Capítulo 3

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Fire on fire would normally kill us
But this much desire, together, we're winners...



Alec subió las escaleras casi corriendo hacía el loft de Magnus, solo deteniéndose al llegar a la puerta. Sus manos temblaban, una hora golpeando la bolsa de box no había ayudado para hacerle olvidar la primera reunión del Consejo de Subterráneos. Así que aquí estaba, buscando algo, una... distracción. Solo esperaba que Magnus estuviera dispuesto a dársela.

¿A quien engañaba? Estaba desesperado por ver a Magnus. La reunión esa mañana había sido una tortura, fallando miserablemente por no mirar las manos y los labios del brujo. Por no imaginarlo lamiéndole y apretándole.

Las otras veces había sucedido por una combinación de estrés y liberación sexual, pero esta vez, Alec tenía otras razones para estar ahí. No por asuntos de la clave, no por asuntos subterráneos, solo por la desesperante necesidad del brujo. No había excusas. Había ido con el único propósito de que el brujo le follara de nuevo.

Antes de que pudiera pensar más las cosas, tocó la puerta. De nuevo, esta se abrió, y Magnus le recibió en medio de la sala, ahora con un Martini.

– ¿Qué puedo hacer por ti, Lightwood? – preguntó como si nada.

Un millón de respuestas pasaron por la mente de Alec, algunas sarcásticas, otras profesionales, pero simplemente dijo. – Fóllame. –

Magnus solo le veía, admirándole. El brujo vestía aun impecablemente como en la junta. Después de unos momentos finalmente respondió.

– No. –

La negación golpeó a Alec. Magnus solo se giró y se dejó caer en una silla, cruzando una pierna sobre la otra.

– ¿Qué? ¡¿Por qué no?! – Alec demandó, entrando a la sala. Había imaginado un montón de escenarios, pero en ninguno Magnus le decía que no.

– Porque estás distraído, – Magnus explicó.

– Bueno, ¡si! – Alec contestó indignado. – Luke trató de asesinar a Valentine, tuve que encerrarlo en una celda hasta que se tranquilizó. No logro hacer que los subterráneos confíen en mi, así que si, estoy algo distraído, maldita sea. Y necesito algo que me distraiga de... esas distracciones. –

– Lightwood, me temo que soy un ser bastante egoísta y envidioso, – Magnus comenzó. Alec sabía que eso no era verdad, viendo como Magnus nunca dudaba en ayudar a los que lo necesitaban. – Cuando follo a alguien, quiero su completa atención en mi, toda en mi. No quiero su mente en otra cosa. –

– Bueno pues ese es el principal problema, Bane, ¡mi mente siempre está pensando en ti! – Alec gritó. – ¡Pienso en ti todo el maldito tiempo! Desde que entraste a mi oficina, pienso en ti constantemente. En las reuniones, pienso en tu maldita voz ordenándome que te la chupe. Tu mano en mi garganta, cuando peleo con demonios. Cuando estoy comiendo, pienso en tu polla penetrándome, en tu sabor. No puedo sacarte de mi mente. Es como si me hubieras hechizado de alguna forma, –

Alec sonaba desesperado, el estrés de los últimos días, combinado con el deseo por el hombre delante de él le había dejado frito el cerebro.

– No te he hechizado, eso puedo prometerlo, – Magnus tomó un trago de su Martini. – Pero mientras estés preocupado y pensando en Luke, Valentine, la Clave y los subterráneos, no pienso tocarte. –

– Bien, me iré. Siento haberte molestado tan tarde, – Alec se sintió rechazado. Se dio la vuelta, para salir por la puerta.

– Dije que no te iba a tocar mientras estés preocupado, – Magnus le llamó, haciendo que Alec se girara, viéndole confundido. – No dije que te fueras. –

Deseo (Malec +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora