Peter está realmente enfermo de amor por ti, y es la clase de persona complaciente que va a ir tan lejos como quieras para conseguir su objetivo, o al menos un poco de tu atención, ¿no es adorable?, en forma de pequeños relatos, ¡podrán disfrutar de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mientras oscurece, estás en el restaurante cumpliendo con tu turno de trabajo al cual no le falta mucho por terminar, limpiando mesas sin mucha preocupación mientras todo va relativamente normal, o casi, no puedes evitar notar a un ¿chico?, no te quita los ojos de encima desde que entró y se sentó hace un rato, completamente solo en una mesa en el rincón, esos ojos amarillentos que solo parecen más grandes por la sonrisa de dientes que te proporciona sin parpadear ¡da escalofríos!, realmente no quieres tener que atenderlo, pero lastimosamente para eso te pagan, además, esta es tu zona, tienes a tus compañeros de trabajo para respaldarte, así que te decides a dejar de evitar a alguien solo por verse como un drogadicto y te le acercas para al fin atenderlo.
Conforme te le acercas, ves como se acomoda en su asiento como si no hubiera estado girado hace solo un segundo para verte mejor.
—Buenas noches, ¿qué desea ordenar?
Parece inquieto por los movimientos de sus manos bajo la mesa.
—Eres bonita
Te quedas en silencio, esa clase de comportamiento... déjà vu.
—Ah, gracias —Sonó más como una pregunta
Le das la palabra esperando que ahora sí ordene algo.
—¿Cómo te llamas?
Te preguntas si en serio solamente entro al restaurante para "coquetear" contigo. Le dices tu nombre a la vez que señalas el pequeño recuadro en tu pecho que lo indica.
—Mmm, creo que eso funciona
Seguido de tu desconcierto, la campanilla de la entrada suena, y no podría ser más oportuno, es Peter, quien te saluda con la mano y posteriormente va a sentarse algo alejado, en este momento, no puedes evitar compararlos, ambos ciertamente tienen una forma extraña de hablarte, por decirlo menos, pero ahora puedes apreciar como Peter es mejor en pretender ser alguien normal, eso debe valer algo.
Le devuelves el saludo a Peter, tu atrevido amigo voltea a verlo mientras su sonrisa se intercambia con una expresión de confusión.
—Le dejo para que decida entonces
Cordialmente, te alejas de él, esquivando a su vez los intentos de ligue que presientes, en cambio, te acercas a Peter más que nada para seguir coherentemente tu fachada. Una simple mirada de reojo te permite ver como es que el chico de antes no te quita AUN los ojos de encima, pero ya no está precisamente sonriendo, es un avance.
—No... no se supone que haya nadie más —Murmura él
—Hola Peter, no sabía que vendrías
—Ah, sí, es solo que, bueno, no pude evitarlo
Se rascó la nuca mientras se agachaba, apenado, pero también feliz de no verte enojada respecto a su intromisión, especialmente en este curioso horario, después de todo, ha comenzado a frecuentar el restaurante a pesar de lo complicado que sabes que es para él venir, y siempre con escusas que no lo compensan como para empezar a creer que solo viene a verte, o vigilarte si somos realistas.
