Capítulo 5

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Alec llegó al departamento de Magnus lleno de nervios. Su mente no dejaba de recordar lo que su padre le había dicho sobre la Espada Moral, que Valentine la tenía y que Valentine estaba libre. Y que no le podía decir a nadie.

Alec sabía que eso podía desatar el caos en el Submundo. Las vidas de todos estaban en peligro, y los únicos a culpar era la Clave. Intentó calmarse antes de tocar la puerta, algo que parecía imposible. Todo lo que quería era entrar a ese departamento y que lo follaran hasta hacerle olvidar.

A la mierda. No es como que me vaya a echar.

Alec tocó la puerta. Como siempre, esta se abrió. No pudo ni decir nada, cuando Magnus le tomó de la chaqueta y le empujo al interior. Alec casi tropieza, cuando Magnus le estrelló contra la puerta.

– ¿Dónde esta tu estela, cazador? – el brujo demandó.

– ¿Mi qué? ¿mi estela?... en ... en mi bolsillo, ¿Por? – preguntó, sin aliento, con Magnus presionado contra él. Magnus la tomó y se la pasó a Alec.

– La runa de resistencia. Actívala, – le murmuró al oído, pasando los dientes por la runa en el cuello.

Los dedos de Alec temblaron, cuando dibujó la runa en su abdomen, sintiendo la adrenalina en sus venas, y electricidad cuando el brujo pasó sus uñas por ella.

– ¿Qué... mierda? – El cerebro de Alec se apagó, cuando Magnus se dejó caer frente a él, desabotonando sus pantalones, sacando su polla y metiéndosela a la boca, en un rápido movimiento.

Alec dejó caer su cabeza contra la pared, jadeando al sentir su polla dentro de la boca de Magnus. No entendía porque Magnus no usaba magia para acelerar las cosas, y quitarle la ropa.

No pasaron más de cinco minutos cuando Alec se corrió en la boca de Magnus. Alec se sentía como si hubiera corrido un maratón.

– ¿Qué mierda? – dijo finalmente, cuando Magnus sacó su miembro de su boca y se paró, para ver a Alec a los ojos.

– Te chupé la polla, Lightwood, que tiene, – Magnus le dijo, antes de capturar los labios de Alec entre los suyos. Alec le tomó de las caderas, al sentir la lengua de Magnus dentro de su boca.

– Lo sé, pero ¿Qué mierda? – Alec repitió, cuando Magnus se separó, mordiendo el labio de Alec.

– Ven, – Magnus le dijo, caminando hacía dentro del departamento. Alec le siguió sin mirar otra cosa que a Magnus.

– ¿Es... tu habitación? – finalmente Alec se dio cuenta de su alrededor. Habían follado por casi todas las superficies del departamento, pero por alguna razón, la habitación de Magnus siempre había estado fuera de límites. Magnus nunca le había llevado y Alec nunca había preguntado por qué.

– Lo es, – Magnus confirmó, como si no fuera nada. Alec miró el lugar, las pinturas en la pared, la dorada cama. No era lo que había esperado, pero era perfecta. – Creo que lo mejor será tener una cama para lo que he planeado. – añadió, quitándole la chaqueta a Alec.

– ¿Y que has planeado? – Alec preguntó sonrojado, suavemente, mirando al brujo.

Magnus sonrió malvadamente, haciendo que Alec temblara. – Estás usando demasiada ropa como para explicarte. –

– Eso es sencillo de solucionar, – Alec murmuró, mientras Magnus comenzaba a quitarle la camisa.

Magnus sonrió, abriendo la camisa y acariciando los pezones de Alec. Pasó sus uñas por todo su abdomen, haciéndole temblar, de forma lenta, algo distinto a sus anteriores encuentros. Alec no entendía que pasaba, pero le encantaba.

Deseo (Malec +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora