Capítulo 14

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Alec abrió los ojos, sin poder creerlo. – ¿Cómo...?–

Magnus le sonrió, sentándose sobre el regazo de Alec, enrollando sus piernas en él. – Te extrañé, – Magnus murmuró, sobre los labios de Alec.

– Estás aquí, – Alec dijo, estúpidamente, tomando al brujo de las caderas. Pero sabía que no.

– Mi Alec, – Magnus susurró, cerrando la distancia para besarle suavemente. Alec atrapó la boca de Magnus a medio camino, sintiendo como de repente el mundo recuperaba su color al besar a Magnus. – Amo tus labios, Alexander. Son perfectos...–

No puedo respirar. – Ya me lo habías dicho antes, – Alec murmuró, jadeando al sentir la mano de Magnus sobre su miembro descubierto. – ¿Qué...?–

– Normalmente no soy el de abajo, pero por ti...– Magnus soltó un gemido, al sentir como la polla de Alec se enterraba en él.

– Mierda, Magnus, – Alec mordió su labio, sintiendo como su miembro entraba dentro de Magnus, tan perfecto y lento. – Estás tan apretado, bebé. – Esto no es real.

– Solo para ti, mi amor, – el brujo le dijo, sin aliento, tomándole de las manos y comenzando a mover su cadera. – Soy todo tuyo, amor...–

Nunca le vería de nuevo.

– Magnus...–





Un golpe de dolor hizo que Alec volviera a la conciencia. Tosió en busca de aire, sintiendo el sabor metálico de sangre en su boca. Su pecho se sentía pesado y su corazón latía a gran velocidad.

– ¡Alec! Alec, vamos, quédate conmigo...– sintió una mano en su pecho, unos dedos temblorosos, y otra mano acariciando su cabello. Alec luchó por abrir los ojos, pero el dolor no le permitía hacerlo. – Vamos, Alec. Mírame. No te atrevas a dejarme, ¡Alec! –

– No... no eres real, – Alec masculló, a través del dolor.

– Estoy aquí, Alexander. Mírame. –

Su mano herida logró alzarse para tocar el fuerte brazo, y sus ojos se abrieron un poco. – Estás aquí. – dijo, asombrado, logrando ver al brujo.

– Estoy aquí, cariño. Estoy aquí, – Magnus murmuró, con voz temblorosa, limpiando la sangre del rostro de Alec. – Te voy a ayudar. Solo necesito que aguantes un poco más, ¿okey? –

– ¿Cómo...?– Alec luchó por aire, tosiendo sangre.

– Shh, esta bien. Solo aguanta. Te voy a sacar de aquí, – Magnus insistió, con su palma aun sobre el pecho de Alec, y sacando su teléfono con la otra.

– ¡Alec! – Jace apareció a su lado, con lágrimas en sus ojos. – Alec... lo siento tanto. No quería...–

– No eras tu, – Alec jadeó, sintiendo como su visión se volvía de nuevo borrosa. Jace sacó su estela y rápidamente dibujó un Iratze en Alec.

– Magnus, por favor, sálvale, – Jace suplicó.

– Ese es el plan, pero necesito llevarle a mi departamento, – Magnus respondió, guardando su teléfono. – Necesito mis pociones e ingredientes. Ahí también me espera Catarina. –

– ¿No puedes hacerlo aquí? – Jace demandó, lleno de agonía.

– Cazador, si pudiera, ya lo hubiera echo, – Magnus soltó, aun usando su magia en el pecho de Alec, quien cada vez le costaba más respirar. – Ahora, quítate para que pueda hacer un portal a casa. –

Deseo (Malec +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora