- Bien, ¿qué te parece? - pregunté inquieta.
- Ahh... - un suspiro salió de sus labios mientras se frotaba la frente. - Es bueno, muy bueno...
- Pero no es perfecto - completé la frase levantándome de la silla enfadada y tirando el delantal sobre la encimera.
- Lili... - escuché su voz hablarme suave mientras me sujetaba por los hombros y apoyaba su barbilla sobre mi cabeza. - ¿Qué pasa? - preguntó dulcemente.
Me giré con la cabeza gacha y suspiré antes de abrazarlo fuertemente. Había sido una semana de mierda, demasiado trabajo, demasiadas cosas que atender, los restaurantes de todo el mundo estaban subiendo de nivel y eso requería que sacara más tiempo para innovar, para reunirme con mi hermano y mi padre y hablar sobre el futuro de la firma Manobal y hacia dónde encaminar cada restaurante. Tampoco ayudaba la presión de hacer un maldito plato perfecto para el estúpido showcooking contra Bambam y por si fuera poco llevaba una maldita semana en la que Rosé parecía ignorarme y la culpa de ello era única y exclusivamente mía.
- Es demasiado... - dije abrazándolo con más fuerza.
- Lo sé cariño, pero has demostrado que siempre puedes salir adelante y en esta ocasión también lo conseguirás. - me separó de él y dejó un beso en mi frente. - Sólo necesitas descansar y relajarte.
- Lo que menos puedo hacer es relajarme Papá. Estoy a escasos días del reto contra Bambam y aún no tengo nada.
- Confío en que lo tendrás, pero debes despejar tu mente. Has estado enterrada en la cocina día y noche, apenas comes, apenas duermes...
- ¿Quién te...?
- Roseanne - sonrió acariciando mi mejilla y despegándose por completo de mí.
- ¿Pero...?
- Bueno, el sábado pasé a saludarte a casa pero no estabas. Así que di un paseo con esa jovencita y la llevé al mercado vintage. ¿Sabías que le gusta mucho la música? - sonrió mientras parecía rememorar ese momento - Compró un tocadiscos y le hice algunas recomendaciones, por supuesto - se encogió de hombros. Abrí la boca para hablar pero mi padre continuó hablando. - Lo que sí me preocupó es que esa chica no tuviera un teléfono móvil ni llaves de tu casa Lalisa, eso no está bien. La pobrecita iba a esperar a que llegaras para entrar. Así que decidí dárselos y poner todos nuestros contactos. Increíble, podía haberle pasado algo. - Volví a intentar hablar cuando le vi tomar algunos ingredientes de la nevera, pero mi padre me volvió a interrumpir. - Y ahora, vamos a ver qué podemos hacer con este plato. - dijo poniéndose manos a la obra.
Me quedé perpleja. Había notado en alguna ocasión algo de música suave en casa, pero no me había imaginado que provenía de la habitación de Rosé, es más, pensaba que quizá estaba teniendo alucinaciones por falta de descanso.
Desde lo ocurrido aquella noche, yo evitaba a Rosé. No habíamos ido a trabajar juntas, y ni siquiera supe cómo ella se las había arreglado para llegar al trabajo o a casa, sobre todo con la incesante lluvia que no paró ni un sólo día, pensé que gracias a Kookie, pero Hoseok me comentó que le había regalado una bicicleta antigua. Luego recordé que desde hacía unos días la había visto aparcada siempre fuera de casa y del X. Tae también gestionó una recompensa para todos los trabajadores a petición de mi padre, mi cabeza no estaba para ello y prefirieron no preguntarme, así que Rosé había comprado un tocadiscos con ello... y ahora comprendo que más cosas... Como el pasado martes, en el que descubrí la nevera llena sin que yo hubiera ido a hacer la compra. En ese momento pensé que Jisoo se había pasado por casa pero veo que no... ¿Cuánto me había perdido? Demasiado quizá.
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A taste of Heaven
FanfictionA sus 24 años, Lalisa Manobal, es un referente en la gastronomía internacional. Es exigente, virtuosa, creativa y apasionada cuando está tras los fogones. Sin embargo, es un desastre en el amor desde que Jennie Kim le rompió el corazón. Pero todo ca...