Capítulo 40.

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Ranhea: divorciarme?-cuestióno casi en todo de burla- no puedo hacer eso, no sé qué haré después.

Sirvienta2: podría quedarse aquí-empezo a explicar con calma- podría pedir asilo y podrá volverse una más de nuestro país.

Ranhea: pero independientemente de eso-agregó con una sonrisa nerviosa- no se que hacer, llevo años casada con el Emperador.

Sirvienta3: pero el nunca le ah mirado-señaló con buenas intenciones- solo tiene una hija, no tiene que seguir aguantando a los hijos de esas desagradables concubinas.

Ranhea: yo...no se...-tartamudeo un poco- no se ni por donde empezar en Hoiji nunca ah habido un divorcio.

Sirvienta: la señorita Isabelle podría ayudarla-sugirió arrodillandose frente a la reina.

Ranhea: aquella chica de verdad es tan increíble?-inquirió algo incómoda- no creo que sea adecuado decirle a una adolescente algo así.

Sirvienta3: claro que si!-vocifero ansiosa- ella es la mejor para estos problemas.

Sirvienta2: nosotras no deberíamos estar aquí-reveló con una sonrisa- somos plebayas pero ella nos sacó de la pobreza de las calles y nos dio un trabajo y educación.

Ranhea quedó callada, pensando en sí hablar o no, había escuchado de ella en Hoiji. Una adolescente, casi adulta, que poseía una gran inteligencia que fue capaz de erradicar la delincuencia y pobreza.

Ranhea: me....me lo pensaré-susurro lo último con pesar- estar casada con Keljan, no es el matrimonio que esperaba.

Sirvienta: mandare una carta a la princesa antes de la fiesta-comentó con una sonrisa alegre- ella seguramente le ayudará en lo necesario.

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Han pasado unos días y la fiesta de bienvenida estaba a solo un día de llegar, todos estaban apresurados para tener todo listo para pasado mañana en la noche.

Por otra parte Isabelle estaba en su jardín en el Ducado, estaba esperando a que llegara la Reina Ranhea, entonces entró una sirvienta de palacio.

Sirvienta: la Reina Ranhea ah llegado-anunció dejando paso a la mujer- adelante, su majestad.

Ranhea entró luciendo un magnífico vestido victoriano color uva, una trenza que tomaba todo su pelo y una pequeña diadema de color jaspe.

Isabelle: presentó mis saludos a la Reina Ranhea-saludo para hacer una reverencia- espero que pueda disfrutar de esta reunión.

Ranhea: gracias por aceptar la invitación-agradeció en voz baja- espero que no estas muy ocupada.

Isabelle: para nada Reina-hizo una silla hacia atrás- siéntese y hablemos sobre lo que quiere.

Ranhea: amm me enteré puedes ayudarme....-murmuró sonrojada por la vergüenza- en el tema de mi divorcio.

Isabelle: claro, dígame que quiere, saber cuéntamelo todo-pidió tomando una taza de té.

Ranhea: yo ya no quiero estar con Keljan-soltó, apretando sus manos con furia- se que el solo sigue conmigo por el poder que mi familia tiene.

Isabelle: tu esposo tiene concubinas y te ignora....-declaró con una mano en el mentón- podrías pedir el divorcio por descuido marital.

La peli-rubia quedó en silencio, la garganta se le secaba, tomó su taza de té y tomó todo el contenido de un trago sintiendo su garganta más fresca.

Isabelle: no creo que el te niegue el divorcio-comentó sirviendo más té- fácilmente pondrá a una de sus concubinas al mando y el mismo se dará cuenta de su error.

Otro silencio llegó pero ambas tomaron su té al mismo tiempo, luego suspiraron al uniso, dejaron sus tazas en su lugar.

Ranhea: pero y si él no quiere el divorcio?-inquirió dudosa.

Isabelle: no se negará-afirmó con una sonrisa- el sabe que te esta lastimando y usaré eso en su contra.

Sonrió con malicia que le dio escalofríos a la Reina, quedaron callada nuevamente, la puerta se abrió y entró Celine.

Celine: lamento interrumpir-se disculpó con una reverencia- pero Lord Arleyn ah llegado y dice es urgente.

Isabelle: puedes traerlo y traé bocadillos también-ordenó, miro a la oji-bicolor- lamento esto pero el Duque Arleyn es divorciado, podría ayudarnos.

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Dornan: princesa! Me disculpo por haber interrumpido-se lamento en voz baja- también es un placer conocer a su majestad, la Reina Ranhea, mi nombre es Dornan Arleyn.

Ranhea: también es un gusto conocerlo Duque-expresó con voz monótona.

Isabelle: llegó justo a tiempo Duque-sonrió con alegría- siéntese y le contaré todo y espero que pueda ayudarme.

Después de una explicación de los hechos ocurridos y lo que tenían planeado hacer.

Duque Dornan: lo que pide no es complicado-comentó mirando su taza- pero el problema será, si su esposo querrá firmarlo.

Isabelle: ya eh pensado en eso-respondió con una sonrisa- tengo una sugerencia y espero que opinen al respecto.

Con El Emperador de Hoiji.

Keljan estaba en la mazmorra del palacio, después de todo el alboroto, había quedado allí. Encerrado cuál rata y unas celdas más adelante estaba Lila, su concubina, sin duda llegando a Hoiji le quitaría el título de concubina y la echaría de palacio.

Quedó sentado mientras que los pocos guardias sin cuidado alguno jugaban o le tiraban la comida de forma brusca mostrando su desagrado.

Guardia: lo lamento por la Reina Ranhea-habló mirando su escalera real- tener a un hombre así....no se como ah aguantado la pobre mujer.

Los demás se rieron, Keljan apretó sus puños con más ira, lanzaban comentarios ácidos de él. De todo su reino y lo bárbaros que son y sin vergüenzas.

Guardia2: si, pero fue un matrimonio político-respondió mordaz- que se esperaba y más viniendo de un patán.

Guardia3: si yo le fuera infiel a mi esposa-comenzó tomando una jarra de cerveza- me suicidó o me arrastró con tal de que ella no me deje.

Keljan: JA! Ranhea es incapaz de dejarme-pensó mirando el suelo con una sonrisa irónica- si, además está prohibido el divorcio en Hoiji.

Las risas y burlas continuaron contra el moreno Emperador, entonces unos pasos se escucharon bajando las escaleras. Los guardias se levantaron sorprendidos y después se pusieron firmes.

Guardias: saludos a la princesa Rossbartlett!-saludaron en altavoz- esperamos que este bien.

Isabelle: gracias muchachos-hablo amable- descansen chicos.

Guardia3: que hace usted aquí?-pregunto sonriente- en este lugar solo hay criminales de lo peor.

Keljan: ¡CUIDA TU BOCA!-grito furioso, tomando los fierros de la celda- ¡YO NO SOY NINGÚN CRIMINAL!.

Isabelle: ah justo la persona con la que quería hablar-sonrió juntando sus manos y para llevarlas a su mejilla- podrían dejarme sola para hablar con él?.

Guardia2: esta segura princesa?-pregunto temeroso- no creo que sea bueno dejarla con semejante hombre.

Isabelle: no se preocupen solo será una charla amistosa-mencionó con voz serena.

Guardia: si así lo desea-respondió no tan convencido de dejarla sola- entonces nosotros nos vamos ahora.

¡Renací Para Vengarme De Esa Perr*! . [REEDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora