Ultimatum

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- Te vas a casar y punto Valentina.
- No voy a perder el tiempo en algo tan tonto.
- Ya tienes 30 años. Y si quieres ser presidenta de la empresa tienes que hacerlo.
- Ya me encargo de todo, la gente me respeta y me respalda ¿Qué cambiaría el hecho de que me case?
- No te respetan, te tienen miedo. Todos los empleados dicen que eres una bruja amargada y solterona.
- Si tengo éxito es porque no pierdo el tiempo creyendo en el amor y esas ideas mediocres. Que me llamen así, que me tengan miedo, está bien. Le dijo Valentina molesta a su padre, León Carvajal.

- ¿A dónde vas? No he terminado contigo Valentina. Dijo molesto su padre, sosteniendo su pecho. Ya era muy tarde Valentina ya había salido de la oficina sin más. "Juro que un día de estos esta insolente me dará un infarto"

- ¿Qué le dijo el presidente? Preguntó Sergio, quien esperaba afuera de la oficina del señor León.
- Lo que me ha dicho durante todo el mes. Por favor prepara la junta con la mesa directiva para este viernes.
- Ok, la prepararé en el auditorio ¿cuál es el motivo? Preguntaba anotando en esa tableta con la que seguía a Valentina todo el tiempo.
- Voy a anunciar mi nombramiento como presidenta del grupo.
- Pero su papá...
- Que se haga a la idea ya. Dijo Valentina sin inmutar ninguna emoción.

Así era Valentina, metida siempre en los estudios, en proyectos y en el trabajo. Desde que su mamá murió cuando ella era adolescente, su actitud cambió por completo, era una persona fría, déspota y calculadora.

Valentina presionó el botón del elevador. Y subió sin decir más.

Unos pisos abajo, el elevador se abrió.
Juliana y Mayela platicaban y reían sosteniendo en sus manos una bolsa con el desayuno que habían comprado. Al darse cuenta que "la bruja del 45" como todos los empleados del grupo le apodaban, estaba dentro del elevador, se callaron de inmediato.

- Disculpe Directora. Dijo Mayela a Valentina.
Valentina simplemente las vio de reojo y el elevador comenzó a cerrarse. Valentina presionó el botón para que se abrieran las puertas por completo de nuevo.

- Suban. Les dijo sin dejar de ver su celular.
- No, esperaremos el siguiente. Perdone.
- Estoy perdiendo mi tiempo, suban ya. Dijo molesta.

Ambas subieron con mucha incomodidad. Una vez que llegaron a la recepción, Valentina bajo del elevador sin mirarlas siquiera.

- Buen día Directora. Dijo Mayela cuando Valentina salió. Pero esta no les respondió.

- Agggggh bruja, pedante. ¿Qué le cuesta responder? Preguntó molesta Juliana.
- Ay no, seguro el elevador olía a nuestro almuerzo. Dijo Mayela preocupada. Ambas rieron.

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