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- ¡Vamos chicos! Necesito las comandas ¡YA! - grité exasperada. 

- ¡SÍ CHEF! - respondieron todos al unísono acelerando sus movimientos.

Observé a todo el equipo, trabajaban sin parar pero hoy era un día de muchísimo trabajo. Sobre todo porque a los estúpidos del jurado se les había ocurrido pasar a hacerme una visita y habían traído a toda la prole de invitados especiales. Todo tenía que salir perfecto, tenía que dejar el buen nombre de todos ellos en alto y sabía que estaba siendo demasiado exigente, pero no tenía otra opción.

- Chef... - Tae puso una mano sobre mi hombro y apretó suavemente. 

- Lo sé Tae... lo sé - dice masajeando mi frente. - Pero no podemos fallar, no ahora. El concurso es pasado mañana y todavía no tengo nada. Y encima ellos...

- Lalisa Manobal - la voz de mi subchef sonó seria. - Ve a tu despacho a descansar. Yo me ocupo.

- No, es mi cocina y yo soy la Chef.

- No te lo estoy diciendo como tu subchef, lo digo como tu amigo. Mueve el culo Manobal.

Bufé dispuesta a rebatir hasta que sentí una suave mano tomar la mía y reconocí la la calidez que recorría mi cuerpo, sólo podía ser ella.

- Lili... por favor... - suplicó. La miré a los ojos y como si de un encantador se tratara simplemente caminé con ella.

- Estás a cargo - le dije a Tae que sonrió burlonamente.

Entré en el despacho y me tumbé en el sofá colocando mis brazos sobre mi cara y a punto de colapsar.

- Lisa... - la voz de Rosé sonaba dudosa.

- Lo siento Rosie, no es mi mejor día - traté de no sonar distante. No quería lastimarla y sabía que en este estado era lo más probable.

- ¿Qué puedo hacer para ayudarte? 

Retiré mis brazos y me incorporé palmeando el hueco libre a mi lado. Rosé entendió y rápidamente se sentó a mi lado.

- Sólo... abrázame ¿quieres?

Ella asintió y sus brazos me rodearon enseguida. Me acomodé en mi hueco favorito, ese espacio entre su cuello y su hombro, respirando su aroma. Suspiré pesadamente y acaricié su cuello con mi nariz, sólo quería quedarme un rato allí y desaparecer del mundo.

- Me haces cosquillas - ella rio tratando de alejarse de mí pero yo no se lo permití.

- No te vayas... - murmuré sobre su cuello. Mis labios rozaban ese trocito de piel enviando descargas eléctricas por todo mi cuerpo. Sólo fui consciente de lo que estaba a punto de hacer cuando sentí la respiración de Rosé cambiar drásticamente. Me reproché a mí misma por ello, no quería incomodarla, pero maldita sea... si tan solo...

- ¡Lili! ¡Wow! ¿Interrumpo? - me separé con rapidez de Rosé para observar a mi hermano apoyado en la puerta con una sonrisa burlona.

- No... yo... Rosé... - traté de hablar.

- Hola Kookie - sonrió la rubia. - ¿Cómo estás?

- Mejor que Lisa - sonrió y ella me miró asustada tomando mi rostro en sus manos y comprobando mi estado.

- Estás muy roja... ¿te sientes muy mal? - preguntó la rubia y tragué saliva. Ay Roseanne...

- Estoy bien, bien sí. - aclaré mi garganta - ¿Qué pasó Kook?

- Oh, oh sí sí ¡vamos! - dijo acercándose y arrastrándome por el despacho hasta la puerta.

- ¿Qué ocurre?

A taste of HeavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora