despedida pero sin adios

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Pasaron varios minutos, mientras Mitchell seguía esperando allí sentada en aquel
tronco logró recordar cuán importante era mantener todo lo posible en secreto
sus razones y motivos, así que deprisa corrió donde Will se encontraba.
-Necesitamos huir de aquí_Dijo Mitch al lado del cansado de Will.
-Pero ¿porqué?
- Necesito comenzar mi propio viaje hacia la Catedral de St. Louis, y la verdad es
que no confío en nadie más que tú, talvez estas no sean malas personas pero no
quiero confiar en nadie más_ dijo Mitchell con preocupación en su rostro.
William comprendió la situación en la que se encontraban, así que decidió hacerle
caso a la pequeña.
-Nos iremos al amanecer, tú duerme tranquila con el baúl cerca de tí, y yo te
despertare en la madrugada cuando todos duerman.
-¡Mitchell!_ gritó Perot a lo lejos.
Ella miró a Will a los ojos y se alejo para buscar al joven.
-Aquí estoy Perot, ¿ya tienes el dibujo?
-Si, así es ¿ahora que haremos con todo esto?_ preguntó Perot.
-Mañana a primera hora iré a tú tienda para comenzar con el ritual de
evocación_dijo ella_ por el momento sería mejor que vallamos a dormir, gracias
por el dibujo_Contestó ella, tomando el papel y poniéndolo entre sus brazos,
dándole una hermosa sonrisa de agradecimiento.
En la madrugada:
Will no había descansado en toda la noche, y sabía (por lo que Isaac le había
dicho) que él no era suficiente para proteger a Mitch de todo lo que estaba por
venir. Decidió tomar sus cosas y marcharse hacia el norte, donde esperaba
encontrarse con algún lugar para vivir en calma y talvez disfrutar sus últimos dias
con el amor de una mujer.
Hubo mucho silencio toda esa noche, y la motocicleta que Isaac le entregó a Will
para que pudiera continuar su camino era lo unico que lograba captarse en la
oscuridad de la autopista.
-Lo siento mi niña_ pensó mientras dejaba atrás a la unica persona que dio su
compañía en aquella oscura cárcel donde a duras penas podían beber un poco de
agua.
En la mañana:

Mitchell despertó en su cama hecha de pieles de animales, y recordó que Will por
alguna razón no la buscó en la madrugada, así que de inmediato se paró de su
cama.
-¿Isaac?_decía Mitch detrás de la cortina que separaba las camas de cada persona
en el grupo_¿has visto a Will?
Isaac sabía que Will no volvería a aparecerse en mucho tiempo o talvez nunca,
despues de haberle contado de que manera habían salvado a la niña de aquel
viejo ermitaño. Sabía que Will no se sentía lo suficiente hombre como para
protegerla de todos los males que estaban por venir.
-Toma Mitchell, esto lo dejo él para tí_ dijo Isaac.
Mitchell corrió un poco la cortina que los separaba y tomó la carta que Isaac
sostenía en sus manos.
-Querida Mitchell, gracias por todos los buenos y malos momentos, sé bien que
me aprecias tanto como yo a tí, pero tu futuro es diferente al mío, asi que e
decidido marcharme para comenzar de nuevo.
Isaac y su grupo cuidaran muy bien de tí y tus secretos que por cierto según Isaac
me contó, ellos ya los conocen.
Y por ultimo me gustaría que sepas que siempre te amare, fuiste y serás como
una hija para mí, recuerda que pase lo que pase estaré pensando en tí cada día
de el resto de mi vida.
Att: William, tu compañero de celda.
-Cada vez me siento peor, y quisiera saber las razones por las que mis seres
queridos siempre me terminan abandonando , primero fueron mis padres, luego
mi hermano Nathan y ahora Will. No sé qué haré sin ellos.
-Tranquila Mitch, puedes contar conmigo para lo que sea, y sabes que también
cuentas con Isaac y todas estas personas que ves aquí _ Decía Perot mientras el
resto del grupo hacía sus tareas diarias.
-Anda Perot, ponte a buscar leña con Mitchell para la fogata de esta noche_ Gritó
Isaac.
-Me gustaría ir a buscar leña, talvez de esa manera me alejo un poco de mis
problemas_ dijo ella.
Perot y Mitch se adentraron unos cientos de metros en el bosque, era de día y los
hermosos árboles daban la sombra mas perfecta que jamás hayan visto.

El sol hacía de la sombra algo aún más apreciable, y los riachuelos que
acompañaban a los venados que bebían un poco de agua daban la frescura
perfecta para una siesta en medio del bosque.
-¿Cómo conociste a Will?_ preguntó Perot.
-Fue hace varios meses, cuando me encontraba vagando por las calles de Nueva
Orleans, un edificio estuvo a metros de distancia de terminar con mi vida, pero
Will me salvó_ contestó ella mientras admiraba al venado que sediento hundía su
hocico en el río.
-Veo que a sido como un padre para tí.
-Si, podría decirse _ Aclaró Mitchell.
Ambos estuvieron platicando de sus vidas por varias horas, hasta que lograron
percatarse de algo que sucedía, al parecer, en el campamento...
-¿Escuchas eso?
-¡Perot, corre! _ Gritó Mitch al escuchar los gritos que provenían del campamento.
Corrieron de regreso al lugar, esperando ver lo que sucedía, pero fue demasiado
tarde.
Los cuerpos mutilados en el suelo ahora hacían compañía a los buitres, y la
sangre no era más que un rocío sobre las rosas y árboles que rodeaban el lugar.
Mitchell no lo pensó ni un segundo más, sabía que esto era obra de Lance, sabía
que él la buscaría hasta la muerte con tal de tener lo que tanto deseaba, a ella.
Miró desesperada a Perot, lo tomó de la mano y lo llevó tan lejos como el
cansancio les permitió, pues sabía que existía la posibilidad de que aquellos que
habían cometido tal acto de maldad volvieran.
-Mi hermano_ dijo Perot, con la mirada perdida y sus ojos llorosos.
-Lo siento Perot, no puedo imaginar tu dolor.
-¿Sabes que todo esto es por tu culpa? _ Gritó Perot en medio del bosque mientras
se lanzaba sobre Mitchell.
La tomó por el cuello y la miró con tanto odio que no podría describir.
-¿Eres su cómplice? ¡Dímelo! _ dijo él, dando por sentado que ella no era capaz de
hacerle eso a nadie, asi que solo agachó su rostro e inmediato cayó en llanto.
Mitchell conocía ese dolor, pero no sabía que aún hoy en el mundo existían
personas con tales sentimientos, así que lo abrazó, muy fuerte, y decidió
olvidarse del tiempo por unos minutos.

La Mancha En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora