Viejos Conocidos (Severus x Lectora)

Capitulo 25

Continué con las de Gringotts. Eran notificaciones de movimientos bancarios, papeles de propiedad, habilitación de bodega en el banco, etc. . Estaba feliz de que documentaran todo como un resumen de historial bancario, de esa manera era mucho más fácil de leerlo e interpretarlo que estar viendo múltiples movimientos que para alguien que no sabe (como yo) del tema pudiera interpretarlo fácilmente. Tenía que ir para retirar mi llave cuanto antes, pero si deseaba ir para que me explicaran algo en profundidad o tratar algo en particular podía acercarme en cualquier momento dentro de los horarios establecidos. Me asombró la cantidad de personas que se ofrecieron a comprar los derechos de la receta (entre ellas el mismo Damocles Belby), por cantidades exorbitantes también... 

No pensaba venderla, pero era algo a tener en cuenta por las dudas. 

Por otro lado, las cartas del mini-Snape eran... bastantes, tacha eso, ¡eran muchísimas! 

No esperaba tantas cartas. Era como si hubiese escrito una o dos por semana desde que me fui. Una más detallada que la anterior. Miré la caja a mis pies con todas las cartas que aún me quedaban por leer, la gran mayoría de las que pude leer terminaba con "Espero que te encuentres bien. Contesta cuando puedas, por favor".  

Sé que no se podía evitar, pero me sentí horrible por dejar esperando por tanto tiempo a un niño. 

Un niño que creció y se convirtió en un amargado profesor de pociones que seguramente me odia. Ah, y que también es muy bueno para las artes oscuras. Excelente.

Negué con la cabeza para apartar ese pensamiento. Quizás el Severus que conocí ya no exista, quizás ya no quiera tener que ver nada conmigo, y eso está bien. Pero en este momento, a través de estas cartas estaba aprendiendo cosas de mi amigo, al cual llegué a ver como a un hermanito. Continué leyendo hasta que llegó la hora de volver a Hogwarts. Casi no quería volver, tenía miedo de que perder a mi tía y a mi hermano. Sin embargo, mi tía tomó medidas extras para reforzar la seguridad de la casa. Ni siquiera los elfos domésticos podrían ingresar sin la autorización de ambas. Otra medida de seguridad era el anillo de mi madre que mi tía convirtió en un traslador, me dejaría dentro de la casa con solo decir la palabra para activarlo.

Hablando de accesorios, revisando mi equipaje encontré el giratiempo que Dumbledore me dio en el pasado. Se lo notifiqué e incluso traté de devolvérselo ni bien volví. Pero me dijo que lo conservara, que tenía el presentimiento de que lo iba a necesitar.  

No quise pensar demasiado en ello. Solo lo coloqué en mi cuello junto al collar que me había regalado el mini Snape y lo dejé ahí. Si tenía que usarlo, lo usaría. 

Al volver me arrepentí casi de manera instantánea. El ambiente en el castillo era otro completamente distinto. Sabía que las cosas estarían tensas con el sapo rosa dando vueltas, pero nunca pensé que terminaríamos pisando cascaras de huevo constantemente. 

Sinceramente, ¿tan mal estaba el ministro que necesitaba mandar su gente a una escuela? ¿ya no había desacreditado a Dumbledore y a Harry lo suficiente? Se tomaba demasiadas molestias para alguien que decía que todo estaba bien. Si tan solo supiera que sus acciones dicen más de lo que sus palabras expresan. Es increíble lo que provoca el miedo, cegándonos completamente a la realidad con tal de mantenernos en nuestra zona de confort. 

Suspiré mentalmente tratando de alejar esos pensamientos por ahora, no necesitaba echar más leña al fuego. Miré con desgano la puerta frente a mi. En todos mis años en Hogwarts nunca pensé que terminaría en detención.... mucho menos con él.

Moví mis pies cambiando el peso de mi cuerpo, realmente no quería entrar. ¿Por qué dudo tanto? No, no es porque es la primera vez que me castigan.  Hice lo que hice y dije lo que dije sabiendo muy bien cuales eran las consecuencias. La cara de sapo estaba torturando (porque no hay otra palabra para describirlo) a los estudiantes por el más mínimo error. Era aun peor cuando hacíamos algo que, desde su perspectiva psicópata, representaba una amenaza para el ministerio. La mayoría tenía padres o familiares que de alguna forma u otra estaban relacionados con el ministerio y sabían que quejarse era comprometerlos, mientras que los que no estaban relacionados enviaban cartas que terminaban siendo interceptadas por ella. Lo único que nos ayudaba eran los profesores que trataban de cubrirnos lo mejor que podían.

 Nunca fui de ponerme en la mira de un profesor, siempre fui de bajo perfil. Sin embargo, escuchar a esa hija de su... hablar de mis padres como si fuera un "accidente", un pequeño "daño colateral", me hizo hervir la sangre. Sabía que me estaba provocando por ser parte del grupo de Harry, y porque el ministerio no tenía influencias sobre mi tía, que dicho sea de paso, logró acomodarse muy bien sin la ayuda de nadie y eso molesta a la gente como el sapo rosa o fanáticos de la sangre pura. Así que tomé varias respiraciones y decidí contestar lo menos posible, dejarle ver lo menos posible... hasta que quiso quitarme el anillo de mi madre. 

No recuerdo bien como sucedieron las cosas, solo recuerdo que vi todo rojo y que mi magia reaccionó. Pensé que lo de "ver rojo" era solo una expresión hasta que me sucedió. Por suerte o por desgracia, uno de los profesores intervino justo a tiempo, enfocando la atención en él y me echó la culpa de lo ocurrido. Me dijo que tendría que cumplir detención con él más tarde por tal comportamiento, y casi que me sacó a empujones del pasillo sin dejarle hablar al sapo rosa.   

Lo que nos lleva a la situación actual... 

- ¿Vas a quedarte ahí admirando la puerta o vas a entrar de una buena vez? Siendo un adulto deberías saber el valor de la puntualidad.

Dijo una voz a mis espaldas. 

- Aún me quedan unos tres minutos, profesor. Pero ya que insiste.

Le contesté abriendo la puerta y dejándola abierta para que él pasara. Una vez adentro dejé mis cosas sobre una de las mesas y me giré para verlo sentarse detrás de su escritorio. 

- Entonces, ¿Cuál será mi castigo, profesor Snape?