La maldición que la atormenta, le obliga a huir permanentemente.
Sasaki Sen, a tan solo sus quince años de edad, huye para sobrevivir, huye de su pasado.
Un pasado terrorífico, que se le es recordado cada 7 de cada mes.
El agotamiento, la monotonía...
ARCHIVO: 31 de Octubre del 2018 a las 19:00 hs. aparece una cortina con un radio de unos 400m que se expande desde la tienda Toyoko del centro comercial Tokyu.
Estábamos en el salón de la escuela pasando el rato. Itadori insistía en que nos disfrazáramos para Halloween, por supuesto que Fushiguro se negó completamente y Nobara estaba deprimida porque no podría ir a ninguna fiesta.
—¿Qué sentido tiene disfrazarnos si no salimos a bailar?, ¿Crees que el maquillaje es gratis?— la castaña estaba tirada en el suelo alfombrado con su celular en mano, largando uno tras otro comentario negativo producto de su enfado.
Traté de convencer a Itadori de que ya era muy tarde para disfrazarnos, pero me interrumpió el sonido de una notificación en el celular. Todos habían recibido el mismo mensaje.
"Urgente. Dirigirse a la estación de Shibuya".
Ijichi les notificó a todos dónde debían ir, menos a mi. Lo que me extrañó demasiado a si que lo llamé.
—¿Qué debo hacer yo?
—Tienes que esperar las órdenes de Gojo— se oía nervioso, más de lo normal.
—Pero él ni siquiera me manda mensajes o me llama, ¿Cómo demonios voy a comunicarme con ese idiota?
—Lo siento Sen, debo ocuparme de otras cosas...
Me colgó dejándome con mas dudas de las que tenía.
—Acompáñanos hasta Shibuya, tal vez Gojo esté allá— me dijo Itadori sin soltarme la mano. Sabíamos que nos iban a separar en grupos, pero no quería pensarlo demasiado, para que no se hiciera realidad.
Corrimos hasta la estación, había un auto en la escuela, pero ninguno de nosotros sabía conducir.
Itadori y Nobara se separaron para ir cada uno con su grupo. Nobara estaba con el equipo Zenin, Itadori con Mei mei y Fushiguro con Nanami, decidí acompañar al pelinegro porque Ijichi estaba con ellos.
—Sen, cuídate mucho, no te esfuerces demasiado— Itadori comenzaba a decirme todas esas cosas para calmarme, pero él no sabía que realmente estaba tranquila por mi seguridad. Era él quién me preocupaba.
Estaríamos separados, no sabía por cuanto tiempo ni distancia, no quería irme de su lado. No quería que nada malo le pasara. Con todas mis fuerzas le di un abrazo y respiré su aroma, rogando que no fuera la última vez que lo hiciera. Me separé unos centímetros y junté nuestras frentes, lo miré a esos ojos oscuros y profundos, deseando perderme allí y no tener que alejarme.
—Itadori... volveré, a si que más te vale estar vivo cuando regrese.
Le di un corto pero fuerte beso y me alejé sin pensarlo dos veces.
Detrás de mi, Fushiguro me seguía hasta que me alcanzó.
[...]
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