𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓓𝓸𝓼 𝓹𝓾𝓷𝓽𝓸 𝓓𝓸𝓼

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—Uufff, eso fue divertido... y cansado— exclamó mi hermana al tirarse en el sillón quedando recostada.

Aún que tiene razón, fue divertido por todas las tonterías que hicimos y por algunas bromas que no pudimos evitar hacer cuando veíamos la oportunidad.

—Las bromas quedarán en el expediente— comenté dejando todas las bolsas a un lado del sillón donde ella está.

Y por si se lo preguntan, sí, tenemos un expediente con bromas para no olvidarlas, ambos nos encargamos de anotarlas.

Tenemos un teléfono extra para ambos y ahí tenemos una aplicación que se llama Auctor donde escribimos los expedientes. Ahí no se pueden adjuntar fotos en cada archivo que escribimos. A pesar de que tenemos que cargar el teléfono a cada rato porque esa aplicación gasta mucha batería, vale la pena tenerla porque no gasta mucha memoria y todo lo que escribes lo guardas en la nube o en internet, pero no es necesario tener wifi para poder usarla.

Ese es el precio, pero estamos dispuestos a pagarlo.

—Sierto, yo las anoto— se ofreció sacando el teléfono de su pantalón y empezando a verla entrar a la app.

Yo le palme un poco el hombro dando la señal de que se haga a un lado, por lo que hiso sentándose para dejarme espacio y yo también hacerlo. Después ella recostó su cabeza en mi regazo con la vista en la pantalla y los dedos sin parar de teclear.

Retomando el tema principal.

También fue cansado porque estuvimos corriendo por todo el lugar en busca de cosas para comprar, en dónde escondernos de algunos guardias y cost-players, buscando bromas y travesuras rápidas para hacer. Nos mantuvimos corriendo mucho, por lo que nuestra ropa está un poco húmeda por el sudor de nuestros cuerpos.

—No olvides la de batman— le recordé, pero me contestó algo que ya esperaba.

—Fue la primera que anote.

Sierto, ella ama hacer bromas acerca de Batman y a Batman, y a todos los fans de Batman, pero nunca sin faltar el respeto a nadie. Solo son bromas las cuales nos terminamos riendo con ella porque si fueron divertidas.

Además de que ella es más dan de Marvel y su personaje favorito es Black Widow, entonces.

—¿Por qué no me sorprende?— indague solo haciendo que suelte una ligera carcajada.

Después de eso escuchamos a mi madre llamándonos desde la cocina, por lo que fuimos de inmediato, ella dejando el archivo para terminarlo de escribir después.

—¿Si, mamá?— preguntamos al mismo tiempo al entrar a la cocina, provocando que ambos se asusten y den un brinco, haciendo que nosotros nos riamos un poco y que nos viéramos a los ojos con complicidad.

—No vuelvan a hacer eso— ordenó, pero lo que dijo mi hermana la hiso enojar un poco, sobretodo porque ya estaba escribiendo el archivo.

—Muy tarde— pronunció soltando ligeras carcajadas al recordar sus rostros.

Si yo tuviera su memoria para recordar esa clase de cosas y también la locura que se carga, me comportaría de la misma forma que ella lo hace y nuestras bromas y tonterías estarían más intensas.

Diversión. Esa palabra no alcanzaría para semejantes azañas que ambos haríamos compartiendo genes y locura.

—Vallan a bañarse en lo que yo hago la cena, tienen diez minutos— ordenó diciendo lo último mientras mira el reloj en su muñeca.

Al escuchar el tiempo que nos dio, ambos nos apresuramos a correr a nuestras habitaciones para poder bañarnos. Nos tomo cerca de dos a tres minutos subir a nuestro cuarto y elegir nuestra ropa para cambiarnos. El resto del tiempo lo usamos para bañarnos con música de fondo de nuestros teléfonos.

Eso nos ayuda a tener un mejor ambiente y a apurarnos, no sé si a ustedes les pase lo mismo.

Al finalizar las duchas ambos bajamos con ropa distinta y el cabello húmedo. Listos para ayudar a nuestra madre para poner la mesa para cenar.

—¿Qué preparaste para cenar, mami?— le pregunto de forma tierna mi hermana mientras lleva los platos a la mesa.

Lambiscona.

—Es lo mismo que cenamos ayer, carne a las brazas vegana— contesto sin tomarle atención al tono de su hija.

Cada vez que usa ese tono es porque quiere algo de mis padres. ¿Ahora qué quieres, Blyana?

—Que rico— fingió a la perfección como si fuera su platillo favorito.

Estoy seguro de que quiere salir con el chico de su escuela, el cual cada que la voy a buscar siempre está platicando mientras le toma las manos.

Lambiscona.

Además de que ella odia la carne a las brazas vegana. Todos lo sabemos, no sé porqué quiere tratar de fingir lo contrario. Debo admitirlo, es buena actriz, de verdad pareció que le gusta y que cambio de opinión respecto al platillo, pero yo sé cuándo está actuando alguien y cuándo no lo está haciendo.

Si no fuera mi hermana y mejor amiga me la habría creído por completo.

—¿Qué es lo que quieres de mamá y papá?— le pregunté bruscamente en un susurro una vez que se acercó a la mesa con los platos llenos de comida mientras los coloca en los lugares correspondientes.

—Te enterarás durante la cena— contestó —Es que tengo que hablar con los tres— agrego pareciendo preocupada por eso.

Empiezo a sospechar de que si es por ese chico que ha estado durante un tiempo cuando yo voy por ella a la escuela. Tengo un mal presentimiento, casi del tipo: te invito al cine y voy a recogerte, pero dos horas después de esperar te digo que se cancela y lastimo tus sentimientos. Sé que es un cliché demasiado común entre todos, sobretodo en las historias que Ana suele leer en su teléfono, pero es la verdad. Si pasa.

Lo único que quiero es un pretexto para golpearlo en la cara y hacer que se aleje de ella. Nadie la merece, mucho menos ese tipo sin cerebro. A primera vista se ve que no vale la pena.

Bueno, mientras yo narraba y expresaba mi molestia por ese niño con el que se junta en la salida, nosotros terminamos de preparar la mesa para poder cenar y de servirla. Por lo tanto, ya estamos todos sentados en la mesa conmigo esperando a que empiece a hablar con la evidente molestia en mi rostro. Ahora sí parezco Cinco Hargreeves.

—Hijo, ¿por qué estás enojado?— me preguntó mi madre con curiosidad al notar mi rostro y que no siquiera he tocado la comida.

—Que te explique tu hija— conteste con mi tono molesto y volteando a ver a mi derecha, que es donde está Blyana.

—Yo no te hice nada, así que no me culpes de cosas que no hice, ojete— respondió ella comiendo con tranquilidad, pero no le entendí lo último porque lo dijo en español.

Odio cuando habla español, sobretodo porque sabe que no la entendemos.

—Blyana, ¿qué le ibas a pedir a mamá y a papá?— interrogue directa, fría y secamente para que conteste de inmediato y valla directo al grano.

Ella trago en seco su comida. Ya está nerviosa por lo que vallamos a decir los tres.

—Quería hacerles una pregunta, pero con Aidan presente para que no se este quejando después— contestó.

Cuando decimos nuestros nombres en voz alta es porque ya estamos enojados. Y se nota porque siempre nos decimos por apodos que nos ponemos mutuamente.

—¿Qué es?— le pregunto mi papá con atención.

CONTINUARA...

Hermana PequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora