Capitulo 29

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– ¡Por última vez! –expresé mirando a todos en la habitación con toda la seriedad que pude reunir – ¡Que no estoy saliendo con Draco!


Por si los rumores de que estaba con Severus no fueran poco, un reverendo hijo de sus perros padres me vio salir de aquel salón con Draco y ahora todos están esparciendo rumores sobre nosotros, supuestamente de ahí viene la justificación del actuar de Severus, "por supuesto que iba a proteger a la novia de su ahijado". Incluso hay algunos que aseguran haber visto algo que nunca pasó.

No es como si hubiera tenido mucha amistad con la mayoría de Gryffindor, no soy una mariposa social, pero tampoco para que me vieran como si hubiera cometido los peores crímenes contra la humanidad. Me costó horrores convencer al ejercito de Dumbledore de que todo aquello era un burdo rumor (aún con la ayuda de los gemelos y de Luna). Tampoco ayudaba que el hijo perdido de George Darling, al que definitivamente volveré a llamar Malfoy porque no merece que lo llame por su nombre, cada vez que me veía se acercaba a saludarme con un abrazo y una sonrisa de porquería, susurrándome un "buenos días, tía", "hola, tía", "que descanses, tía" ¡QUE NADIE MÁS PARECÍA ESCUCHAR!


CADA.MALDITA.VEZ.


Definitivamente probaré algunos productos de los sortilegios Weasley en él ni bien tenga la oportunidad... o al menos eso me digo la mayor parte del tiempo. Draco se me había acercado bastante, no solo para hacerme enojar o bromear sobre lo que cree que es mi relación con Severus, sino que también se acercaba para otras cosas. Eran pocas cosas, pero para alguien como Malfoy que no hacia nada sin obtener un beneficio a cambio... era mucho y raro de ver. Como ese pequeño detalle de usar su "poder" como prefecto (y un poco de su influencia) para averiguar donde se encontraba el sapo rosa en el castillo para que tanto yo como sus otros estudiantes de Slytherin evitáramos cruzarnos con ella. Puede que no hiciera lo mismo por los estudiantes de las otras casas, y no es por justificarlo, pero esos otros chicos tenían sus propios prefectos y premios anuales/delegados, él no podía cuidarlos a todos (además de que "arruinaría" su reputación). El hecho de que me incluyera en ese pequeño grupo de protegidos fue algo considerado de su parte.  De hecho, pensándolo un poco, quizás por eso los Gryffindors tenían cierto recelo conmigo, ya que cuando vi que la sapo rosa lastimaba/torturaba incluso a los estudiantes de Slytherin, me acerqué para ayudar a algunos a tratar sus heridas. No confiaban en mi al principio, pero luego se dieron cuenta de que solo quería ayudar y me dejaron una especie de vía libre. 

Otras de las razones por las que Malfoy se comenzó a acercar fue para preguntarme sobre cosas, algunas muy mundanas y otras de ámbito escolar. Parecía... solitario. Mi corazón blando será mi condena uno de estos días.


– Supongamos que te creemos –Me contestó con burla Fred.


– Yo lo hago –Exclamó Luna acomodando sus lentes bicolor como una vincha improvisada mientras movía sus pies hacia delante y hacia atrás desde su lugar sobre el escritorio.


– ¿Y por qué es eso? –Preguntó George con curiosidad, siempre le daban risa las ocurrencias de Luna, pese a todos mis regaños de no aprovecharse de ella.


– Porque no veo ningún simádia kardiás alrededor de Malfoy cuando está con ella  –Respondió como si eso respondiera todo.


– ¿Y qué son esos? – Interrogó Fred intentando no reírse.


Viejos Conocidos  (Severus x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora