Mori había llegado al ligar donde sentía el olor de su alfa. Era una escena horrible, cubrió con su palma los ojos de Kwan.
Ilpyo estaba herido y con poca consciencia. Sus cabellos seguían blancos y lo veía semi lucido, mostrando preocupación.
El rey volteó a verlo con el rostro serio, como si no hubiera podido adivinar que el rey mono llegaría corriendo a salvar al zorro. Bueno, aunque es predecible que no hubiera llegado, uno pensaría que evitaría arriesgar a su cachorro.
— ¡Rey! — grito furioso el castaño.
El pequeño bebé reía divertido ante el grito de su madre. Kwan fue arrebatado por el anciano.
— ruyi, expándete — ordeno el omega.
La columna creció y propino un golpe al anciano, pero el anciano lo bloqueo y envió a un par de planetas para aplastar ala pequeña alimaña que era Mori Jin.
Mori se preocupó mesuradamente por Kwan, pero la túnica del dragón lo protegía exitosamente. Destruyo el par de planetas en un intento de llegar al anciano. El hombre le propino unos golpes y envió a sus nefilins.
— Muere — sentencio el anciano mientras dejaba a Mori a merced del par de gigantes.
— Autodestrucción — murmuro el rey mientras se largaba por el portal y se llevaba entre sus brazos a su pequeño cachorro.
El único consuelo de Mori fue que Ilpyo dejara extrañamente la esfera del zorro ala deriva.
...
Lágrimas caían por el rostro de Mori, su rostro desfigurado por la agonía de haber perdido a su bebé fue suficiente para ahogarlo en desesperación. Sus colmillos perforaron sus suaves y mullidos labios, el sabor metálico en su boca no lo consoló, ni el dolor fue suficiente para opacar al que su corazón sentía.
*blaf. Su mejilla se encontraba roja al darse una bofetada el mismo. Se limpió las lágrimas bruscamente.
- No es tiempo de llorar - se dijo así mismo tembloroso, tratando de recuperar su compostura.
Primero tenía que encontrar a Ilpyo para salir de aquí y encontrar a su bebé. Apretó los dientes en un acto de rabia, el crujir de los incisivos era lo único que Mori podía escuchar.
Sin perder tiempo siguió el rastro de Ilpyo, agradecía profundamente haber sido marcado en esos momentos. La marca de apareamiento era como un seguro que le garantizaba que Ilpyo seguía con vida. Pero llegó un punto en que la energía se perdió.
Entre el suelo diviso a una especie de robot con cabeza de oso con casco de astronauta.
De un salto delicado y preciso bajo de la nube voladora, se acercó al ser humanoide y lo tomo del cuello de su ropa.
- ¿Has visto a un gigante blanco? - demando saber desesperado mientras zangoloteaba al pobre ser.
- Se lo llevaron al rascacielos.
- ¿Dónde es eso? - demando saber enojado el castaño, fulminando con la mirada al pobre oso humanoide.
- No te voy a decir.
Mori lo aventó y se asomó por un cráter o pozo de agua cristalina, tomo aire profundamente.
- ¡Ilpyo! - grito desgarrador, la desesperación se sentía con solo escucharlo.
No hubo respuesta.
- Mierda - musito en un grito ahogado, se trabó en su garganta, las lágrimas amenazaban volver a caer por sus ojos.
Por instinto y para desahogarse, Mori golpeo el suelo, provocando un pequeño cráter.
- Está demasiado profundo, tendré que entrar - dijo con decisión en su mirada y palabras.
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El más hermoso omega
RandomJin Mori ha sido educado por su abuelo para hacer lo que quiera, entrenado en retaikweando para lograrlo. Nunca se ha preguntado por su segundo género al ser criado por un beta. Pero algo cambio al conocer a Ilpyo.