¿Qué es esto que siento?

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¿Saben cuando están tan felices que parece que están viviendo en un musical todo el tiempo?. La gente parece más feliz y amable a tu alrededor, toda la música suena genial e incluso bailas en medio de la calle como una idiota. Bueno... desde nuestra cita, las cosas con Rosé iban cada día mejor, tanto que sentía que estaba en una película y que nada de esto era real.

Paseábamos por el parque cada tarde junto a Hank y hablábamos por horas. Así yo había aprendido que Rosé adora los arcoíris que se forman después de cada tormenta, que su humor no es el mejor cuando tiene mucha hambre. Había aprendido que su color favorito es el rosa y el azul cielo, porque dice le recuerdan a su casa, aunque me dijo que el gris-azul verdoso de mis ojos es sin duda el mejor color del mundo. 

Sabía que su cantante favorita de los años 50-60 era Etta James y que At Last era para ella la mejor canción de amor del mundo. Sabía que adoraba ver documentales, sobre todo aquellos de la psicología humana y que compraba algunos libros que tuvieran que ver con ello en el mercadillo Vintage. Sin embargo, desde que le mostré la biblioteca municipal, al menos una hora al día me lleva a "leer". Sería una completa mentira decir que yo leo, pues solo me dedico a observarla mientras ella descubre un nuevo libro que por cierto, lee a gran velocidad.

Sabía que es más fuerte de lo que creía pues uno de los días la ayudé con las cajas en el X y ella parecía cargarlas con más facilidad que yo, según ella por la costumbre de casi dos meses haciéndolo. Sabía que corría mucho más rápido que cualquier persona normal y que adoraba hacerlo junto a Hank y a mi cada mañana al amanecer. Había aprendido de ella que adora los desayunos, es su comida favorita, y que detesta el aguacate aunque se siente mal por menospreciar ese alimento y algunas veces llora por ello. Dice que Dios creo el aguacate para que todos pudiésemos alimentarnos y ella se sentía mal por no entender porqué era una fruta y tenía esa textura tan desagradable.

Sabía que lloraba con facilidad con las películas dramáticas o de comedia romántica y que las películas de miedo le llamaban la atención, pero odiaba todas aquellas que hablaban sobre fantasmas y el diablo, decía que no eran representativas de la realidad.

Sabía que adoraba las estrellas y según ella en mi espalda había una constelación que le gustaba acariciar cuando me veía vestirme. Algo de lo que yo, por supuesto, jamás me quejaba.

Había aprendido a distinguir las formas de fruncir el ceño que tenía, sabiendo a la perfección cuando estaba visiblemente enfadada, concentrada o extrañada. Sabía distinguir cada brillo en sus ojos, los de alegría, decepción, tristeza y añoranza. Sabía que adoraba vestirse con ropa clara porque le transmitía alegría y paz. 

Sabía que adoraba el olor a flores y sobre todo, el olor a rosas, por eso cada día era yo quien le obsequiaba una que sorprendentemente duraban más de lo esperado. Rosé decía que con cariño y mucho cuidado ellas se ponían muy contentas y por eso se quedaban más tiempo.

Había aprendido que cuando la besaba debía ser delicada y que si mordía su labio inferior un pequeño suspiro salía de sus labios. Por supuesto, esto me volvía loca, pero debía contenerme. Había aprendido que cada vez le gustaba más que acariciara su espalda y su abdomen cuando la besaba y que su piel se erizaba si besaba ligeramente su cuello. Había aprendido que morderle suavemente la oreja la hacía estremecerse, y rayos, eso era como la muerte para mí.

Sabía que le gustaba colgarse de mi espalda y que caminara así por casa o por el X, lo encontraba terriblemente divertido, sobre todo cuando mi padre y Kook nos veían y se reían de mí. Sabía que sus ojos se iluminaban cuando le decía que la quería y que su corazón latía con fuerza cuando, las veces que se quedó a dormir en casa, la abrazaba por la espalda y besaba su hombro. 

A taste of HeavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora