Capitulo 3

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*—Aydee:

Sus ojos se abrieron rápidamente, pero al recibir la luz de la mañana, volvió a cerrarlos.

Su cabeza le dolía.

Aydee alzó una mano y se tocó las sienes, mientras se quejaba. Y como si todo fuera como un balde de agua fría, recordó donde estaba, porque le dolía la cabeza y lo que había hecho.

Lentamente sus ojos volvieron a abrirse, acostumbrándose a la luz cegadora que entraba por las ventanas de aquella habitación en la que se encontraba. Miró el techo, sobre su cabeza, el ventilador giraba suavemente, refrescando el área, pero eso no sería suficiente para lo que venía, las cosas iban a ponerse muy caliente prontamente.

Tragó nerviosa y se sentó en la cama. Paseó su verdosa mirada por la habitación. No había ropas en el suelo ni nada fuera de lugar, solo ella desnuda bajo las suaves sábanas.

Aydee se mordió los labios y se quejó cuando movió su cuerpo. Ciertos lugares que nunca le habían molestado, le incomodaban ahora, principalmente el espacio entre sus piernas. Sentía una especie de placer y dolor al mismo tiempo.

Había hecho una locura anoche y sabía que no iba a escaparse de ello.

Como si estuviese llamándolo con el pensamiento, la puerta de aquella habitación de hotel se abrió repentinamente y un hombre alto ataviado en un traje oscuro hecho a su medida, pasó por esta, entrando al cuarto.

Su corazón comenzó a latir rápidamente al verlo, pero Levanner no se acercó a ella directamente, solo cerró la puerta y caminó hacia la cómoda. Llevaba una bolsa en sus manos, de la cual comenzó a sacar algunos artículos de esta.

Aydee no podía ver que era lo que sacaba, pero podía notar que Levanner estaba furioso. Siempre guardaba silencio cuando algo no estaba bien y lo que habían hecho anoche no estuvo bien.

¿Qué había estado pensando?

Había fingido que había estado borracha la noche anterior y había obligado a Levanner a dormir con ella. Si, admitía que quizás estuvo un poco feliz por el alcohol ingerido, pero no era suficiente como para nublar sus decisiones. Se había dejado llevar, pues había pensado que Levanner, quien nunca le decía que no, la haría sentir bien si se lo pedía.

La idea vino de la nada, solo estuvo allí cuando Levanner la dejó sobre la mullida cama. Aydee pensó sobre cómo sería acostarse con Levanner. Había escuchado muchos rumores de este y no eran malos, así que se preguntó cómo se sentiría estar en sus fuertes brazos. Solo que no pensó que al final Levanner terminará aceptando.

Lo había engatusado, presionándolo por donde sabía que Levanner nunca se engañaría. Había utilizado en parte la muerte de sus padres y su soledad para hacer mella en él. Levanner siempre la había estado protegiendo desde que sus padres murieron cuando era una adolescente. Según él, le había hecho una promesa al padre de Aydee sobre protegerla y ayudarla en lo que sea, solo que no pensó que lo haría en todo el sentido de la palabra.

¿Por qué aceptó?

Ahora comenzaba a odiarse a sí misma por ello.

—Levanner... —lo llamó al notarlo tan silencioso.

—Regrese porque Abby me informó que estabas mal —escuchó que Levanner decía sin mirar hacia ella—. Dijo que estabas muy triste y que temía por ti. No sabía nada, no me comentaron ni una mierda sobre lo que pasaba con tu vida. Cuando hablamos la última vez, no me dijiste que las cosas con Sebastián estaban tan mal y... —Levanner se interrumpió a sí mismo y soltó un pesado suspiro.

👼🏻 Compartiendo Un Regalo 🎁 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora