Presente

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- ¡EH! ¿Qué demonios...? - la luz del sol prácticamente me ciega cuando escucho las espesas y pesadas cortinas siendo abiertas con violencia. Abro los los ojos con dificultad por la intensa luz para fijarme en una pelinegra bajita que enfurruñada se mueve de un lado a otro. Rodando los ojos vuelvo a tumbarme.

- Vamos, ponte de pie de una puta vez.

Ja, que te lo has creído. En lugar de eso, simplemente me giro boca abajo y tropiezo con una rosa sobre mi cama. Mierda... escondo la cabeza bajo la almohada.

- ¡MANOBAL! NO TE LO REPITO MÁS - grita enfurecida tirando de la almohada y de la sábana a la vez.

¿Es que esta enana no va a darse por vencida?. Gruño todo lo que puedo y me siento recostada sobre el cabecero de la cama. La miro ir hacia el armario y sacar una toalla y algo de ropa. ¿Qué cree que hace?

- Déjame en paz. - digo sin ninguna gana de entablar una conversación. Mi atención está centrada en las miles de rosas de diferentes colores desperdigadas por mi habitación.

- Dios, apestas - con sus dedos se tapa la nariz en un gesto de asco. Yo me limito a olerme los sobacos. Sí, la verdad es que apesto, pero no se lo voy a confirmar. - ¿Hace cuánto no te bañas?

- Yo qué sé... ¿una semana? - digo encogiéndome de hombros. Ella sacude la cabeza en desaprobación y me lanza la toalla a la cara.

- Vamos, deprisa. Dúchate. - dice girando sobre sus talones y encaminándose a la puerta. - Y luego ambas limpiaremos este desastre. - dice señalando a su alrededor. Frunzo el ceño, no quiero deshacerme de nada de esto.

- NO - Digo cruzándome de brazos y acomodándome más en la cama.

- Vamos a ver, para que te quede muy clarito. - se acerca y achica los ojos. Dios, cuando mira así juro que da miedo. - Tienes 25 años y un restaurante al que llevas sin ir más de 2 semanas y que no se mantiene solo. Tú eres la Chef, así que haz el favor de levantarte porque no pienso consentir esta tontería de niña caprichosa solo porque la rubia de ojos bonitos se haya marchado. Así que hazte cargo de tu mierda y levántate Lalisa.

Me lanza a la cara la ropa y sale de la habitación. Eso me dolió. La había perdido sí, y aunque traté de hacer mi mayor esfuerzo por recuperarla, Roseanne había desaparecido. Simplemente se había esfumado.

¿Quién es Roseanne Park?. Oh, pues... veréis. Rosé es la chica más hermosa del universo, tiene unos preciosos ojos chocolate que podrían traer de vuelta a la vida hasta a los muertos y unos labios dulces que te gustaría seguir besando hasta el fin de tus días. Vale, lo reconozco, no soy demasiado buena con las palabras, pero diablos, esa chica es y será mi tortura.

¿Cómo la perdí?, bueno... la versión corta es que soy una imbécil, pero supongo que eso no es tan interesante como extenderme y contarles la historia ¿verdad?. Bien, prometo que os la contaré, pero primero... voy a ducharme o esa enana me matará.

A taste of HeavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora