𝑺𝒖𝒎𝒎𝒆𝒓 1993 [𝑌𝑒𝑜𝑛𝑔𝑦𝑢/𝐵𝑒𝑜𝑚𝑗𝑢𝑛]

◇XII◇

YEONJUN

Debía de admitir que me había dejado perplejo, cada uno de sus movimientos eran limpios y hasta puros. La manera en la que utilizaba todo su cuerpo, con esa melodía conocida que me recordaba a los días en los que mamá salía con sus amigas a ver el ballet y yo iba con ella de aquí para allá.

Lo malditamente atractivo y adictivo que se me hacía verlo, sin poder quitar mis ojos sobre él.

¿Cómo? ¿Cómo le hacia para calmar a mi acelerado corazón? No podía latir de esa forma, solo era un chico bailando, nada más, no existía nada más que su imagen moviéndose con tal agilidad. Hasta que todo frenó cuando mamá entró por la puerta para pedir nuevamente el número de teléfono de la casa de BeomGyu. Quedándose en shock de la misma forma en la que yo lo estaba. No se dispuso a hacer muchas preguntas más allá de la que ya había hecho,  solo volvió a anotar el número y salió de la habitación como si nada. Dándome una última mirada y una sonrisa tierna.

Ella sabía todo de mí, me conocía tanto que hasta podría decir cuando mi corazón está roto sin siquiera pronunciar una palabra. Ella conocia la razón exacta por la que aquel chico frente a mi estaba en mi habitación, conocía hasta el dellate más pequeño en el que me había fijado al verlo.

—Me dio mucha vergüenza...

Lo escuché decir, brindándole una sonrisa tranquilizadora como respuesta, llamándolo entre señas para que volviera a recostarse en la cama.

Pude ver su mirada algo perdida por lo que acababa de pasar. Obligándome a soltar un suspiro, al menos había logrado que se olvidara de lo que haya pasado para que sintiera su corazón roto.

BeomGyu es un buen chico, un tanto apagado y confundido por todo lo que le ha pasado, podría llamarlo "chico roto" incluso si lo hubiese conocido por primera vez. Pero después de conocerlo, conocer un poco de su historia contada desde su propia boca, BeomGyu solo era un chico brillante en la oscuridad de un mundo que no lo merece en lo absoluto.

Al menos sus ojitos brillaron un poquito más aquí que en el colegio, rodeado de imbeciles que le arruinan la vida sin justificación alguna. Y todo por alguien que no pudo conocerse así mismo, que no supo identificar y aceptar sus sentimientos, que lo llevó a cometer equivocación tras equivocación, lastimando de aquella manera a alguien inocente.

Que te guste alguien de tu mismo sexo no está mal, en lo absoluto, son solo sentimientos, es solo amor, es algo que sientes naturalmente y no porque alguien mas diga que está mal, termine siendo así. El amor no tendría por qué sentirse mal. Yo no lo siento asi, jamás lo sentí asi. Incluso cuando fui descubriendome a mi mismo y a pesar de intentar creerle a las personas que decían que ese sentimiento era asqueroso, jamás lo sentí de aquella manera.

Cuando me enamoré de alguien de mi mismo sexo y descubrí que era algo mal visto, simplemente me quedé en silencio y lo disfruté hasta donde más pude, sin tener arrepentimientos, solo fue un amor, como cualquier otro que duró todo lo que tuvo que durar y ya. Un amor sencillo, sin prejuicios.

—Bailas muy bien, BeomGyu-ah...

Bailas tan bien que has puesto a bailar incluso a mi corazón y a todas aquellas mariposas que comenzaron a moverse a la par de tus movimientos. Como aquella vez en la revolviste tus cabellos, frustrado en el patio porque olvidaste tus palillos para poder comer, o la vez que te escuché decir YeonJun hyung con esa ternura que te caracteriza tan bien. Mi corazón se comenzó a volver loco por su propia cuenta, solo comenzó a nacer, ese sentimiento absurdo y sin sentido que me podría poner cada vez más estupido.

Sólo quise cuidarte y de alguna manera u otra terminaste pidiendo permiso para entrar en mi corazón, de la misma manera en la que pides permiso para sacarte el suéter que trae porque de repente comenzó a hacer mucho calor. Y no hacía falta que yo dijera que sí, tú con una simple mirada entendiste que podía hacer lo que se le daba la gana y yo no diría nada.

—BeomGyu-ah, ¿Tienes a alguien en tu corazón?

—¿Eh?

—¿Te gusta alguien, Choi BeomGyu?

Noté como su mirada intentaba evitarme, noté como mordía levemente sus labios antes de pronunciar una palabra. Y como mis ojos no podían apartar la mirada de ellos.
Sus manos rascaban su cabello con nerviosismo.

—Si, Hyung, me gusta alguien.

A lo mejor me esperaba aquella respuesta, pero de alguna u otra manera estaba batallando para saber si preguntarle o no, sobre quien era esa persona tan especial que logró entrar a su corazón.

—Pero es un amor prohibido, ya sabe, de esos amores que están demasiado mal para que pueda ser real.

—¿A qué te refieres?

—Encontré mi propia definición de amor sin prejuicios en una persona que quizá jamás se le ocurra voltear a verme con ese anhelo que yo tanto deseo.

Mi corazón se aceleró, nervioso, expectante a que dijera algo más, con cierta ilusión pero preparado para cualquier cosa que soltase aún si es capaz de lastimarme. Lastimarme sin intención, claramente. Sin saber que estoy a nada de ponerme a respirar tan solo por su mera existencia.

—BeomGyu-ah, ¿Qué piensas sobre el amor entre personas del mismo sexo?

—El amor es amor, Hyung, no importa la forma en la que venga, no importa si es hombre o mujer, el amor al final del día no desaparece y sigue siendo amor. Y aunque nadie lo entienda y aunque quizá ni yo lo entienda, nadie me podrá quitar ese pensamiento de la cabeza.

—Siendo hipotéticos, si tú estuvieras enamorado de alguien de tu mismo sexo, ¿Darias todo por esa persona sin importar que su mundo se destruya?

—Si yo estuviese enamorado de alguien en general, le daría hasta mi propia vida para que fuese feliz.

—¿Y si te digo que a mi me gusta alguien de mi mismo sexo, qué dirías?

—Que lo entiendo, Hyung y que no debe tener ningún miedo de querer contarme lo que siente.

—¿Me entiendes? ¿De verdad?

—Si Hyung, a mi también me gusta alguien de mi mismo sexo.

—¿Eso quiere decir que...?

—Me gusta el Profesor Kim, Hyung.