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Dos heridas

—Kacchan he acabado el registro, ¿necesitas ayuda con algo más?

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—Kacchan he acabado el registro, ¿necesitas ayuda con algo más?

—No necesito ayuda, haz el diseño del formato del documento que te mandaré ahora— sigue clikeando.

El otro guarda un poco de silencio y se sienta frente a su computadora, refresca varias veces la pestaña de su correo esperando a que llegara el mencionado archivo, en cuestión de segundo ya estaba ahí, en cuanto lo abrió no le sorprendió para nada ver que se trataban de cincuenta páginas, ya se estaba acostumbrando al excesivo trabajo en esas dos semanas consecutivas.

—Necesito esto en menos de tres horas Deku, la junta es a las dos de la tarde, así que date prisa.

—Haré mi mejor esfuerzo.

—De preferencia que los colores sean nítidos, otros pueden distraer a los lectores.

—Vale— sacó una tabla digital y comenzó a dibujar tal cuál como se había pedido en una junta anterior.

Después de haber hecho el boceto y comenzar con el color, de su bolsillo del pantalón comenzó a vibrar su móvil. Deslizó su mano para tomarlo y dirigirlo a su oreja

—¿Si?— se puso de pie exhaltado— voy para allá, gracias por avisar— presionó en la pantalla y de manera autómatica empezó a guardar sus cosas.

—¿Por qué tanto ruido nerd?

—Me avisaron que Mahoro está en la enfermería de la escuela, necesitan que vaya ahora. Es la primera vez que algo así ocurre así que estoy seguro que es grave, tengo que ir—

—No Deku, yo iré, tienes que acabar este jodido archivo, yo ya acabé lo mío.

—Pero es mi hermana y...

—Si nuestra maldita relación llega para que seas solo mío en algún momento tendré que atender asuntos como estos en el futuro, no todo el tiempo podrás estar para ellos y tendré que ayudarte. Así que deberías ser menos desconfiado— pausa señalándolo—yo si confío, es momento de que lo hagas tu también— Izuku mordió un poco la uña de su dedo índice, el rubio tenía toda la razón, le había dado tanto en poco tiempo que hasta ni podía creerselo.

Sin embargo, su instinto maternal le pedía a gritos que no confiara demasiado.

—Pero...

—Para ya, de todas maneras te llamaré y puedes checar nuestra ubicación por la computadora si tanto te  preocupas.

—Está bien, pero me llamas cuando salgas o salgan

—Si si si, sienta tu maldito culo en la silla y trabaja—camina haciendole gestos con la mano que se fuera.

Colocó en su espalda la chaqueta de cuero negro y guardó el teléfono en su bolsillo.

—Me voy— avisó regresando con el pecoso, jalando su mentón y chocando sus labios rápido.

Dulce como la Manzana (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora