Una maldición, se podría decir.

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Varios días atrás:

¿Que esperas que le diga a mi gente?_ gritó William al Hatibino tornando el ambiente más tenso de lo que ya estaba.

Diles que...

"El centro del universo" está más cerca de lo que imaginan, y de él emana la muerte misma.

Hansell se acercó a Will y posó su mano sobre él.

Será mejor que nos larguemos de aquí capitán_ le dijo Hansell mientras él miraba con desagrado a aquel Hatibino y tambien a esa extraña sombra negra

William no contestó a nadie de los que le rodeaban, camino hacía la nave para tomar el viaje de regreso y Hansell sólo se limito a despedirse de aquel que les advirtió, mientras caminaba lentamente a la nave.

Una vez adentro del Stark190 comenzaron a conversar sobre lo sucedido y decidieron no decir nada a nadie respecto a lo que habían acontecido en aquel planeta, a excepción de sus Generales y Comandantes.

El viaje de regreso fue silencioso,  ninguno de los dos se dirigió palabra, nada más que para dar informe de los motores principales de plutonio.

Todo en la base estuvo bien, desde que arribaron a la tierra, los estuvieron interrogando al respecto pero ninguno decidió decir la verdad, hasta que luego de varias horas se fueron ya a sus respectivos hogares para compartir con sus familias y continuar con su vida normal.

-¡Papi!_grito Lynn, la hija de Will, al verlo entrar por la puerta con aquel enorme bolso de golosinas que siempre solía traer con él luego de regresar de su trabajo.

Will la abrazo y la beso en el cachete que tenía lleno con mostaza de la comida anterior.

-¡Oh, mi amor te extrañe tanto!_ dijo Carol(su esposa), también abrazandolo y besandolo en la boca como si una eternidad fuera poco.

Pocos días pasaron rápidamente, y en la mente colectiva del mundo se rechazaba la idea de ser atacados por el planeta vecino.

En Nueva Orleans eran apenas las 2 a.m y todo se manifestaba con absoluto silencio y tranquilidad, Will no dormía, su corazón bombeaba más sangre que nunca, todo lo que rodeaba su casa intranquilizaba la paz de su mente y sin que nadie lo escuchara decidió ir a despejarse un rato, como solía hacerlo en aquellas noches donde necesitaba reencontrarse con su propia existencia.

Se levantó de la cama sin que su esposa lo notara, camino por las escaleras hasta llegar al garaje, encendió su auto y se dirigió a un pequeño bar donde solía recurrir para conversar un poco con sus viejos amigos.

Siempre que se encontraba en aquel lugar, comenzaban a llegar los recuerdos sobre su difunta primer esposa, a la cual nunca dejaría de amar por mas que dijera lo contrario.

Sin que pudiera hacer nada al respecto, observó volar por los aires a varias personas del bar, vidrios se desquebrajaban frente a su rostro y callendo al suelo quedo inconsciente, talvez con la cabeza ensangrentada y varios huesos rotos.

Del viento no era nada ya, de él ya no era nada, todo era muerte, mas la sangre que antes solía recorrer sus venas ahora viajaba con la brisa, manchando paredes y ventanas, dibujando lágrimas y marcando su recorrido por el suelo.

Pasaron varias horas para que Will pudiera retomarse en sí, con su mayor esfuerzo logró liberarse de los grandes tablones de madera que lo sofocaban contra el suelo, deliberadamente salió, tomó la pequeña bicicleta arrugada de un niño que yacía muerto en la calle, pedaleo con ferocidad hasta llegar a su hogar, el cual ya no tenía forma de ningún tipo de estructura adecuada para habitar, comenzo a revolotear y buscar de entre los escombros...

Y allí estaban ellas, tomadas de sus manos, con las órbitas de los ojos mirando a la nada y cruelmente masacradas por los ataques provenientes de aquel enorme planeta oscuro, el agua sucia de las tuberias corría por todas partes, y el polvo cristalino con aroma a tierra era lo unico que se respiraba.

William, desde niño había logrado controlar muy bien su dolor, pues así se lo había enseñado su padre, agregado a eso, el entrenamiento militar tambien había afectado bastante su sensibilidad, pero para él, este suceso era más que doloroso, era perderse a si mismo, incluso estando con vida, se vió mas muerto que nunca.

Se tiró sin fuerzas al suelo, a llorar y lamentarse por no haber estado ahí junto a ellas.

La Mancha En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora