Capítulo 17

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Durante los días siguientes, rescataron a Clary de Jonathan. Todo parecía ir bien. Clary volvió al Instituto, Jace se mantenía fuera de problemas. Isabelle pasaba demasiado tiempo con Simon, lo cual preocupaba a Alec. Sabía que Simon era un buen chico, pero aun así, Isabelle era su hermana pequeña.

Y con todos distraídos, era bastante fácil escaparse de vez en cuando del Instituto. No descuidaba su trabajo, pero nunca podía sacar esos ojos de gato y esa piel morena de su mente.

Era imposible negar que sus sentimientos por Magnus no hacían otra cosa que crecer. Y eso le ponía más nervioso que una horda de demonios. Aun seguían explorando su relación, después de todo.

Era mucho más que solo sexo. Alec amaba las cenas en el sofá de Magnus, entrelazados en uno con el otro, amaba los intentos ridículos de Magnus por educarle en la cinematografía mundana, sus horribles shows. Aunque amaba como después de un rato Magnus le besaba y le apretaba contra su cuerpo, olvidando completamente lo que estaban viendo.

Amaba cada momento que pasaba con Magnus, aunque fuera una simple cena, unos minutos en el Instituto, una rápida follada contra el colchón. Amaba cada segundo que pasaba con el brujo. Cada mañana que despertaba a su lado. amaba acariciar su cuerpo cada mañana, la piel canela y suave que le volvía loco.

– No empieces nada que no vas a terminar, – Magnus murmuró, ese día, con voz ronca.

– No se de que hablas, – Alec sonrió, acariciando el brazo de Magnus.

– Ven acá, – Magnus le dijo, lanzándolo contra la cama, y poniéndose encima de él para besarle. Alec dejó que la lengua saqueara su boca. Amaba el sexo con Magnus, pero en las mañanas, Magnus siempre era más cariñoso, acariciándole más y besándole con más suavidad su piel. En las mañanas, Magnus siempre calentaba su corazón, haciendo que Alec imaginara que Magnus comenzaba a sentir las mismas cosas que él.

– Así me encanta tenerte, sabes, – Magnus susurró, arremetiendo su polla contra la de Alec, mientras le besaba los labios. – Relajado, caliente y abriendo las piernas para mi. Harías todo lo que yo te pida, ¿cierto? –

– Sabes que si, – Alec contestó sin aliento.

– ¿Lo que sea? – Magnus preguntó, mordiéndole los labios.

– Lo que quieras, bebé. –

– Quiero que me folles, – Magnus le dijo, mordiéndole el cuello. – Quiero que me muestres todo lo que te he enseñado. Quiero que me hagas sentir tan bien como yo te hago sentir. –

Alec le miró sorprendido. – Mierda... ¿De verdad? –

– Quiero que me abras con esos largos dedos tuyos, amor. Quiero que me folles con esa gran polla, que me hagas correrme... –

Alec le calló con un duro beso, tomándole del cabello. Su polla ya estaba completamente dura. – Me vuelves loco, – le susurró. – Ponte de rodillas, bebé. –

– Me gusta cuando tomas el control, – Magnus dijo, con los ojos llenos de lujuria.

Alec sintió la confianza crecer dentro de él. Tomó a Magnus de las caderas y comenzó a restregar su miembro contra el culo de Magnus. – Te voy a romper, ¿eso es lo que quieres escuchar? – le susurró, al oído, cuando Magnus arqueó la espalda. – Te voy a hacer que te corras tan fuerte. –

– Estás haciendo muchas promesas...–

Sin pensarlo, Alec golpeó el culo de Magnus, haciendo que este jadeara. – Estela, – ordenó. Magnus le miró, pero la hizo aparecer. Rápidamente, Alec activó la runa de resistencia, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. – Lubricante, –

Deseo (Malec +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora