamás había experimentado esta sensación; instintivamente lo relacionaba con él, pero tal vez era un problema real y debería ir al médico.
—¡Ahgg, a la mierda, le preguntaremos nosotros!— gritó Itadori en señal de que nuestro supervisor no le contestaba.
Dejé de lado mis problemas cardíacos y me concentre en que a mi compañero no se le escapara alguna información de más.
Junpei negó las preguntas que Itadori le hizo acerca del incidente en el cine, pero yo no me quedé tan conforme. El chico me caía bien, hasta parecía una persona reservada y tranquila, en cierto punto me hizo acordar a mi.
Pero dentro mío, sabia que algo estaba ocultando. No quise interrumpir la animada charla que estaban teniendo los chicos acerca de películas gore, a si que me senté con ellos en un escalón de la bajada.
Itadori recargo su espalda contra mis piernas y se quedo ahí. Parecía como si ya se hubiera encariñado con mi cercanía.
Ellos hablaban animadamente y yo miraba tranquila el atardecer. Había pasado un mes desde que apareció "la cosa", calculando en mi mente me quedan seis días hasta que "eso" volviera a molestarme.
Pero hasta que ese día llegara, todavía podía disfrutar de un pacifico atardecer.
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Te Quiero || Itadori x Tú || EN EDICIÓN
FanfictionLa maldición que la atormenta, le obliga a huir permanentemente. Sasaki Sen, a tan solo sus quince años de edad, huye para sobrevivir, huye de su pasado. Un pasado terrorífico, que se le es recordado cada 7 de cada mes. El agotamiento, la monotonía...