Capítulo 13

173 17 5
                                    

El guardia estaba empezando a abrir la puerta, y Mori miraba impaciente, moviendo su pie derecho de arriba a abajo, sin despegar su mirada del ser de 4 brazos. La esfera se encendió y Mira, Daewi y Hui aparecían en ella, un poco opaca la imagen pero podía reconocerlos.

- ¡Mira, Daewi, Me escuchan!.

Mori había sacudido con desesperación la esfera y no dejaba de gritar desesperado.

- Tendrás que mejorar para vencer al rey ...

Era la voz del maldito de Mujin Park.

- ¡No, no puedes vencer al rey! Además, tiene a mi bebé! - Grito desesperado y asustado Mori.

La comunicación se cortó.

Lágrimas caían por los lindos ojos de Mori, había miedo en aquellos rubíes que miraban fúricos (ala de nuevo) blanca esfera del zorro.

- ¡No pelees con él!.

-¡No puedes con él!.

 Mori soltó un puñetazo al suelo que lo partió y creo un cráter. La impotencia lo comía vivo, lágrimas de frustración se veían en sus ojos. El sonido del rechinar de los dientes de Mori junto con la mirada de muerte que poseía le daban un aspecto intimidante al fuerte omega.

Con determinación cruzo la imponente puerta hacia el siguiente piso. No dudaría en hacer pagar al emperador de jade.

...

Mori miraba con total desconcierto lo que sería el séptimo piso del rascacielos. Un lugar de tonalidades rosadas y aspecto irreal y deforme. Era un lugar que quizás inventaría si estuviera drogado o le dieran un buen golpe en la cabeza. La esfera morada que parecía tener cuernos apareció frente a él, aunque con un tamaño mayor al de antes.

- Oye, no seas tan duro con él - regaño Mori apartando de un empujón al monstruo de 4 brazos que casi era decapitado por la esfera.

Parecía un buen chico, al menos fue amable y respetuoso con él.

- Solo quiero saber si paso un gigante blanco y un flacucho como yo - menciono impaciente.

La esfera no respondió y se dedicó a enviar ataques que Mori esquivaba con elegancia y rapidez. Cuando la esfera pareció dejar de mandar ataques, Mori se encontraba algo mareado y tratando de estabilizarse, golpeo ala esfera y la mando a volar.

Aunque regreso de nuevo, acompañado de forma diminutas del mismo. Mori podría jurar que no le dirá nada porque muy probablemente allá lastimado el orgullo de la esfera morada.

Las pequeñas copias se dispersaron llenando todo el territorio visible, se deformaron y desplegaron algo parecido a púas de su cuerpo. Mori solo tuvo que colocar ruyi enfrente y bloquear los ataques, no era difícil, ni tenían la potencia que las patadas de Ilpyo como para considerarlos letales.

- Solo quiero saber ¿has visto a un gigante?, y ¿por dónde se fue? - su tono era serio e incluso irritado.

No hubo reacción de parte de la esfera, y al no tener respuesta. Mori enfureció y dejo caer a ruyi sobre una de las esferas moradas.

- Tú te lo buscaste - farfullo molesto Mori mientras levantaba el puño al cielo.

- Golpeen, truenos.

Poderosos rayos se repartieron entre los seres pequeños y morados, los cuales desaparecían dejando una nube rosada en su lugar.

- No tengo tiempo suficiente para jugar - farfullo nuevamente entre dientes el castaño.

Ser madre es tan estresante, se dijo así mismo Mori mientras esperaba que lo guiaran ala siguiente puerta.

Aunque también es lindo, siempre que recuerda el nacimiento de Kwan una sonrisa se asoma por sus labios. Como el legendario Rey mono tuvo muchas peleas y heridas fatales, y el sabor de la victoria nunca le aburrió, pero Kwan no puede compararse con ningún arma u objeto divino que allá ganado en el pasado. Y el parto fue algo horrible y doloroso, además de angustiante por saber como estaría el cachorro.

El más hermoso omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora