Félix Graham de Vanily
-¿Te puedes quedar quieto?- me encuentro de pie, con los brazos estirados mientras Marinette me toma las medidas.
-Yo estoy quieto, es a tí que te tiemblan las manos- respondí haciendo que ella se avergüence.
-E-eso es mentira- tomó las medidas de mis brazos y las escribió en su cuaderno.
-Eh...¿Puedes abrir las piernas?- sus mejillas se incendiaron y admito que casi suelto una risa, normalmente no suelo mal pensar las cosas, pero en verdad eso sonó muy mal o tal vez sólo soy yo.
-Sí- respondí separandolas, ella se agachó y miré sus manos temblorosas.
¿Estará nerviosa?
-No te muevas- sonreí de medio lado tratando de mantener la calma cuando ella midió mi cadera y después la parte de la ingle.
Siento a mí corazón acelerado, hasta siento que la respiración me está fallando.
-Vale ahora las piernas- puso su cinta métrica en la entrepierna hasta abajo, sus manos aún tiemblan y creo que las mías también.
-Listo, ya acabé- por más que ella trató de ocultar su rostro carmesí me pude dar cuenta, me observé en el espejo que tiene ella en su cuarto, estoy igual de rojo que ella.
-Entonces lo quieres de color negro- asentí metiendo mis manos en los bolsillos.
-Bien- dijo ella apuntando en su cuaderno.
Marinette va a hacer un traje para mí, ya que mi cumpleaños está cerca. Insistió en que quería hacerme uno y yo no pude decirle que no.
-¿Sabes? Mí madre va a venir ese día- la azabache levantó la mirada de su libreta y ahora me observó a mí, su rostro denotaba sorpresa.
-¿En serio? ¡Que genial! Por fin conoceré a tu mamá ¿Crees que le agrade?- decidí molestarla un poco e hice un gesto de decepción.
-No creo- ella bajó la mirada con tristeza.
-Estoy bromeando, mí madre es maravillosa, con una personalidad totalmente explosiva. Sé que le agradarás, de hecho de la que tenías que preocuparte era por mí nana, ella es más difícil de convencer- Marinette elevó su rostro, este demostraba ilusión.
-Oh Dios, no hayo la hora de conocerla- sonreí, Marinette es tierna.
-Entonces ¿Cuál de todos estos te gusta?- ella caminó hasta donde está la pizarra en la que ví la otra vez el horario de Adrien, sorprendiendome al ver que no hay rastro de ello, ahora está lleno de diseños.
-¿Y el horario de Adrien?- ella se quedó en silencio unos segundos.
-¿Lo viste?- asentí con una pequeña sonrisa de inocencia.
-Ah, ya no lo necesito- se encogió de hombros.
-¿Cómo así?- la chica soltó un suspiro.
-Bueno, ok, te voy a ser sincera. Ya no me gusta Adrien, no me gusta desde hace tiempo la verdad. No sé ni cuando ni como pasó, pero me alegro tanto, mí yo del pasado me da miedo. Algo estaba muy mal conmigo ¿Hacer un horario con todas sus actividades? ¿Tener guardado regalos para cualquier ocasión? ¿Hacerle macarrones cada domingo y llevarlo conmigo por si algún día se presentaba la oportunidad? En serio, creo que en vez de estar enamorada, estuve obsesionada- hice un gesto de 50/50 con mí mano para no hacerla sentir mal, Marinette soltó un bufido.
-No seas amable, sé que estaba loca- reí negando con la cabeza.
Al final Luka si tenía razón, ella ya no siente nada por Adrien y yo puedo conquistarla, aunque necesito saber si estoy pisando un terreno firme o será una total pérdida de tiempo.

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Liberación
FanfictionFélix confirma su peor miedo en la velada llevada a cabo en la mansión de su tío, lo que lo lleva a tomar la decisión de quedarse en París sin que Gabriel supiera. Planea todo meticulosamente, está totalmente seguro que en menos de lo pensado tendrá...