Capítulo 16

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La tarde pasó demasiado lento, agonizantemente. Con el plug dentro de él, se encontraba demasiado distraído. No dejaba de ver a Magnus y apretar sus músculos, haciéndole temblar. Isabelle terminó echándoles al darse cuenta qué ninguno de los dos prestaba realmente atención al asunto.

Finalmente, Magnus conjuró un portal, pero Alec miró con confusión el edificio al que le llevó.

– Este no es tu departamento, – Alec notó, viendo alrededor.

– Tus habilidades de observación me asombran, Alexander, – Magnus comentó, sonriendo. – Es un lindo día, pensé que caminar unas cuantas cuadras nos haría bien. –

– ¿Quieres caminar? – Alec le miró, incrédulo.

– Si. ¿Tienes algún problema con eso? –

Magnus le miraba con aire inocente. Alec chasqueó los dedos, y le tomó de las solapas de la chaqueta, para estrellarle contra la pared de uno de los callejones.

– Me enterraste este maldito plug desde hace horas, llevo horas duro, Magnus, – su voz sonaba desesperada. – Te quiero dentro de mi, ahora. –

– Te estás volviendo muy demandante, cazador, – Magnus murmuró, agarrándole de la cintura.

– ¡Si! ¡Porque quiero que me folles! –

Magnus le presionó contra la pared, y Alec jadeó al sentir el contacto de la pared contra su trasero con el plug. Magnus le besó de forma sucia, metiendo su lengua en su boca, y mordiéndole sin control. Deslizó su pierna entre las piernas de Alec, y apretó su polla.

– Te voy a follar, cariño, – Magnus le prometió. – Cuando lleguemos al departamento. Por ahora, quiero caminar contigo un rato. Presumirte. Quiero que todos en Brooklyn sepan que ese hermoso agujero tan lleno de mi, me pertenece. Quiero que sepan que soy el único que te puede follar. –

– Magnus...–

– Siete cuadras, amor, – Magnus le susurró al oído, apretando su polla sobre le pantalón. – Siete cuadras y después te follaré hasta romperte. –

– Te odio, – Alec se quejó.

Magnus sonrió, besándole. – No, no lo haces, – se alejó de él y le estiró la mano. – Camina conmigo, Alexander. –

Alec fue incapaz de negarse. Quejándose, tomó la mano del brujo y entrelazó sus dedos. Fue bastante sorprendente lo mucho que disfrutó caminar de la mano de Magnus. Llevaban cinco cuadras a penas, cuando se detuvo para observar una calle.

– ¿Alexander? –

– ¿Qué es eso? – Alec preguntó, tomándole de la mano, y llevándole a través de una calle, hasta detenerse frente a una estructura de metal con las letras "LOVE", acompañadas de un corazón, y llenas de cientos de candados. – Eso. –

– Oh, olvide que eso estaba ahí, – masculló Magnus. – Es como la versión de Nueva York del Puente de las Artes en Paris. La gente pone candados en ese puente como una analogía a su amor eterno. –

– Este no es un puente, – Alec dijo, acariciando un pequeño espacio vacío dentro del corazón. –

– Mejor, supongo. Los candados fueron quitados después de un tiempo porque el peso estaba destruyendo el puente, – Magnus le explicó a Alec.

– Tiene sentido, –

Magnus miró el anhelo en la mirada de Alec, y le besó el cuello. – Pareciera que quieres un candado, Alexander, – le murmuró. Alec se sonrojó, definitivamente quería hacerlo, pero le daba miedo admitirlo. Pero ahí estaban, intentándolo.

Deseo (Malec +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora