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Propuesta

—Las amenazas son efectivas, pero prefiero no hacerlas

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—Las amenazas son efectivas, pero prefiero no hacerlas. Así que por favor, descanse por hoy. Mañana podrá continuar—en un parpadeo el chico apagó el portátil de Katsuki.

—Ya ya ya—su puso de pie caminando en dirección a la cama— mira ya estoy yendo—señaló.

—Recuerde retirar las gafas antes de dormir.

De mala gana se quitó la camisa, y en bóxers se dejó caer entre el edredón, hacía calor por lo tanto no iba a meterse entre las sábanas. Se acostó de lado recargando su cara en el brazo.

—Transmítelo.

No hacía falta especificar el qué. Katsuki sintió el cuerpo liviano cuánto vio una imagen holográfica de un peliverde recostado a su lado. Sabía que no era real, sin embargo le gustaba verlo, era como una fotografía, aunque no estuviera contigo era satisfactorio mirarla. Por ello Yamikumo existe, aunque no fueran la misma persona sentía una paz cuando lo veía. Sin embargo esos últimos días no había podido controlarse tanto, claro no estaba tan peor como cuando estudiaba, pero no le gustaba estar tan enfadado todo el tiempo.

Después de mirarlo una última vez, suspiró y dejó los lentes a lado suyo, no siquiera tenía los ánimos para guardarlo en su estuche.

Era apropiado decir que la almohada era lo suficientemente encantadora para hacerlo llegar al país de los sueños en pocos instantes. El contacto de su cuerpo en el colchón lo hacía flotar, como una nube, ya cuando menos lo esperaba su boca se entreabrió, dejando claro que ya se encontraba en un sueño profundo.

Yamikumo observó en silencio para acto seguido apagar todas las luces de la habitación.
Lo único que iluminaba esas cuatro paredes eran de los faros de la ciudad y edificios cercanos incluso por esos mechones rubios se distinguían destellos cálidos morados, rojos y amarillos.

—Los humanos son una especie muy singular.

El pecoso volteó.

—Así es. No puedo entenderlos.

—Se contradicen mucho, al igual que son codiciosos. Ese es su máximo defecto.

—Tu iniciativa es anormal, prototipo Gogo—el otro ríe.

—El desafiar a tu usuario también es una actitud anormal, Yamikumo.

—El señor así me programó. Opuesto a ti y Midoriya Izuku. Solo con observarme uno se daría cuenta que sería el nemesis de ese joven— tocó los rizos que cubrían la mitad de su rostro.

—Igual yo. Mírame, soy una versión más amable de nuestro creador. Soy el tipo que casi toda la gente quiere de Katsuki Bakugo— su sonrisa genuina podía parecer burlesca, pero no era así.

—¿Por qué has venido? No se te pidió que hicieras llegar tu "presencia"

Gogo se acercó peligrosamente a su compañero.

Dulce como la Manzana (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora