10; compañeros

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No puedo, ya no puedo, ya no se que hacer, mi mente es un maldito desastre. Podría decirse que por segunda vez mostré mis sentimientos a una persona, siempre trataron de recordarme que los sentimientos son armas filosas que no puedes lanzar, son las únicas armas que no puedes dejar que vean pues con esas mismas armas terminarán matandote.

Henry.

Es amigable.

Amable

Lindo

No, no puede ser, enserio me gusta ese rubio, digo enserio, acaso me podría llegar a gustar el. Solo nescesito eliminar esos pensamientos, y concentrarme papá me dió un ultimátum solo tengo una semana para llevar a Henry a Alemania, ya me victimise, me hice su amigo, confía en mi, que más, que cosa se nescesita para convencerlo de ir a Alemania.

Nescesito alejar esos estúpidos pensamientos de adolescente, después de lo que le pasó a Wilhelm tener otro romance adolescente no está en mis planes y menos Henry, el cuál es mi misión, mi trabajo, no puedo simplemente aventarle una bola de papel a papá y hacerle un gesto grosero diciendo que renunció, porque en primera una bala atravesaría mi cabeza en cuanto lo intente, y en segunda no puedo escapar del jefe, nadie puede escapar, ni su propio hijo.

Entonces mi cabeza sigue en mi cuerpo o un estúpido romance que no llevará a nada.

—¿Acaso siempre te enseñaban a disfrazarte? — Henry me saco de mi mente, por dios, Henry, Henry, maldito nombre bonito.

—¿Eh?

—Los disfrazes te enseñaron a usarlos.

—Camuflarse y si.

—Estuve pensando — voltee a verlo — en qué tal vez no nescesite un compañero — fruncí el ceño.

—¿Porque?

—Me preguntaba si tú... — sonrió — serías mi compañero.

—...¿yo? — asintió.

—Si, tu, he pensado que tal vez, eres de gran opción, eres genial, y amh me servirias de ayuda, porque como dije eres genial — me detuve a lo que el imitó la acción.

—De verdad crees eso de mi, piensas que soy genial — lo mire a los ojos a lo que el sonrió mostrando su dentadura blanca y asintiendo con algo de timidez.

—Entonces...¿Aceptás? — estaba apunto de aceptar hasta que una vocecita me dijo que no, me gritaba que no. Mi sonrisa se desvaneció.

—Nescesito pensarlo, concentremonos en la misión — volví a caminar a lo que Henry volvió a seguirme, pude notar por el rabillo del ojo que probablemente se arrepentía de esto, de decirme.

(...)

No encontramos nada, probablemente les habían avisado de ésto, aún seguía pensando en lo que dijo Henry, yo...es que.

Mi celular comenzó a sonar, en la pantalla estába el nombre.

(por favor finjamos qué hablan alemán pq a danger le da hueva traducir)

—Papá.

—Johan.

—No te preocupes por el...

—¡Como no hacerlo! Me prometiste que sería algo fácil y como siempre estás fallando, no eres tan genial como pensaba — “eres genial” — ¡Johan responde!

—¿¡Que?!

—¡No vuelvas a contestarme así!, Tráeme el niño en una semana o disfruta tus últimos días en la tierra como lo hizo tu madre — corto.

Buscando compañeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora