Cap 22

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- ¡Ah! - salto de la cama. He escuchado un ruido horrible. 

Miro la hora. Las 4 A.M

Genial. 

Me acerco hacia el interruptor pero sigue sin haber luz. 

Me pregunto que habrá sido ese ruido.

Asomo la cabeza por la ventana. Sigue igual que hace unas horas. 

Vuelvo a la cama, pero antes apago la vela que acabo de encender para no provocar un incendio.

- Buenos días. - dice Julie. 

Me destapo y miro la ventana. Llueve normal. Enciendo la luz, por fin hay. 

- Buenos días. Menuda noche... - digo. 

- Tienes el pelo... como diría yo... fatal. 

Me miro en el espejo. Por dios. Parece una fregona.

- Ya, ya... Me voy a duchar en condiciones. - digo mientras me encierro en el baño. 

Cuando estoy vestida salgo a fuera. Está todo más embarrado de lo normal. 

- Hola.  escucho a Aidan. 

Está en la entrada. 

- Hola. - saludo con una sonrisa. - ¿Qué tal la noche? 

- Hemos pensado que vamos a intentar mudarnos a nuestra antigua casa. 

Me alegro por él.

- ¿En serio? ¡Eso es fantástico! Me alegro de que lo hayáis superado. - digo poniéndole una mano en el hombro. 

- Sí, y ha sido gracias a ti. Sin ti no hubiera tenido la fuerza suficiente. Estando contigo, he visto como, después de todo lo que has pasado, sigues en pie y feliz. 

Se me humedecen los ojos. 

- Eso me lo enseñaste tú. 

- Tienes un buen profesor. - ríe. 

- Oye, sobre lo de la casa... Quería que vinieras a verla y conocer a mi padre. Está trasladando las cosas. - dice. 

- Me encantaría. - digo feliz. 

Quiero ver donde vivía de niño. 

- Es aquí. - indica cuando bajamos del coche.

Es una casa enorme. Parece más bien una mansión. Es preciosa. Está recubierta de madera de roble. 

- Es preciosa. - digo. 

- Sabía que te gustaría. - sonríe tierno. 

- ¿Dónde está tu padre? - pregunto. 

- Se ha ido a por cosas al barco. 

Entramos en la casa. 

En cuanto abre la puerta veo el salón. Es bastante grande, tiene los sofás cubiertos con una tela y las mesas tienen algo de polvo. 

A medida que nos adentramos voy pasando mis dedos por los objetos. Las paredes son cálidas y están adornadas de cuadros en los que sale Aidan de niño. Me quedo mirando uno en el que sale con un miniparaguas en el barco, más nuevo por aquel entonces. También salen sus padres. Su padre es alto, moreno y su madre, es pelinegra y tiene los ojos de Aidan. Verdes como esmeraldas. Es igual que su madre. 

Aidan se da cuenta de que estoy observando el cuadro. Se pone tenso al mirarlo. 

- Eras muy mono ¿sabes? 

Se ríe. 

Me arrastra hasta un ventanal con las cortinas cubiertas. 

- Quiero que veas esto. - dice abriendo las cortinas. 

En cuanto entra la luz, un jardín se posiciona frente a mi vista. 

Es un jardín con vistas a las montañas. 

- Es precioso. Ojalá viviera aquí. 

- Puedes venir siempre que quieras. - dice abrazándome por detrás. 

Me coge de la mano y volvemos a entrar en su casa. 

Ahora veo una cosa que antes no había visto.

Un tocadiscos. 

- Era de mi madre. - dice. 

Paso los dedos por la superficie del objeto. 

- Hay discos, de pequeño, mi madre les escuchaba conmigo. - dice señalando una caja polvorienta. 

- ¿Puedo? 

- Claro.

Cojo un disco. Look after you de The Fray

Lo pongo en la plataforma y bajo el pincho. 

La música empieza a sonar. 

- ¿Bailamos? - propone. 

Sin contestarle le cojo las muñecas y salimos al jardín.

Coloca las manos en mi cintura y yo las enredo alrededor de su cuello. 

Gotas de lluvia empiezan a mojarnos. 

- Me gusta estar aquí, contigo. - digo.

- A mi también. - dice posando sus labios sobre los míos. 

En cuanto acaba la canción, sale corriendo y pone otra. 

- If the world was ending de Julia Michaels. A mi madre le encantaba. 

Seguimos bailando hasta que llega su padre y me le presenta. 

- Papá, esta es Katherine. 

- Encantado. - dice estrechándome la mano. 

Hablamos durante un rato y Aidan me propone ir a ver su antiguo cuarto. 

Subimos al piso de arriba, es enorme y la escalera parece de un castillo. 

- Es esa puerta. - dice señalando. 

La abro y veo una cama y un montón de pósters.

- Es de cuando era adolescente. 

Me río. Tiene pósters de bandas de música y de películas. 

Las sábanas de la cama son negras con rayos. 

- Tenías muy buen gusto. - río. 

- JA.JA. 

Al final acaba riéndose de verdad. 

- La vas a decorar ¿no?

- Sí. Voy a cambiarla a mi estilo de ahora. 

Salimos de su habitación y veo una puerta cerrada al fondo del pasillo. Sé que era de su madre. 

- Es un estudio de música. - dice al verme mirar. 

- Otro día, cuando esté preparado, te lo enseño. 

- No sabes lo orgullosa que estoy de que por fin los dos hayáis superado lo que os retenía en el barco. 

Me abraza. 

- No sé que haría sin ti. 

- Ser un aburrido. 

Nos reímos. 

Lo que moja la lluvia #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora