Psicina y vino

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Juliana se quedó dormida por un rato. Hasta que Valentina tiro la maleta intentando sacar algo de ella. El sonido hizo que la morena se despertara.

- Perdón. Dijo tierna.
Valentina estaba cambiada y maquillada. Usaba un vestido corto color rojo, nunca la había visto así. "Es muy bonita, de hecho es muy sexy, no sé cómo no tiene una pareja real" pensó Juliana sin dejar de verla.

- ¿Todo bien? Preguntó Valentina.
- Emm si, no sabía que iríamos a un lugar elegante, dame diez minutos y estoy lista. Juliana se levantó rápido y tomó algo de la ropa que Valentina había comprado para ella.

Valentina aprovechó ese tiempo para revisar pendientes de la empresa y enviar algunos correos.

- Listo.
Valentina la vio de reojo después de una mirada rápida tuvo que voltear por completo.
Juliana tenía recogido el cabello, un vestido de satin negro y la espalda descubierta, maquillaje aunque discreto llevaba los labios rojos.

- Vámonos. Dijo sonriente.
Valentina se quedó estática un momento, hasta que reaccionó.
- Amm, si vamos. Cerró su laptop y ambas bajaron por las escaleras.

- ¿A donde van? Preguntó su padre.
- Saldremos a cenar.
- Hija te ves muy bien. Y Juliana luces radiante.
- Gracias. Respondió amable la menor.
- No las detengo más, vayan, a la siguiente espero una invitación. Bromeó.
- Claro que si señor. Respondió Juliana.
- Toma. El señor León le dio las llaves de su auto a Valentina.
- No me gusta conducir ya sabes.
- Entonces toma Juliana. Se las dio a Juliana quien las recibió con duda y mirando a Valentina para conseguir su aprobación.

Valentina comenzó a caminar a la salida.
- Volveremos más tarde señor. Buenas noches.

- Espera. Dijo Juliana intentando caminar lo más rápido posible para alcanzar a Valentina.
Valentina subió como copiloto en el porsche rojo de su padre.

Juliana subió al auto como piloto.
- ¿Por qué corres? Preguntó ya adentro del vehículo.
- Él sabe que no me gusta conducir.
- Bueno tal vez nos pueda llevar un chofer. Intento calmar el ánimo de Valentina.
- Conduce tú.
- Ni siquiera sabes si sé conducir. Bromeó Juliana intentando conseguir una sonrisa de la castaña, y lo logró.

- No conozco aquí, me tienes que decir por dónde ir.
- Si, yo te guío. Por fin Valentina se relajó.

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- Es muy bonito. Dijo Juliana mirando el lugar desde su mesa.
- Es de mis favoritos.
- ¿Te puedo preguntar algo? Preguntó tímida la menor.
- ¿Por qué no te gusta conducir?
- No me gusta hablar de eso. Valentina inmediatamente cambió su semblante y comenzó a mirar la carta. En pocos días Juliana había aprendido a descifrar a Valentina, si bien era una persona hermética al menos sabía que si se incomodaba habría que ayudarla a salir de ese estado.
- ¿Deberíamos pedir una botella de vino? Sugirió divertida.
- Podemos pedirla, pero la tendré que beber yo porque hoy tú eres mi chofer. "Bingo, saltamos el estado crítico de Valentina" pensó feliz Juliana.

Valentina y Juliana estaban mucho más relajadas ahora. El vino estaba ayudando bastante.

- Espera, venimos aquí con tu asistente ¿Dónde está? Preguntó de la nada Juliana. Valentina río.

- O sea, llevamos aquí un día entero y apenas notas que no está. Se fue al hotel, básicamente son vacaciones para él.
- Bueno estuve muy ocupada cayendo de caballos. Bromeó.
- Cuando lleguemos deberíamos meternos a la piscina. Sugirió Valentina.
- Ok, no más vino para ti.
- No me dirás que tampoco sabes nadar. También estoy dispuesta a enseñarte.
- Si se.
- ¿Entonces?
- Trato. Ambas chocaron sus copas para cerrar el plan.

La plática siguió superficial, Valentina podía ser muy divertida, y Juliana era mucho menos tímida de lo que podría haber creído. Si las circunstancias fueran distintas seguro habrían sido buenas amigas, quien sabe tal vez podrían serlo.

El camino a casa fue igual de divertido, Juliana y Valentina se turnaron para poner canciones y cantar. Cuando llegaron al parecer todos estaban dormidos ya, pues la casa permanecía en silencio y a oscuras.

Valentina se quitó los zapatos al entrar y Juliana la imitó.
- Ven. Tomó la mano de la morena y la guió hacia una habitación que estaba en el sótano.

- Elige una.
- ¿Quieres beber más? Preguntó Juliana.
- Casi no bebiste, te tienes que emparejar. Elige la botella que quieras de la cava.
Juliana comenzó a caminar y eligió al azar una. Valentina la miro.
- Tienes buen gusto. Río.
De nuevo tomó la mano de Juliana y la guió hasta la piscina.

Ahí Valentina se quitó el vestido para quedar en su bikini y brasier. Juliana quien no había tomado se incomodó un poco, no creyó ver así a su jefa. Y no pudo evitar pensar en que tenía muy buen cuerpo.

- Metete Juls.
- No tengo traje de baño.
- ¿Y crees que yo si? Por favor. Valentina puso un puchero falso. Juliana sonrió y giró los ojos. Se quitó el vestido y se lanzó junto con Valentina.

Continuaron platicando, nadando, cantando y bebiendo. Hasta que el sueño comenzó a invadir a Valentina y Juliana casi no podía entender lo que decía. Entonces la ayudo a salir de la piscina y la guió hasta su recámara.

No podría dejarla dormir en el sofá. La recostó en la cama y buscó una toalla para secar su pelo , le puso una playera y arropó dentro de las cobijas. Para este punto Valentina ya tenía los ojos cerrados, Juliana sonrió al verla tan tierna, la percepción que tenía de ella había cambiado completamente.

Juliana estaba por irse a recostar al sofá cuando Valentina comenzó a balbucear.

- Juls.
- Mande. Juliana se acercó para escucharla mejor.
- Duerme aquí.
- Estaremos más cómodas si duermo en el sofá.
- Por favor. "Que es lo peor que puede pasar?" Pensó Juliana. Y entonces se metió dentro de las cobijas y se colocó en la orilla de la cama.
- Juls.
- Mande. Dijo Juliana.
- Perdón por completarme como una idiota en la mañana, mi papá me pone muy mal.
- Está bien, lo entiendo.
- ¿Sabes algo?
- ¿Qué? Respondió Juliana.
- No me gustaría hacer esto con nadie más.
- ¿Beber en la piscina? Preguntó confundida.
- No, fingir una relación.
Juliana sonrió.
- No soy buena con las personas pero contigo es fácil. Agregó la castaña.
- Eres buena con las personas. Solo tienes que ser más abierta, y quién sabe podrías estar en una relación real.
- ¿De verdad lo crees? Preguntó ilusionada.
- Si, sería muy afortunada esa persona. Le dijo sincera.
- Buenas noches Juls.
- Buenas noches.

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