Capítulo 15.

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Después de salir del palacio, fueron al carruaje todo estaba en un silencio incómodo pero afuera del palacio solo habían rumores de lo que había pasado con la Emperatriz.

- señorita, su padre le dio el permiso para ir al pueblo- habló ayudando a la señorita a subirse al carruaje.

- está bien, entonces vayamos al pueblo quiero distraerme un rato- expresó seria, por lo que los caballeros estaban decididos a hacerle pasar el mejor día inolvidable en el pueblo.

Cuando llegaron Isabelle bajo con ayuda de su escolta, todo estaba tan brillante como cuando la vio de niña, empezaron a pasear viendo todo tipo de mercados.

Isabelle emocionada empezó a comprar comida pues tenía algo de hambre, compró brochetas de carne que estaban deliciosas y jugosas obviamente que también les dio a sus guardias, habían juegos que eran divertidos.

Seguían caminando sus escoltas llevaban bolsas donde habían algunas telas, premios y algunas frutas que seguramente se comería en casa. Pasando cerca de un callejón noto a una persona tirada entre la basura estaba todo sucio y maloliente.

- ¿oye, te encuentras bien?- preguntó la joven, acercándose al mendigo quien solo alzó su cabeza levemente.

- ¿no tienes a donde ir verdad?, quieres venir conmigo?- extendió su mano, sus caballeros estaban histéricos no querían que su señorita tocara a un sucio mendigo.

El mendigo le miro para extender su mano temblorosa y tocarla la suave mano de la que sería su salvadora. Le ayudaron a levantarlo para entrarlo al carruaje.

- dejame presentarme me llamo Isabelle Rossbartlett dime, ¿cual es tu nombre y tu edad?- preguntó sentándose enfrente del hombre.

- mi nombre es Arvel Tinfeng, tengo 19 años- mascullo bajito el chico.

- ¿Tinfeng?....ese apellido no es de este Imperio supongo que, vienes del imperio Milog es, ¿un imperio asiático verdad?- ladeo la cabeza, el muchacho asintió levemente.

- así es princesa Rossbartlett- respondió con la cabeza agachada, parecía que quería decir algo más pero prefirio quedarse callado.

- dime, ¿tienes algún talento?, si no es así podría pedirle al mayordomo que tu seas su suplente- opinó llevándose una mano al mentón analizando la situación.

- yo se un poco de artes marciales, eso podría servir de algo- comento algo tímido.

- ¡eso es fantástico!, nunca eh conodico a alguien que supiera artes marciales- sonrió emocionada por ver aquellos movimientos.

- señorita, hemos llegado- informó el caballero, asomándose por la ventana.

- Arvel, este será tu nuevo hogar espero que te sientas cómodo- abrió la cortina mostrando el palacio Rossbartlett.

Cuando bajaron los sirvientes miraron raro a su señorita pues estaba ayudando a un mendigo a bajarse del carruaje.

- este será su nuevo compañero espero que se traten bien, ahora por favor vayan a darle un baño y ropa limpia- pidió amable, las sirvientas asintieron para llevarlo adentro.

- y podrían traerme a mi modista junto a mi merienda, ¿por favor?- solicitó yendo a dentro.

Mientras que el mayordomo se iba a la cocina a pedir lo que había pedido su señorita y mando a otro caballero a traer a la modista de la joven.

Estando sentada en una pergola gigante en el jardín, mientras que tenía papel y tinta iba a hacerle un traje a su nuevo sirviente aunque podría pedirle a su padre de hacerlo su escolta, si demuestra sus cualidades físicas.

¡Renací Para Vengarme De Esa Perr*! . [REEDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora