Capítulo 14

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*—Aydee:

Estaba tan nerviosa.

Trató de pasar el nudo que se le había formado en la garganta desde que entró en la residencia de los Rivers, pero mientras se acercaban a la entrada de la gran mansión de tres pisos, Aydee se sentía más agobiada. No había visto los padres de Levanner desde hace un tiempo y verlos nuevamente con esta condición iba a ser difícil.

Sintió una mano grande y suave rodear la suya, cuando miró, Levanner estaba sonriéndole con calidez.

—No te pongas nerviosa, Aydee —murmuró este con una suave voz, dándole ánimos.

Sin embargo, Aydee aún se sentía nerviosa.

—Son mis padres, ya los conoces —continuó Levanner sin dejar de rodear su mano.

El ceño de Aydee se frunció. Porque los conocía era que estaba nerviosa. Sabía lo estrictos que eran los Rivers, eran una familia con un gran nombre y fama sobre sus hombros, y los padres de sus amigos buscaban siempre la perfección en lo que estos hicieran. Aydee se miró a su misma. Su comienzo no era perfecto y sabía que esto no sería grato para los padres de Levanner.

—Vamos, Aydee —le indicó Levanner tirando de su mano con suavidad para que se moviera.

Juntos caminaron hacia la entrada de la casa de infancia de Levanner. Por los vehículos que veía estacionado fuera, Aydee deducía que tanto Leonard como Leighton ya estaban allí. Al menos tenía apoyo de estos.

Se armó de valor y alzó el mentón. Aunque esto que sucedía fue su culpa por no tomar las correctas precauciones, había tomado la decisión de mantenerlo y de ahora de estar con Levanner. Si ellos no aprobaban su relación, la verdad es que le tenía sin cuidado. Eran adultos y no eran dos adolescentes. Ambos tenían sus trabajos y podían subsistir de estos.

Quien los recibió fue Leonard quien, al ver a Aydee, se lanzó a sus brazos con cuidado y acarició su vientre muy dulcemente. Lo escuchó comentar que le traía viejos recuerdos de sus hijos. Aydee sonrió feliz, pensando en que pronto tendrían a sus pequeños en sus brazos y que, en un futuro, estarían bien grandecitos.

Cuando fue el turno de Leighton, esta le dio un suave abrazo y le sonrió, diciéndole en voz baja que no se desanimara. Aydee agradeció sus palabras de ánimo. La verdad es que quería darse valor y mantener su cabeza en alto, pero a veces pensaba en lo peor. ¿Y si los padres de Levanner no querían que estuviera junto a ella? ¿Y si Levanner decidía que era mejor que estuvieran separados? ¿Qué haría sin Levanner a su lado?

Al principio se planteó vivir sin él a su lado, pero ahora que este estaba apoyándola y había saboreado lo bien que se sentía, no quería perderlo.

Sintió como Levanner apretaba su mano y Aydee miró hacia su rostro para verlo mirando hacia el frente. Siguió su mirada para toparse con los señores de la casa.

Aydee ahogó un gemido. La pareja estaba a unos pies de ellos y se acercaron al verlos. El padre de Levanner fue el primero el ir a saludarla. Le tomó las manos entre las suyas y le besó las mejillas, para luego pasar su vista por ella. El vestido que llevaba era floreado de color verde pálido y al ser un poco ceñido, se marcaba su vientre demasiado. Este se quedó viendo su vientre y sonrió ampliamente.

—¡Vaya! —exclamó el padre de Levanner, Lewis, sonriendo ampliamente—. Jamás pensé que te vería de esta manera y menos que fuera de... —la vista de Lewis pasó hacia su hijo— Levanner —terminó diciendo.

—Disculpe que no haya venido antes, pero... —comenzó a decir Aydee, pero el padre de Levanner la interrumpió alzando una mano.

Lewis negó con la cabeza.

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