Era una noche fría, una lluvia cubría toda la ciudad de gotas de agua, las luces de las calles y de los autos que pasaban por estas eran lo que alumbraba aquella noche. Esa calle, que parecía estar sola, la cual solo estaba siendo iluminada por dos faros de una luz amarillenta que se encontraban en una esquina cada uno, no lo estaba, había alguien ahí. Un chico joven que tenía apoyada su cabeza sobre sus rodillas. La gente que pasaba por ahí solo lo veía y luego seguía con su camino sin tomarle importancia al chico el cual estaba sin ningún tipo de abrigo a pesar de la lluvia que caía esa noche.
–Ya no tiene caso seguir así... Ya no tengo nadie que esté conmigo aquí, tal vez sea hora de que acabe con todo esto... Ya ni siquiera estoy viviendo, ahora solo existo en este mundo... ¿Qué se supone que haga si no le encuentro sentido a todo esto...? –se levantó.
Dispuesto a acabar con su vida y con aquel sufrimiento que lo tenía maldito, camino hasta un puente cercano a esa calle, con la cara llena de lágrimas subió los tubos de metal que evitaban que la gente cayera al agua y se tiro... Pero algo, no, alguien lo sujeto para que no cayera al agua. El peliplata miró abajo y se dio cuenta que no había caído, miró atrás y vio a un chico de cabello largo, suelto y mojado sujetando lo mientras inhalaba y exalaba aire ferozmente.
–¡¿Qué acaso estas loco...?!
Le gritó el chico de cabello largo y café al peliplata con una voz entrecortada.
–Y-Yo...
Kakashi, el peliplata, regresó a la realidad y bajó lentamente de aquel sitio, se giro hacia el chico quien se estaba recogiendo el cabello mientras dejaba ver sus ojos de preocupación y su boca entreabierta.
–L-Lo siento... No se que me pasaba... Nunca sería capaz de ha-hacer eso... Creo
–¡Si no hubiera corrido hasta acá ahora estaría llamando a una ambulancia! –grito el chico furioso.
–Lo lamento...
–Toma –se quito la chaqueta y se la dio al peliplata– te vas a resfriar.
El moreno cuyo nombre era Iruka, se dio la vuelta dispuesto a marcharse del lugar.
–¡O-Oye...! –le gritó Kakashi.
–¿Mh? –se giró.
–¿Puedo invitarte a cenar? Es lo menos que puedo hacer...
–No es necesario, ve a tu casa a dormir, es algo tarde.
–Hay un restaurante cerca...
Iruka al ver la cara de aquel chico, su cara tan demacrada y esa piel tan pálida, no blanca, pálida, aceptó y fue con el al restaurante que había dicho el chico.
–¿Por qué tan callado? –preguntó Iruka.
–Oh... Lo siento es que... Estoy aún muy asustado.
–Me imagino... Pero no te preocupes, ya pasó –le sonrió.
–Muchas gracias por salvarme de cometer una estúpidez... ¿Ehh?
–Oh, soy Iruka Umino.
–Gracias Iruka.
–¿Tú cómo te llamas?
–Kakashi Hatake.
–Y dime Kakashi... ¿No te dio remordimiento por tus padres? –preguntó molesto Iruka.
–No llegué a conocer a mi madre y mi padre se suicidó cuando tenía 12.
–... ¿Y-Y tus amigos...?
–Ambos murieron ya.
–Vaya... Este chico si tiene una vida muy deprimente...
–¿Tu pareja?
–No tengo.
–Bueno, supongo que por eso... ¡Quiero decir...! Bueno yo.... Perdón no quise decir eso, no vayas a cometer esa estúpidez de nuevo –dijo Iruka mirándolo.
–No prometo nada... Pero creeme que ahora no tengo ganas de intentarlo otra vez.
–Lo sé, tus manos temblorosas me dicen todo.
Terminaron de comer, Kakashi pagó la cuenta y ambos chicos salieron del restaurante. Iruka acompañó a Kakashi hasta su casa para segurarse de que llegase sano y salvo a esta, en el camino casi no intercambiaron palabras ni miradas, fue una caminata acompañada solo del ruido de la lluvia de esa noche. Casi al llegar a la casa de Kakashi, la lluvia se soltó un poco más y luego otro poco al punto de que cuando llegaron a casa de Kakashi la lluvia se había convertido en una tormenta.
–Bueno, Kakashi, ya tengo que irme antes de que la lluvia empeore.
–No era necesario que me acompañaras hasta mi casa, pero muchas gracias.
–Solo quería asegurarme de que llegaras bien –sonrió– ya me voy, hasta luego.
–Espera –sacó su teléfono– crees que... ¿Pueda tener tú número?
–Uh, si, claro –tomó el teléfono para anotar su número.
–Gracias, una cosa más.
–¿Qué pasa?
–Te traeré una chaqueta para que no te mojes tanto –pasa.
–No es necesario.
–Insisto.
–Bueno, supongo que no me hará mal.
Ambos entraron a la casa. La casa de Kakashi estaba hecha un completo DESASTRE, Iruka imagino que el chico tenía depresión o algo así por lo que no le extraño mucho el ver la casa del chico de esa manera. Había basura por todos lado y ropa también, Iruka no dijo nada por respeto pero si que buscaría ayuda para aquel chico.
Kakashi regresó y le dio una chaqueta limpia a Iruka, este se la puso y se despidió de él para luego salir de la casa y caminar hasta la suya.
–Pobre chico... Verlo me parte el alma, y pensar que ese será el recuerdo del día en el que lo conocí y, probablemente, cada que yo pase por aquella calle me acuerde de él... Solo espero que este bien, iré a buscar ayuda para él e intentaré acercarme a él y ayudar yo también en algo... Por ahora solo iré a mi casa tranquilo y espero que no cometa ninguna estupidez...
Llegó a su casa y se dio una ducha pues estaba empapado por la lluvia que había afuera. Luego de eso fue a su habitación para recostarse e intentar dormir pero no podía sacarse la horrible escena que había vivido al ver a que chico apuntó de acabar con su vida y saber que si hubiera llegado unos segundos después, ese chico ahora no estaría en su casa sino en un hospital o que si no hubiera visto en aquella dirección probablemente nadie se daría cuenta de su asistencia y lo había ta conocido en las noticias.

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Estúpido Loco °KakaIru°
FanfictionÉl iba a acabar con su vida pero alguien lo salvo de hacerlo ¿qué pasaría después? ¿Acaso alguien puede anamorarse de un suicida? [Publicada de nuevo] ¡¡Por favor avisen de las faltas ortográficas!!