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"Solo entenderás el dolor que causaste
cuando el dolor te atrape a ti"

¿Cuál es la razón de mi inseguridad? ¿Por qué dudo ante cualquier paso que doy? ¿Qué fue lo que hice en el pasado para no dejarme dormir por la noche? ¿Me arrepiento? ¿Estoy a salvo o vendrá a buscarme? ¿Es esta la razón verdadera? ¿El karma tomará su parte en la historia y me hará pagar? ¿Qué va a ser de mí? ¿Alguien siquiera me extrañará? ¿Soy capaz de enfrentar mi pasado?

—Ann, mi amor, ¿estás bien? —la voz de mi madre me sacó del bucle mental.

Bueno, desdramaticemos. La verdad es que no fue lo que esperaba, la visita de mis padres no tuvo nada que ver con mis estudios. Venían a darme una buena noticia, para ellos. Mi madre estaba embarazada con cuarenta años y había decidido tener al bebé. Solo me quedaba felicitarlos.

-Sí, sí -asentí -, nada más no me lo esperaba. Estoy sorprendida.

Mi madre me miró comprensiva y luego me acarició la cabeza.

-Sé que es mucho para asimilar, por eso te vamos a dar espacio -miró a mi padre que estaba comprando helado en un puesto no muy lejos -. Tu padre y yo queremos tenerlo, es como una señal para nosotros. Lo entiendes, ¿verdad?

La abracé para que viera de una vez que no me hacía problema. Después de todo era su vida, sus decisiones y sus consecuencias. Yo ya había pasado la etapa en la que superaba la dependencia de mis padres, ahora era aceptar y seguir.

Veo que mi padre se acerca donde nosotras y me extiende un helado.

-Estoy feliz por ustedes -agarro el helado -y estoy segura de que esto les hará bien -papá abrazó a mamá y yo les sonreí -Ahora, si no les molesta, debo irme, tengo muchos trabajos que hacer.

Ellos no me hicieron problema y me dejaron ir. Se veían muy embobados como para darse cuenta de que no quería estar allí.

Me largué de ese lugar, tiré el helado en un tacho de basura y me dirigí hacia la plaza que quedaba en frente de mi edificio. Sí, hacía frío. Sí, tenía dolor de cabeza. Sí, quería desaparecer. Sin embargo, la vida no siempre era como uno quería.

Estaba preocupada. Mis padres van a tener un bebé, no me molesta, es más, hasta podría decir que me alegro por ellos. Lo que me tenía preocupada aún era lo de Mitch, ¿de qué quería hablar?

Debo aceptar que yo también exagero de vez en cuando. Mi pre-Ann-universitaria me perseguía a todos lados. Era como una maldición a lo que hice...

Cuando era niña hacía cosas de las cuales me arrepiento, no estaban en mi control. Tengo recuerdos, no del todo buenos, que de vez en cuando me enseñan a mejorar. A mi gato lo asesinaron, bueno, no es tan relevante cuando pasó hace ocho años. Pero al perro de mi vecino le hicieron lo mismo una semana después, y al perico de mi vecina y otras mascotas del vecindario en donde vivía. Todos tenían un mensaje escrito... "Iré por ti, mi querida Mora".

Sin embargo, eso no me marcó. Me pareció que quizás se habían equivocado de niña. Yo no me llamaba Mora. Solo que debía cargar con la muerte de las mascotas de mis vecinos, sintiéndome culpable por una estúpida razón. Cuando no tenía nada que ver yo con todo eso. Aunque en parte sentía que era mi castigo por ser una rebelde.

Caminé por un buen rato. Pensado en qué haría con Cindy, alias mentirosa Didy. Aunque no debería de hablar de mentiras cuando yo estoy en el puesto número uno. Por obvias razones me sentía culpable y enojada, ¿y como no enojarse conmigo? Si siendo como su hermana le mentí en la cara. Ella confió en mí, debí mandar al carajo los consejos del doctor.

El diario de Axen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora