Capítulo #3

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Confidente...

Debió predecir que ella no dejaría de ser su amiga cuando saliera del hospital, es más era una de sus miedos más estúpidos de toda su desgraciada vida. No debería importarle si su sabelotodo favorita quería verlo después de su evidente recuperación.

No sé sentía mejor para llamarle recuperación pero era lo mejor, la vida ante su ojos negros no había cambiado mucho además del hecho que Voldemort ya no existía. Quizá hasta cierto punto su vida se había vuelto aburrida y comenzaba a extrañar esos meses en los que ya no sabía qué hacer al ser doble espía.

Dejándole una de las cosas que menos le hacían feliz, ser profesor y ahora subdirector.

Suspiro viendo como Hermione esperaba en su puerta con una sonrisa tan grande y unos ojos almendrados tan brillantes.

—¡Listo para regresar a Hogwarts, profesor!

De todas las cosas inteligentes que pudo haber dicho, especialmente le tenía que recordar que era la insufrible sabelotodo. Ahora eran amigos así que contestarle mal no era de las cosas que asustaran a esa leona. Ya lo había intentado en el hospital en infinidad de ocasiones y se había quedado sin apelativos a su insensatez.

—¡Cómo si hubiese otra opción! Ser espía ya paso de moda.

Hermione río al mismo tiempo que extendía sus brazos para tomar la caja que Severus cargaba con sus cosas en las manos.

—Aun no soy un vejete, señorita Granger. ¡Puedo perfectamente con mis cosas!

—¡Cómo diga señor cascarrabias!

Severus rodó los ojos con impaciencia y colocó la caja de cartón en sus brazos. Unos brazos desnudos con una piel de apariencia muy suave y que a la vez uno de ellos contenía  una fea cicatriz de guerra. No tenía la menor idea si eso le afectaba sin embargo debía recordarle de vez en cuando esas horas amargas. Se hizo una nota mental para corregir eso como un gesto entre amigos. Aun que realmente lo que pasaba en su mente era que una piel tan bonita no debía tener cicatrices y menos una como esa.

Comenzaron a caminar por las calles de la hilandera, en silencio. Un silencio que para nada era incomodo, si no una prueba irrefutable de lo bien que ahora se llevaban. Era digno de no creer sin embargo a veces tenia la leve sospecha que ella quería contarle muchas cosas. Cómo esa tarde.

—¡Habla!

Le dijo con calma, como la que tenía que reunir para escuchar del perfecto trío dorado que además ahora era héroe de guerra al igual que el.

Hermione suspiro dándole a entender que su conversación sería larga y tendida.

—Solo pensé que Ron me pediría matrimonio.

Las cejas del profesor se alzaron al mismo tiempo que sintió algo muy ácido subir por su esófago pero decidió callar su comentarios acerca del tema en el que una leona inteligente se tenía que enamorara se alguien tan mediocre.

—Por muchos años soñé con que me pudiera matrimonio y me ilusione cuando su hermana me confirmó que lo haría pero fue descepcionante cuando no lo hizo.

De alguna manera al profesor no le parecía raro. Los hijos del señor Wesley perdían neuronas entre más pequeños eran a excepción de la unica niña.

—¡Aun no lo entiendo! ¿Cómo estaba su hermana tan segura que me pediría matrimonio?

—No se cómo le pide un anillo a quien vive dela fama que le dejo ser héroe de guerra. ¿Quiere un anillo señorita Granger? Espere a que le pase la fama entro de unos años. Al final el amor requiere de paciencia.

Hermione dejo caer los hombros.

—Puede ser. Es mas complicado si mi mejor amigo y mi mejor amiga ya se han casado y esperan a su primer hijo.

Los ojos de Severus se abrieron ante la inminente noticia. Sabía de sobra que se refería a Harry y a Ginny y no imaginaba entro de once años darle clases a otro Potter. No soportaría enseñarle su materia favorita a otro arrogante niño hijo del elegido. Ojalá pudiera pedir su jubilación antes.

—¿Eso es realmente lo que quiere de la vida señorita Granger? ¿Esposo e hijos?

Le pregunto el profesor tratando de olvidar la grandiosa noticia y enfocarse más en lo que quería su sabelotodo favorita. No quería imaginarla casada con Ron, mejor dicho nisiquiera con el mismísimo Potter. Claro si este último estuviera soltero. En realidad la veía con alguien con su mismo intelecto y con la misma hambre por conocer siempre más. Sin embargo nadie reunía esas explendidas cualidades más que el y tampoco era un opción. No podía imaginarse junto a una sabelotodo con sonrisa de anuncio muggle o...¿si?

—No exactamente, profesor. Amo a
Ron pero a veces siento que camino sobre arenas movedizas. Quizá solo es parte que fue mi primer amor o que siempre lo he imaginado a mi lado.

El profesor se detuvo

—¡Oh, creo que me dio diabetes!...—le dijo llevandose una mano al pecho — y yo pensé que quería casarse porque era un pura sangre y así sería más fácil tener un puesto clave en el ministerio.

Hermione se detuvo igual, sorprendía por su palabras, apesar que sabía que solo estaba jugando y se hizo ofendida.

Sin embargo ella también podía jugar ese juego.

—¡Eso fue un mal chiste profesor!...—Le dejó en claro pero luego continuo..— Trabajo duro por demostrar que soy excelente en mi puesto en el ministerio pero estoy segura que aun un príncipe mestizo y héroe de guerra no podría ayudarme mejor en ello...

...

¡Hola mariposas!

Lamento el retraso y tampoco no tengo escusa más que la pereza. Ojalá pueda actualizar más seguido e intentaré hacerlo por lo menos una vez por semana.

Nos vemos pronto
Besos y abrazos
Lia Diso 🎉

Prometida al profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora