Capítulo 12

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*—Levanner:

De ahora en adelante, iba a ser más decidido que antes.

Alzó la mirada y llevó una mano hacia el timbre del apartamento, esperando ser atendido y en el mejor caso, recibido.

Levanner se quedó quieto esperando respuesta y al no recibirla pronto, volvió a presionar el tictac del timbre, volviendo a lo de antes, esperar por otros segundos.

Quizás estaba siendo intenso, estaba presionando tal vez demasiado, pero, si la montaña no va a Mahoma, Mahoma debe de ir a la montaña, y allí estaba él, frente a la puerta del apartamento de Aydee luego de que hubiera pasado una semana desde la última vez que se vieron.

Había esperado pacientemente por una respuesta suya, algo que le dijera cual sería el siguiente paso que ambos iban a tomar de ahora en adelante. No había tenido ni fu ni fa. Levanner no había querido escribirle para no agobiarla, pero se había impacientado y se había dicho que esperaría una semana. Ya había pasado la misma y como siguió sin recibir un mensaje o llamaba, típico de Aydee, decidió ir a verla.

Sabía que Aydee estaba de vacaciones por lo cual esta estaba en casa. Era increíble los hilos que podía mover su lindo jefe para concederle dichos días antes de tiempo a Aydee. Se notaba que él mismo tenía una adicción hacia ella, pero desde el momento que Levanner hiciera suya a Aydee en todo el sentido de la palabra, Valerian podía apartarse por completo. Sin embargo, esta vez iba a agradecerle por ayudarle con sus vacaciones.

Cuando alzó la mano para tocar el timbre por tercera vez, la puerta del apartamento se abrió y mostro a una muy cansada Aydee. Levanner le sonrió con la mejor sonrisa que poseía y vio que la misma no llego hacia la chica, esta solo puso los ojos en blanco.

—Pensé que me darías un tiempo —se quejó Aydee viéndose un poco demacrada. Tenía ojeras en los ojos y se veía muy cansada. Parecía que no había tenido una buena noche y viendo lo grande que estaba su vientre, supuso que sus dos futbolistas, si es que eran ambos niños, eran los que le habían dado esa larga noche.

—Ya ha pasado una semana y creo es suficiente —dijo Levanner cruzándose de brazos y Aydee lo imitó por igual, pero su acción hizo que sus pechos, que estaban más turgentes que antes, se alzaran y esa bata que tenía no le ayudaba a ocultar mucho que digamos.

Levanner tragó nervioso y desvió la mirada. Okay, no debería estar fantaseando con Aydee por el momento, no hasta que resolvieran lo que tenía en frente. Se armó de valor y volvió a mirarla. A los ojos.

—¿Me dejas pasar? —preguntó Levanner y pensó que Aydee frunciría el ceño, pero esta solo se encogió de hombros y se apartó de la puerta.

La miró con sorpresa.

Si, había tenido una mala noche y por eso estaba siendo permisiva. Seguro no quería discutir y solo se quería ir a la cama. Levanner tenía que hacer las cosas más rápidas para que estuvieran juntos. Quería estar a su lado y que se trasnocharan juntos. Que la misma no tuviera toda la carga en sí, pero, con Aydee últimamente estaba siendo todo tan difícil.

¿Siempre había sido así? Quizás él como su amigo no había visto esa faceta de mujer difícil que Aydee usaba con sus novios y ahora que estaba en ese lado de la ecuación, podía ser el receptor de la misma.

Entró en la estancia y Aydee cerró la puerta a su espalda. La vio cruzar por su lado y dirigirse hacia la cocina. Levanner la siguió, para notar que la misma había estado preparándose algo de comer. Olisqueó el aire, que olía a huevos revueltos y se sintió famélico. Había tenido aversión a los huevos revueltos hace unos meses, ahora quería comerlos.

👼🏻 Compartiendo Un Regalo 🎁 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora