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En defensa de Kunikida, Dazai lo arrastró hasta aquí.

—Dazai ¿Por qué estamos aquí?— Susurra mientras ve de reojo a Chuuya hablar con un hombre que fácil le doblaba la edad.

—Sería muy raro si vengo solo, entonces tú y yo estamos teniendo una cena de negocios— Le susurra de regreso.

Según Dazai le había dicho, el hombre con Chuuya era su "cita" algo sobre que Mori quería que se volviera socio de la Mafia y este, como una de las condiciones, pidió una reunión con el pelirrojo.

No podía dejar de parecerle turbio que Chuuya se prestara a salir con personas únicamente por una orden de Mori, según lo que Dazai les contó, desde que Chuuya era menor de edad incluso.

Pero no le sorprende, es la mafia al final del día.

—Si, pero ¿Por qué lo espías?—

—Porque Mori es una mierda que sacrificaría cualquier cosa mientras los beneficios sean mayores— Dazai se encoge de hombros —Aunque Chuuya no va a morir o algo así, muy seguramente se lleve una terrible experiencia—

—Parece bastante cómodo—

—Está actuando, si miras con atención, puedes notar lo mucho que quiere golpear a ese tipo— Explica —Chuuya odia este tipo de misiones—

—Pienso que Nakahara puede cuidarse solo en todo caso—

—De poder, Chuuya puede romperle la mesa en la cabeza al tipo cuando quiera, de hecho eso pasó la primera vez que hizo un trabajo como este—Termina por confesar.

Teóricamente, esta es una "Reunión informal de negocios" pero eso es nada más un término lindo para ocultar que Mori está en una fina línea que separa una misión normal y algo muy cercano a prostituir a sus ejecutivos.

Esto ya paso unas 5 o 6 veces en los 7 años de Chuuya en la mafia, al menos de las que está enterado, Chuuya acepta luego de que Mori le diga que será bueno para la mafia, tiene una cita con personas de mierda y luego esas personas, como son una mierda, solicitan un pequeño favor más a cambio de cerrar el trato con Mori.

A Kouyou también le pasa y el mismo Dazai también tuvo ofertas, pero Mori se negó a temor de que Dazai hiciera algo durante la cita que arruinara completamente el negocio.

Pero regresando a Chuuya, no es muy complicado notar que el consentimiento en esta situación sumamente dudoso.

Técnicamente, no está obligado a aceptar, pero cuando Mori le dice lo importante que es obtener a este socio deja de ser opcional y se convierte en una orden sutil.

A este punto de su vida, Chuuya simplemente lo ve como otra mala cita y lidia con ello, como con el resto, alcohol.

—¿Y qué harás?— Le pregunta el rubio.

—Digamos que se filtró su ubicación y le llegó a unas personas que realmente quieren muerto al acompañante de Chuuya—

—¿Le diste la ubicación de Nakahara a tipos que quieren matar a su cita?— Kunikida lo está juzgando un poco.

—Si, pero no te preocupes, todo saldrá descuerdo a mi plan, son muy tontos—

—Si es así, Nakahara evitaría su muerte y no se arruinaría nada—

—Shhh, confía en mi Kunikida-kun— Dazai sonríe —Además, pareces bastante tranquilo, aunque te dije que estoy a punto de volverme cómplice de homicidio—

Kunikida mira su copa de vino blanco, la verdad no se siente molesto, es raro, incluso con los criminales, nunca está feliz cuando estos mueren; tampoco es que se sienta alegre o algo, simplemente es indiferente en esta ocasión.

—Si levanto la voz, Nakahara nos notará y no quiero pasar por eso— Termina por responder.

—Esa es una buena razón— Dazai suspira —Pero tampoco te obligaré a ver, vete si quieres—

Kunikida vuelve a mirar de reojo, la verdad es que solo puede ver la espalda de Chuuya, pero ahora que Dazai le contó no puede evitar ver qué parece mecánicamente tranquilo, como si fuera un acto ensayado.

La calma ensayada se rompe cuando la gran ventana de la sala se rompe y algo gira en el suelo al lado de la mesa de Chuuya.

Una granada.

Chuuya la mira y no sabe si sentise agradecido o molesto, suspira sabiendo que tiene que salvar a este tipo.

Escucha los gritos y la gente saliendo de la habitación.

Toma la granada y la lanza por la ventana, haciéndola subir hacia una distancia segura antes de que explote gracias a su habilidad.

—¿Esta bi...?— No puede terminar de hablar cuando los disparos comienzan

Chuuya hace lo mejor que puede para parar cualquier bala mientras los civiles escapan.

Dazai arrastra discretamente a Kunikida fuera de la habitación y salen junto a un grupo de personas por la parte trasera del lugar.

Ya fuera del restaurante, Dazai ve que todos los civiles escaparon y se siente más tranquilo.

Empuja a Kunikida hacia la calle de frente y ven a al menos una decena de tipos armados abrir fuego contra el edificio. Dazai lo sigue empujando a una cuadra de distancia.

—¿Ves? Son superamateur en esto de matar gente, Chuuya podría con ellos fácilmente—

Ahora que no existe el riesgo de que Chuuya les vuele la cabeza con una patada, Kunikida golpea a Dazai en la nuca.

—¡Lanzaron una granada a un restaurante!—

—Si, yo también estuve ahí Kunikida-kun—

—¡Alguien pudo haber muerto! ¡Nakahara pudo haber tardado demasiado y perder un brazo o peor!—

Dazai entiende las preocupaciones de Kunikida, pero también le parece gracioso que el rubio lo esté regañando en lugar de preocuparse por el tiroteo.

—Tranquilo, Chuuya sabe lo que hace, no tienes idea de cuantas veces tuvo que lidiar con limones explosivos— En cuánto termina de hablar se escucha una explosión, ambos detectives voltean al restaurante y de trata efectivamente de este.

Ambos se quedan un momento en silencio, pero luego se escucha un grito de ira pura y suspiran aliviados.

Ambos se quedan observando como en cinco minutos Chuuya acaba con esos tipos.

—Te dije que iba a estar bien—

—Ya, pero creo que está herido—

—Claro que lo está, era parte de mi plan—

—¿Qué?—

—¿Qué?—

—Dazai, responde antes de que te golpee—

—Bueno, yo les dije que hacer, está planeado que el tipo sobreviva y Chuuya quede un poco herido— Dazai se aleja unos pasos de Kunikida —Solo por si acaso—

—Entonces, ¿El plan no era matar a la cita de Nakahara?—

—No, eso metería en problemas a Chuuya— Responde —Ahora informará a Mori y cuando llegue el apoyo le da a Chuuya una excusa para terminar la noche—

Notas:

Sin cita ¿Pero a que costo?

3² da 9, no 6, imbécil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora