44. El Sol y Su Luna

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Después de meses de tener unos ⅔ de este capítulo en borradores, finalmente llegó el día...

Este capítulo está dedicado a Markeloode!

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44. El Sol y Su Luna

Los recuerdos que alejó por tanto tiempo regresaron a ella, el amor que ella había tenido a cada uno se había convertido en dolor...

. . .

[5 años atrás...]

"Heli!"

La jóven Helisto levantó su mirada esmeralda, encontrándose con otra de plata. Una brillante sonrisa se posó de inmediato en su rostro, llendo inmediatamente a abrazar a la otra persona, "Yuki!"

Yuki la recibió gustosamente, envolviendo sus brazos alrededor de Helisto.

Ambas niñas rieron, dando un par de vueltas antes de finalmente soltarse.

Algunos niños se les quedaron viendo raro, los que las conocían solo rodaron los ojos y siguieron con su camino.
Eso era algo de siempre. Cada mañana de escuela, ambas actuaban como sí no se hubieran visto en 100 años, a pesar de que se hubieran visto hace menos de 24 horas.

Entre risas y plática, ambas fueron juntas a clases tomadas de la mano, como siempre lo hacían.

"Oh, Yuki!" La mencionada miró a Helisto con atención, quien le dió una sonrisa que pudo haber iluminado la noche más oscura, "Tus ojos son hermosos!"

Las mejillas de la más pálida se iluminaron en carmín, sus labios se curvaron en una sonrisa, y apretó ligeramente su agarre en la mano contraria, "...Siempre lo dices."

Yuki casi tuvo que morderse la lengua para evitar negar aquello, ya sabía lo que pasaría sí lo hacía. No podía ganar esa discusión, jamás pudo.

Sus ojos, de un gris tan pálido que podría fácilmente pasar por blanco, los odiaba. Desde que obtuvo su quirk, los habían usado para burlarse de ella, decían que eran feos y la hacían parecer una ciega.

Y en cuánto Helisto se había dado cuanta de eso, empezó a decirle que sus ojos eran hermosos, cada día en el que se veían sin falta alguna.

"No les hagas caso, esos niños deben tener algún tipo de daño cerebral... Tus ojos son hermosos, como una perla o la misma luna!"

Yuki sonrió ante el recuerdo, el día en que inicio esa tradición.

Su corazón latía con fuerza en su pecho y, por un momento, Yuki se preocupó por qué Helisto lo oyera.

No podían culparla por ese sentimiento que fué creciendo con el tiempo... Ella no tenía control sobre el.

No había sido a propósito, claro, pero su corazón había sido robado... Aunqué eso no la molestó para nada.

Al contrario, una parte de ella sintió que era correcto: sí esos sentimientos no aparecían por alguien como Helisto, alguna vez lo harían?

Dudaba que lo hicieran, sí ese fuera el casó. Helisto era cómo el mismísimo sol: siempre brillante y cálido...

Hija del Sol || BnhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora