A mitad del camino hasta el claro Drignit notaba que Tigerpaw y Lionpaw guardaban una expresión de duelo y tristeza en sus rostros, ella quiere ayudarlos pero no sabe como preguntarles sobre eso; la leoparda de las nieves se acercó al aprendiz asiático y le pregunto:
- ¿No falta mucho para llegar? ¿o sí Tigerpaw? Y... Lamento, haber te atacado antes.
- Está bien, solo tenemos que dar como unos, 17 pasos de chacal y listo, ah...
- Song. - contestó la leoparda al aprendiz mientras se medio inclinaba y le sonreía. - Tigerpaw ¿De dónde eres?
- De esté bosque, en los Territorios del Oeste. - Le contestó Tigerpaw a Song. - y Lionpaw en los territorios del Sur.
- ¿Entonces, tu hermano te visita a veces? - Preguntó Abril algo extrañada de que los dos vivan en lugares diferentes y que no tuvieran ningún parecido.
- No, no somos hermanos, nos decimos así porque sabemos lo que piensa el otro. Desde que fuimos cachorros éramos los mejores amigos; cuando mi mentor, él de Tigerpaw y yo notamos que entrenaba solo en una montaña, empezamos a entrenar con él, entendí que Tigerpaw necesitaba ayuda fraternal, así que, nos volvimos inseparables y nos juramos protegernos mutuamente como hermanos. - Explico Lionpaw.
Pasando por un sendero escucharon claramente una ligera conversación en el otro lado de la montaña, todos fueron corriendo al lugar donde se escuchaban las voces, cuidando de no pisar una piedra suelta y caer al vacío. Ya al pie de la montaña, todos vieron asombrados y dolidos de ver: un poblado, o lo que quedaba de el, estaba echo ruinas y árboles con barro encima de lo que parecían ser casas, un grupo de personas cuidando a doscientos mujeres y hombres, miles de mayores de edad, y tristemente, mil ochenta niños, bebés y adolescentes siendo atendidos por el grupo.
- ¡Tigerpaw! - llamó una voz femenina. El aprendiz vió a la que lo llamó: era una niña de su edad de cabello naranja, ligeras pecas en las mejillas que parecían manchas de leopardo, ojos verde oliva, calzada con unas zapatillas simples color amarillo dorado, camisa blanca con suéter amarillo con puntos negros.
- ¡Leopardpaw! ¡Por aquí, hermana! - llamó Tigerpaw a la chica, ganándose una mirada de confusión de sus amigos mientras Drignit miraba un tanto celosa a Leopardpaw.
Leopardpaw fue corriendo hacia Tigerpaw y Lionpaw mientras decía:
- ¡El deslave llegó a dos poblados! ¡El otro grupo fue hacia el otro pueblo, pero... ¡Dios!, Tigerpaw, Lionpaw; qué le hicimos al bosque para que se molestará con nosotros!
- No lo sé pero... - Tigerpaw no pudo terminar de hablar porque escuchó un llanto, y dirigió su mirada hacia una de las casas en ruinas. Lionpaw leyó los pensamientos de su amigo y fue corriendo hacia la casa y con su lanza, hizo palanca para levantar uno de los escombros; los tres niños que estaban con Abril fueron a ayudar al aprendiz, hasta que, de pronto, se escuchó un fuerte ¡PLAM!.
Todos se quedaron estáticos¹ al escuchar el fuerte estruendo, mientras miraban con atención a la cortina de humo y ver a los cuatro niños con uno de ellos sosteniendo un pequeño bulto entre sus brazos: era una niña de rasgos asiáticos cabello azabache corto con tres mechones sueltos como flequillos, ojos cafés, piel clara y vestía una camisa beige claro con un pantalón blanco y zapatillas negras. Abril fue corriendo hacia los tres niños mientras les decía seriamente:
- No me vuelvan a asustarme así, ¿De acuerdo?
- Sí mamá - contestaron los tres bajando la cabeza un tanto apenados.
- Bien hecho - les felicito Abril mientras sostenía el pequeño bulto que acababan de salvar.
- ¿Qué es? - pregunto uno de los niños de Abril: era un niño de también rasgos asiáticos de piel pálida, ojos cafés, cabello liso negro azabache sujetado en un moño. Él niño usaba una camisa amarilla con un pantalón azul eléctrico y botas negras que llegaban hasta las rodillas; Lionpaw miraba extrañado al muchacho mientras mentalmente se preguntaba ¿Porque siento que lo conozco?.
- Es un bebé Zhao, pobrecito - le respondió Abril mientras acariciaba suavemente la cabecita del pequeño. - ¿Tenías miedo, pequeño?
- Hay Lionpaw, tú lanza - Dijo la niña asiática viendo las dos piezas de la lanza del aprendiz.
- Na está bien, el pequeño está bien, eso es mucho más importan...
- ¡Lionpaw!, ¡Hermano!.
Justo en ese momento; llegó el segundo grupo que lo guiaba una niña de una luna menor que Lionpaw, de cabello corto de color blanco, piel pálida, unos ojos azul hielo y en su rostro pequeñas motas parecidas a copos de nieve; la niña usaba una camisa blanca con un copo de nieve en azul rey, pantalón que llegaba hasta las rodillas de color azul oscuro, descalza y corría hasta abrazar (casi sofocando) a Lionpaw.
- Winterpaw ¿Qué ...?
- ¡¿Es cierto!? - interrumpió Winterpaw a su "hermano".
- ¿Qué? - pregunto confundido el aprendiz.
- ¡¿Papá está muerto?! - replicó la niña, ella quería saber si él padre que la acogió hace soles vivía; pero, aunque no tuvo respuesta, Lionpaw la abrazo fuertemente, mientras las lágrimas de la niña caían de sus mejillas sintiendo un enorme vacío en su alma. Tigerpaw se acercó al grupo mientras trataba de no romper en llanto mientras sus pensamientos lo torturaban internamente.
- Dewpaw, Sunpaw y Braveheart, lleven a todos al Claro del Sol, mientras Snowtail, Gorillapaw, Bluepaw y Desertpaw hagan lo mismo; debo hablar con mi hermano.
- de acuerdo, síganos, por favor, no se separen. - instruyó el llamado "Sunpaw", era un niño de la edad de Tigerpaw; tenía el cabello marrón claro casi dorado, piel clara y ojos azules; el niño llevaba puesto una camisa manga corta color beige y pantalón blanco con zapatos negros.
De pronto, los arbustos se movieron alertando a todos los presentes que se acomodaron en posición de ataque, Drignit está vez se coloco al frente con el huevo protegido en sus brazos.
Glosario:
Estátic@: Paralizad@ de asombr@ o de emoción:
se quedó estátic@ delante del cuadro.
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Corazón del Bosque
RastgeleDespués del deslave, los últimos descendientes de los Clanes de la Infancia deberán continuar con el camino que sus congéneres empezaron, sin embargo, está vez aprenderán no solo de su territorio, sino también que no son los únicos quienes habitan e...