Capitulo 2

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*—Levanner:

Estar en la ciudad que lo vio nacer, a veces lo ponía nostálgico, pues era su antiguo hogar, sin embargo, tenía su vida media hecha en otro lugar, tenía una vida en Nueva York como presidente de una de las empresas del grupo familiar, y solo venía a Boston en ocasiones especiales, como esta que se había presentado.

Había venido solo y simplemente para rescatar a su mejor amiga del desastre de persona que se estaba tornando por una ruptura. Solo para eso, no para ser su niñera.

Levanner hizo un mohín y miró a Aydee, su mejor amiga, quien estaba sobre la cama de una pequeña habitación de hotel completamente ebria, hecha un ovillo y refunfuñando.

Se sentó en la orilla de la cama. Extendió una mano hacia la cara de esta para retirar un mechón de cabello castaño claro de la cara de Aydee.

Así de ebria e indefensa se veía hermosa.

Frunció el ceño y pasó la mirada por el cuerpo de su amiga, vestido con una blusa de flores que se veía un poco traslucida y una falda negra ceñida al cuerpo. Su ropa no era sexy pero no era el tipo de ropa que esta acostumbraba a vestir. Se veía hermosa y también se veía inocente, pero Levanner sabía que Aydee no era para nada inocente. Con Sebastián como su novio, este seguramente la corrompió.

Alejó la mano de la cara de Aydee y apretó la misma en un puño. Odiaba que Aydee hubiera salido con un hombre como Sebastián y por más que se lo dijo, esta nunca hizo caso.

Soltó un suspiro y se puso de pie para acomodar a Aydee en la cama.

Comenzó a despojarla de las sandalias de tacón y mientras lo hacía, pensaba en su amiga. Aydee se había emborrachado, algo que él nunca había visto, verla de esa manera le sorprendía. Su amiga nunca se pasaba de tragos, esta prefería alejar la copa cuando se sentía mareada por el alcohol que continuar engullendo.

Una carcajada brotó de él. Aquella sería una buena anécdota que contar en las próximas salidas grupales. Además de eso, tenía que sacar una prueba de ello por si acaso la misma lo negaba.

Dejó sus pies libres de las sandalias de tacón, para sacar el móvil de su chaqueta. Activó la cámara de este, fotografiando a una moribunda Aydee y cuando iba a tomar otra foto vio por la cámara como ella abría sus verdosos ojos y lo miraba fijamente.

Levanner desactivó la cámara y guardó el móvil. La miró fijamente a los ojos. Se veía hermosa toda ebria. ¿Por qué estaba pensando algo así? No debería mirar a Aydee con esos ojos.

Movió la cabeza y sonrió.

—¡Vaya, vaya! ¡Miren a Aydee toda borracha! —se burló de ella.

Ella no dijo nada y solo seguía mirándolo.

—¿Quieres ir al baño? —le preguntó Levanner. Quizás quería devolver o tomar una ducha para refrescarse, y no podía articular palabra por la borrachera que tenía esa noche.

Aydee sonrió.

—Para serte sincera lo único que quiero es cogerme a alguien —murmuro ella de pronto y las cejas de Levanner salieron disparadas hacia arriba. Si, debía de ser el alcohol ingerido en Aydee quien hablaba. Su amiga no era tan directa.

—Aydee...

—No necesito un estúpido baño —escuchó que ella decía. Levanner suspiró. Al parecer no había abandonado la idea de acostarse con un desconocido.

—Andas diciendo estupideces —dijo Levanner moviendo la cabeza mientras reía—. Vamos a ducharte, tal vez así se te pase un poco la borrachera —la animó, pues se veía muy borracha y debía de dormirla—. Te duchamos, te vas a dormir y así en tus sueños te coges a algún chico sexy.

👼🏻 Compartiendo Un Regalo 🎁 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora