Capítulo 33.

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Paso una semana después de eso, no habían rumores puesto que Claude se había encargado de eso. Nadie sabía de la princesa por lo cual todos estaban pensando que ella estaría estudiando o trabajando en casa. Por lo cual las fiestas de té y reuniones habían sido canceladas con antelación junto a una carta de disculpas.

Claude estaba al lado de su hermana, sentado en una silla y tomándole de la mano, no dormía y comía poco excusándose de que el no se alejaría de su hermanita por ningún motivo.

Isabelle aunque ya no tuviera fiebre seguía sin despertar, sus amigas y la familia imperial había venido de forma discreta dejaron algunos regalos como ramos de flores o algunos peluches pequeños.

Arvel estaba afuera de la habitación de la princesa, en guardia, en espera de que ella despertara y le llamara.

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- ¿aún no despierta Isabelle?- preguntó Leah, bebiendo su té- ¿saben cuando despertará?.

- no, no sabemos cuando despertará- Roger continuó la charla, le sirvió té a los príncipes- espero que sea pronto, Claude no se ah separado de ella por ningún motivo.

- si, lo fui a ver- respondió Edmond tomando la taza- esta demasiado pálido al igual que Isabelle.

- ¿y no llaman a un Sacerdote?- pregunto el segundo príncipe, temeroso mirando a los adultos- yo creo que sería la mejor opción.

- creo que si se podría pero ya hicimos una curación- mencionó  la Duquesa abrazada a su esposo- una más haría daño, así explico el Sacerdote.

- sera mejor dejar las cosas así- dijo Edmond cruzandose de brazos- es preferible que no traigan al sacerdote y que empeore las cosas.

Kyle en algún momento se sintió un poco ignorado, siempre fue así, con sus padres prestando atención a su hermano mayor o en otros asuntos que lograban qué ignoraran a su segundo hijo, Isabelle era la única que le prestaba la atención que el quería y necesitaba, por supuesto que el también la necesitaba para que sus padres y los demás le dieran mucha más atención.

Kyle se levantó para salir de la habitación para ir al invernadero donde estaban las rosas de cristal, el e Isabelle gustaban de ir a visitarlo y disfrutar de aquellas bellas flores de reluciente cristal. Tomó unos guantes de cuero para empezar a regar las flores y moverlas del macetero a espacios más grandes, gustaba de hacer esas cosas en el Ducado Rossbartlett tenía algo más de "libertad" que cuando estaba en el palacio.

Sonrió un poco sonrojándose, tenía la idea de que si el fuera escogido como príncipe heredero, hacer de Isabelle quizás su secretaría o una.....Emperatriz. Aunque el no sabía lo enfermizo que eso sonaba, sonrió con más alegría seguramente Isabelle sentiría lo mismo que el, sentiría esa sensación cada vez que se ven, sentiría como si se llenaba un vacío, si, ella debe sentir lo mismo estaba seguro de eso.

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Claude estaba al lado de Isabelle, seguía a su lado, tratando de hacerla tomar agua con algunas hiervas que la ayudarían a relajarse y dormir mejor.

De pronto siente un quejido, alza la mirada, su hermana trata de levantarse abriendo sus oscuros y demacrados ojos con extrema dificultad.

- ¡CELINE VEN ENSEGUIDA!- grito el oji-cian conmocionado- ¡tranquila hermana pronto estarás mejor!.

Celine entró rápidamente para ver a su señorita sentada, rápido, salió de la habitación para ir a contarle a los Señores entró rápido olvidando toda etiqueta ante la familia.

- ¡la princesa ah despertado!- exclamó la nana eufórica- esta con el joven Claude.

- ¡vamos enseguida!- Leah y Anellie alzaron la voz para salir corriendo.

Los demás estaban detrás, la entrada a la habitación de la princesa estaba invadida por los empleados que en sus manos habían bandejas con toallas húmedas, algunos remedios y uno que otro con algún alimento ligero.

La oji-roja miró a la entrada, tenía la palidez de un muerto, enorme ojeras pero aún así esbozó una débil sonrisa. Estaba recargada en el cuerpo de Claude se sentía muy cansada a pesar de que llevaba durmiendo quien sabe cuando.

Intentó hablar pero la voz le salía seca y rasposa, una de sus doncellas le entregó un vaso con agua fría y refrescante. Se tomó todo de un solo trago mostrando lo sedienta que estaba.

- muchas gracias....cuanto...- titubeo por lo rasposo de su garganta- ¿cuanto tiempo eh estado dormida?.

- has dormido por una semana y 3 días- Leah mencionó sentándose en la cama- apenas supimos lo que te paso vinimos pero necesitabas descansar.

- me alegra que hayas despertado- habló la oji-azul abrazando a su hija- me tenías tan preocupada.

- lo siento mucho- respondió abrazando a su madre- también lamento haberlos preocupado.

Mirando a los demás integrantes de la familia junto a los empleados, ellos eran los más preocupados, si su señorita no estuviera seguro todo sería tan deprimente en el Ducado.

- ¿les molestaría traerme algo de comer?- pregunto mirando a sus padres- tengo algo de hambre.

Enseguida trajeron una sopa ligera junto a una taza de agua caliente con limón y un pocillo de ensalada suave.

- ¿necesitas algo más?- Roger pregunto mirando a su hija comer con calma- algo en específico, una cobija o alguna otra cosa.

Los sirvientes estaban en tal posición de que ellos ya estarían corriendo por traer lo que trajera la princesa.

- me gustaría algo de privacidad- pidió amable mientras que tomaba sopa- quisiera descansar un poco.

- claro, será mejor irnos- sugirió Edmond y todos salieron- yo vendré después a darte unas noticias un poco importantes.

Todos salieron de la habitación, Claude se quedo, y empezó a darle de comer como si de una bebe se tratase. No era necesario pensaba la menor pero viendo la desesperación y las ojeras que tenía su hermano se rendido fácilmente, se lo debía, ella lo había hecho preocupar.

- hermano, tengo una sugerencia para tu nueva prometida- expresó con una sonrisa- se que no ah pasado mucho pero creo que se llevarían bien.

- si mi hermana lo dice- hablo en voz baja, luego sonrió- debería intentarlo un poco pero después, ahora tienes que recuperarte.

- está bien como tu desees- respondió dejándose alimentar por su hermano.

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La noche había caído, toda la familia estaba junta, degustando felizmente la gran cena que se hizo en honor a la princesa.

Kyle estaba sentado a la izquierda y Edmond a la derecha de la princesa, como si la estuvieran protegiendo de cualquier cosa.

- querida, dentro de poco llegará una delegación del país Hoiji- anunció la Emperatriz, degustando una copa de vino.

- supongo que vendrán a arreglar los temas de robos y violencia que hizo su gente- intuyo con voz seria.

Todos sabían que Isabelle odiaba cuando algo no salía a la perfección y peor aún, odiaba a la persona que interrumpía sus proyectos e intentaban pasarse de listos, había ocurrido varias veces y las cosas no terminaban bien para los nobles.

- eso era lo que quería comentarte- Edmond miro a su prima- ellos vendrán y controlar a su gente.

- y necesitábamos tu ayuda, pero como enfermaste no queremos forzarte a más trabajo- opinó Kyle cortando un pedazo de pan caliente.

- podría ayudar, pero en moderación y con Claude ayudándome- respondió la Rossba y miró a su hermano- claro, sólo si el quiere.

- obvio que si, sabes que te ayudaría en todo hermanita- respondió alegre.

Los jóvenes empezaron a hablar entre ellos y los adultos miraban con una sonrisa era como verse en un reflejo, ellos también fueron así de alegres y optimistas por mejorar el imperio.

¡Renací Para Vengarme De Esa Perr*! . [REEDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora