Capítulo #6

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Pequeñas coincidencias...

Las palabras de su madre taladraban su cerebro con saña. No entendía cómo podían negarse cuando ese mundo había sido su todo. Había logrado por fin encajar. No conocían a Ron, tampoco conocían ese mundo.

Sabía que desde el principio no habían estado tan convencidos de Hogwarts pero Minerva había hablado con ellos y los había convencido de que su hija necesitaba una educación especial para sus "habilidades como bruja". Quizá lo que en realidad sucedía era que sus padres no le perdonaban que les hubiese borrado los recuerdos y luego haberse enterado que su adorada hija casi muere en una guerra mágica. Solo por eso querían alejarla de ese mundo o esa era su teoría.

El frío comenzaba a colarse por su ropa, sin embargo no estaba lista para regresar a casa de su padres y enfrentarlos. Sus dientes castañeaban y sus manos comenzaban a sentirse muy frías. Lo que debió ser una de las noticias más importante de su vida ahora no era más que una nube espesa de amargura.

Camino por las calles de un barrio lejos de Londres, el lugar en donde ahora vivían sus padres, solo con un suéter fino que cargaba, ya que no le había dado tiempo a ponerse un saco y se cruzó los brazos para mantener su calor. Estaba convencida que un hechizo podía solucionar aquello pero al revisar su suéter, se dio cuenta que también su varita se había quedado en su saco.

Maldijo por lo bajo, no quería regresar a casa de sus padres por un suéter, no quería atenerse a un nuevo enfrentamiento sobre su matrimonio con Ron. Por qué eso no estaba en discusión, se casaría con Ron, con o sin su aprobación. Aun a si no dejaba de doler que se inventaran algo nuevo para alejarla de ese mundo que había cambiado su manera de ver el mundo y que le había dado magia. Magia que ya tenía pero que nunca antes había usado sin sentir miedo, sin sentirse como extraña.

Con un suspiro entro al primer bar muggle que encontró, un bar que se miraba bastante lujoso y concurrido a esa hora de la noche. Cuando empujó la puerta la musica y el calor del interior la recibió. Camino hacia la barra haciendo caso omiso de las personas que la miraban como si no perteneciera a ese lugar. Bueno, no era para menos cuando estaba vestida con jeans y un suéter con unos extraños patrones a cuadros. Se sentó en un lugar que encontró vacío y pidió algo liviano para empezar. Nunca había sido buena bebiendo, se le daba fatal, su cuerpo tenía la capacidad de emboracharse muy fácilmente.

Aun asi, se tomó de un trago lo que le dieron en una copa de cristal y pidió un segundo. Aquí podía beber con tranquilidad, ya que no conocía a nadie y podía pasar desapercibida. Eso hasta que sintió una mirada penetrante y se volteó en esa dirección.

Su cabello negro estaba algo despeinado, sus ojos negros la miraban como creyendo que era un espejismo. Su labios pálidos parecían que tenían muchas cosas que decir sobre haberla encontrado en un lugar como ese. De todos los lugares en los que se pudieron topar, este nunca hubiese creído que encabezaría la lista.

Levantó su copa y brindo por el desde lo lejos. Tampoco estaba de buen humor para intentar entablar una conversación con su profesor, que además estaba claro que no la quería ver ni en pintura. Así que continuo bebiendo hasta que se le olvidó cuantas copas había ingerido.

Un chico con unos increíbles ojos azules se sentó cerca de ella, muy cerca de ella y le ofreció un trago. Hermione no estaba convencida de las buenas intenciones del chico pero como el trago venía del bartender, no tuvo problema en beberselo. El chico sonrió amablemente pero no sé marchó. En cambio comenzó a platicar con ella de forma amable hasta que le pregunto si venía con alguien.

Hermione estaba a punto de contestar cuando una voz imponente contesto por ella.

—¡La señorita viene conmigo!

La piel de Hermione se erizo y se vio a si misma sonriendo como una tonta mientras se le coloreaban las mejillas. Algo que le dejo en claro que estaba pidiendo un milagro para que el se acercara a ella. Algo que al parecer se le había concedido.

El profesor ni siquiera tomo el lugar del chico que había escapado aterrorizado, en cambio colocó su pesada gabardina negra sobre sus hombros haciendo que el olor a su colonia la inundará.

—¿Que diablos pretende al aceptar tragos a desconocidos?

—¡Se cuidarme sola, profesor!

El profesor levantó una ceja incrédulo.

—¡Vamos señorita! Le acompañaré a su casa.

Hermione cruzo los brazos sobre su pecho.

—Si tan solo no hubiese sido un cretino hace dos minutos. Probablemente iría de buen gusto pero ahora me apetece otra copa.—dijo dándose la vuelta y señalándole al barrendero para que le llevará su copa.—Por cierto gracias por la gabardina, le prometo que le devolveré pronto.

El profesor bufo molesto y la obligó a levantarse.

—No me obligué a llevarla en mis hombros, señorita.

Hermione abrió los ojos

—¡No sería capas!

El profesor Snape le dedicó la mejor de sus sonrisas. Algo que nunca hacia con nadie pero que la señorita Granger solía provocar.

No hubo respuestas, en cambio el profesor se inclinó, la tomo de la cintura y la hecho sobre su hombro como un costal de papas. El chillido por parte de Hermione hizo que algunas miradas curiosas voltearan es su dirección pero ni aún así el profesor Snape la soltó.

El aire frío pego sobre su culo en el momento que salieron del bar y solo hasta allí. El profesor la regreso al suelo.

Decir que estaba molesta por lo que acababa de hacer era poco pero cada vez que lo miraba tenía ganas de reírse. El para varias se divertía a sus costillas.

—¿A dónde debo llevarla?—le pregunto recuperando su fría compostura sin que el brillo espectacular se sus ojos desapareciera.

Solo entonces Hermione suspiro con algo de tristeza.

—A cualquier lugar menos a casa...

...

¡Hola mariposas!

Se está poniendo emocionante, se vine algo bueno antes que ambos se enteren que están comprometidos.

Nos vemos pronto
Besos y abrazos
Lia Diso 🍨

Nos vemos prontoBesos y abrazosLia Diso 🍨

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Prometida al profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora