Capítulo final

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Esto sucedió cuando Kwan ya tenía 10 años, eran vacaciones de invierno. La suave nieve caía y brindaba un ambiente navideño.

Estaban en la sala de estar, Kwan estaba emocionado y jugaba con su mochila. Su abuelo lo va a venir a buscar para pasar las vacaciones con él en la montaña, podrían entrenar mucho tiempo sin que su mamá esté al pendiente de él.

Aunque cuando Kwan logro convencer a Mori el omega le había hecho prometer que llevaría un botiquín de primeros auxilios, y que uno de los zorro de Hojosa lo acompañará. Kwan había accedido a regañadientes, hace unos meses había tenido su primer celo y se había presentado como un alfa.

A pesar de el pequeño alfa ya había crecido y ya no era más el cachorro que alguna vez fue, Mori no podía evitar verlo como aquel bebé que se robaron una tarde. Y ese mismo pensamiento le estrujaba el pecho.

— Vamos mamá, el abuelo no tardará en llegar a buscarme — menciono energético Kwan terminando de guardar un poco de comida para el viaje en metro.

— Ya lo sé, ve a despedirte de tu padre — termino diciendo suavemente Mori mientras se ponía sus tenis para salir.

Kwan dejó su mochila con Mori y salió disparado a despertar a Ilpyo, el cuál disfrutaba de poder dormir hasta tarde en la suave y caliente cama matrimonial. Hasta que el golpe seco de un peso extra cayó en su abdomen, despertandolo de golpe.

— ¡Ya me voy papá! — avisó con un energético alarido el menor de los Park.

Ilpyo tardo un par de minutos en terminar de despertarse, olisqueo suavemente a su hijo y le brindo un beso en la frente.

— Está bien, te veré en 3 semanas — despidió cariñosamente el alfa mayor.

— Si, pero ya no soy un bebé para que me des besos así — recriminó Kwan mientras se arrastraba fuera de la cama.

— Pero no te veo diciéndole lo mismo a tu mamá — burló Ilpyo más despierto.

El pequeño alfa se sonrojo y le saco la lengua a su padre, huyendo avergonzado de la mirada zorruna y divertida de su padre. Ilpyo soltó una ligera risa mientras se levantaba de la cama.

Kwan llegó a lado de Mori y comenzó a ponerse sus tenis, tomo su mochila y siguió entusiasmado a su madre que lo esperaba en la puerta.

...

Cuando Mori regreso lo hizo con una mirada nostálgica y dramática. Ilpyo estaba preparando el desayuno con una sonrisa y el protector aroma del alfa hizo sonreír a Mori.

— Ya llegué — dijo alegremente Mori asomándose por la entrada de la cocina.

— Ayúdame a llevar esto — señaló Ilpyo apagando la estufa y dejando el par de platos con panqueques en las manos de Mori.

Se sentaron y el desayuno comenzó, aunque cada que Mori volteaba y veía el lugar en el que habitualmente estaría sentado Kwan con las mejillas manchadas de jarabe de maple. Solo es el primer desayuno y Mori ya extraña a su pequeño cachorro.

— Cariño, ¿Qué tienes?.

Mori volteo a ver a Ilpyo, con esa mirada triste que pocas veces se podía ver en el risueño castaño.

— Extraño a Kwan, pero yo sé que estará bien con el abuelo y que aprenderá mucho y yo .....

Ilpyo interrumpió el posible monólogo de Mori con un beso caliente, de lenguas húmedas bailando entre si. Mori soltó un suave gemido y envolví sus brazos al rededor del cuello de Ilpyo. Al separarse había una sonrisa depredadora, como si supiera que era su momento.

El más hermoso omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora