Capítulo 11

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*—Aydee:

Sabía que esto iba a venir.

Desde el momento que supo su estado y pensó en las posibilidades de Levanner enterándose de ello luego de ocultárselo, sabía que cuando este se enterara, su amigo no iba a desviar el rostro y hacer caso omiso a lo que estaba sucediendo, sabía perfectamente que este se metería de lleno como el hombre responsable que era.

—Levanner... —susurró su nombre.

Levanner no lo había dicho directamente, pero si sabía que se refería a una relación muy seria con todo el aparataje que esta traía.

—Se que vivo en otro estado y tu vives aquí, que mi trabajo y mi vida están allá —Levanner apretó sus manos contra las suyas—, pero por ti y por mi hijo, moveré cielo y tierra para estar con ustedes.

Y no tenía ninguna duda de ello, pero, aun así, ella no iba a permitirlo.

—No tienes que hacer esto —dijo Aydee tirando de sus manos lejos, pero Levanner no quería soltarla. Estaba siendo un poco intenso con ella.

—¿Por qué no? —preguntó ladeando la cabeza—. Ya lo dije antes, soy un hombre responsable. Vamos a tener un hijo y hay que hacer sacrificios —Levanner se inclinó hacia ella por encima de la mesa—. Como dije, hare todos lo que necesité hacer para estar contigo y con nuestro hijo.

¿Por qué tenía que ser así? Solo quería traer a sus pequeños llenos de salud y que todos vivieran bien, pero Levanner quería llevar las cosas demasiado lejos. Sabía lo que venía pronto y no podía evitar que una parte de ella se sintiera feliz por ello, pero la otra le decía que no era lo correcto, que no era necesario que Levanner y ella...

Tragó nerviosa.

—¿Qué tratas de decir exactamente, Levanner?

Levanner sonrió con una de esas sonrisas maravillosas que tenía.

—Necesitamos estar juntos, no quiero que mi hijo se crie viéndome solo un par de meses, quiero estar con él cada momento de su vida —dijo Levanner cerrando los ojos—. Quiero estar la primera vez que vea la luz del día, que abra sus ojitos y me mire. Sus primeros pasos, su primera palabra —una amplia sonrisa se dibujó en sus labios y abrió los ojos, estos brillaban de emoción—. Quiero estar presente en todo y si para estar presente todo el tiempo tengo que casarme contigo, lo hare —Levanner la miró decidido—. Me casare contigo. Quiero que te cases conmigo, Aydee.

Los ojos de Aydee se aguaron. Esta era una propuesta que esperó toda su vida recibir de la persona que amaba, y más si era Levanner. Había soñado con su boda durante años, viviendo en ensoñación y diciéndose así misma que nunca pasaría, pero ahora... Ahora era diferente. Levanner le pedía que se casaran porque él era un hombre responsable, era un hombre que quería que su hijo naciera bajo la familia y creía que era lo mejor, pero no lo hacía porque la amara. Levanner quería casarse con ella por él bebe.

Aydee aprovechó el momento y tiró de sus manos con fuerza, alejándolas de Levanner. Este la miró con confusión y Aydee negó con la cabeza.

—¿Casarme contigo? —preguntó Aydee y soltó una carcajada irónica—. Debes de haber perdido la cabeza, ¿no?

Las cejas negras de Levanner se arquearon.

—¿He perdido la cabeza por desear querer casarme contigo para protegerte? ¿Para proteger a mi hijo y darle tanto a ti como a él todo lo que merecen? ¿Por tratar de hacer lo correcto? —preguntó y Levanner movió la cabeza—. Entonces, si, he perdido la cabeza.

👼🏻 Compartiendo Un Regalo 🎁 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora