Juego sucio

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Termino de hacerme las trencitas y me ato el resto del cabello suelto, hoy jugamos, aunque no sea un torneo, yo necesito llevar mi peinado, es una cábala por así decirlo. Agarro la mochila con mis cosas, mis llaves y salgo caminando para el colegio, creo que es la primera vez que voy temprano.

Minutos más tardes voy ingresando, banderas, flores y remeras de diferentes colores es lo que más se visualiza. Distingo entre todos los chicos a mi grupo, camino hasta ahí y me doy cuenta que voy a ser la única que no tiene la remera de la promo, pues ni modo, la vida sigue.

-Buenas. –saludo y me acerco a mi novio que me sonríe abrazándome por los hombros.

-Primera vez que los dos llegamos temprano. –murmura y rio asintiendo. –tu vieja estará orgullosa.

-Va a querer hacer estudiantina todos los días. –comento y reímos juntos.

Escuchamos el timbre y nos dirigimos al patio, nos sentamos cuando nos piden que lo hagamos, me acomodo entre las piernas de Valen y recuesto mi cabeza en su hombro izquierdo, todavía no me despierto bien y sé que la charla va a durar unos minutos, puedo aprovechar para descansar mis ojos, aún más cuando él acaricia mis brazos.

-¡Vamos mi gente que hoy ganamos! –grita Tadeo y me sobresalto. ¿Cuándo formamos una ronda con mis compañeros?

-¿Me dormí? –pregunto esperando que el castaño me escuche ya que los demás están gritando un corito de la promo o algo así.

-Sí, unos veinte minutos. –ríe y lo miro asombrada. –que te sorprende, nena, si en dos segundos te dormís donde sea vos.

No, no, no... bueno sí.

Iba a contestarle, pero aparece un profesor anunciando que salgamos a la cancha de futbol, por lo tanto, toca que Valen vaya a prepararse.

-Mientras que no haga música te dedico los goles. –intenta guiñarme un ojo y me sujeta de la cintura, beso cortamente sus labios y sonrío.

-Depende de cómo juegues hoy, veremos si hay premio o no. –le guiño un ojo y me separo para ir junto a Wawa hacia las gradas. 

Miro hacia atrás y lo veo todavía parado sonriendo mientras me mira, muerde su labio y niega. Si querés acción, tenés que ganar Valentín. 

{...}

Son las tres de la tarde en punto y recién nos llaman para vóley, sí, Sandra lo planeó todo muy bien, definitivamente esto lo hablaremos en casa. Me jodió la siesta, mi propia madre, ahora ni en ellas podemos confiar.

-Denn, Nico te presta su remera de la promo para que juguemos. –dice Fausto llegando con la remera, levanto mi vista una vez que termino de colocarme mis zapatillas de juego.

-Está transpirada. –hablo levantándome del suelo cuando me ofrece su mano.

-Boluda, lo único que hice en todo el día fue gritar por cada equipo del curso. –ríe Nico haciendo montoncito. –ni en pedo te hago algún deporte con este calor.

-No. –dice Valentín que no se de dónde salió. –yo le doy la mía.

-Tranqui, Oliva, que no te la voy a quitar. –levanta las manos el rubio. –pero como quieras Dennu.

-Gracias caballeros, pero usamos la blanca. –le digo a Fausto y él abre su boca para contestar, pero me adelanto y saco una remera deportiva en ese color de mi mochila. –sabes que siempre llevo mis cosas.

Se la tiro y la atrapa en el aire. Son las más cómodas para jugar que unas chombas de algodón.

Fausto hace unos días me comentó que los de la otra división iban a hacer problema para jugar porque yo no tengo la misma remera, entonces se me ocurrió usar esta, no le dije porque pensé en pedirle una a alguna compañera e igual traje las de mi casa, mejor prevenir.

JUGANDO A AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora