Abbygail Laungmoon nacida en una cuna de oro, siempre obtuvo lo que quería y a pesar de ello era una persona con un corazón noble y amable, siempre tuvo una buena relación sus hermanos y con sus padres, se podría decir que tenía la vida soñada...pe...
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Desperté y sentía como si un carruaje me hubiera pasado por encima, me dolía todo el cuerpo, y mi garganta estaba tan seca que sentía que si hablaba se iba a romper.
-cariño despertaste, te sientes bien? ¿Quieres algo?-dijo mi madre volteándose hacia mí y revisándome-
-agua por favor, madre-vi como mi madre cogía un jarrón de agua y ponía agua.
Luego de tomar agua le dije mi madre que aún seguía cansada y que iba a seguir durmiendo, ella comprendió, pero dijo que se quedaría conmigo asegurando que todo vaya bien.
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Emprendimos nuestro viaje al alba y Damon me dirigió al lugar que había visto el día anterior, al llegar el sol estaba en todo su esplendor y nos ayudaba para poder divisar todo lo que teníamos a nuestro paso.
El lugar era una pequeña cueva en los límites de sus terrenos con el mío, a simple vista podía pasar desapercibida, pero Damon me hizo entrar para poder visualizar que efectivamente se podía observar que alguien había estado usándola como refugio y los más inquietante es que podíamos divisar que la fogata era reciente ya que aun la leña se sentía tibia.
-pero ¿qué?.-dijo Damon viéndome, su cara de desconcierto era igual que la mía.
-Damon viste alguien aquí ayer que encontraste este lugar?.- le pregunte viendo la fogata-
-claro que no, lo hubiera mencionado, ayer mencione tal cual ocurrieron las cosas.- dijo viéndome inquieto.- tú crees que ese desgraciado siga por aquí.
-no lo sé, es poco probable que volviera a su escondite si este ya fue descubierto.- dije mirándolo y tratando de calmarlo.- tú crees que sea él?
-Luciel sé que el tema de tu padre es un tabú para ti, y que deseas que no vuelva a aparecer en tu vida, pero es la única persona que se me viene a la mente, es el único que podía tener en sus manos el collar de abby.-dijo volviendo a su caballo.- mejor pensémoslo mejor en casa, no podemos sacar conclusiones apresuradas, contémosle a mi padre lo que hemos visto aquí.
-si supongo que es lo mejor.-dije subiéndome a l caballo yo también mientras le daba una última mirada a la cueva mientras me alejaba.
Cabalgamos hasta la casa en silencio, pero mi mente no me dejaba en paz, acaso era posible que esa escoria siga con vida, no es posible me dijeron que murió, vi su cuerpo, vi como la vida le había pasado factura, no es posible que sea él.
