Balde de agua fría

52 4 0
                                    

-¿Todo bien? –últimamente estoy odiando esas dos palabras.

-Sí. –asiento y él me mira entrecerrando los ojos. –que sí Tadeo. –lo empujo con mi mano por la cara.

-¿Fuiste a lo de Yemina? –pregunta y niego esquivando su mirada. –Dennu.

-Es que ya estoy bien, posta, fue solo un desborde. –comento y él suelta un suspiro.

-Es que así se empieza, no quiero que te vuelva a pasar lo del otro día. –dice con un tono desesperado. –hablé con Melina, tu amig...-

-¿Qué? ¿Por qué hablaste con ella? ¿Qué le dijiste? –pregunto rápido y él levanta sus manos.

-Solo le pedí que me ayude para hacerte entrar en razón, vos no estás bien y yo quiero ayudarte. –habla calmado y dejo salir un suspiro, él solo se está preocupando por mí.

-Te lo agradezco, Depa, en serio. –sonrío mirándolo. –pero estoy bien, créeme.

Ahora entiendo porque Melo estaba tan pendiente mandándome mensajes todo el tiempo. Sé que se preocupan por mí, pero ya está, estoy bien. Por lo menos hasta ahora estoy bien.

-Cualquier cosa ya sabes. –asiento y beso su mejilla haciendo ruido porque sé que odia eso. Es muy odioso a veces. –no, asquerosa.

Suelto una risa y quedamos en silencio esperando a que lleguen los chicos que fueron a comprar a la cantina del colegio. Estamos de recreo, este es el más largo así que nos vinimos a un lugar más alejado del patio y nos sentamos a esperarlos.

-Volvimos. –dice Wawa sentándose junto a Tadeo. –che, son los dos últimos meses acá. –habla secándose una lágrima falsa. –voy a extrañar eh.

-Foa, si. –dice Tobo asintiendo. -¿decidieron que van a estudiar? –todos asentimos.

Siento que alguien se sienta detrás de mí y sonrío porque sé que es el castaño, aparte de ver sus piernas a cada lado de mi cuerpo, su perfume tan conocido mezclado con su olor característico a colonia de bebé, inunda mi espacio personal.

-Diseño gráfico. –comenta Tadeo. –pa' diseñar la portada de los álbumes del Wosito.

-Creo que soy la única que no va a estudiar algo para ayudarlo a Valen con su música. –digo y ellos ríen.

-Pero sos la novia, suficiente con aguantarlo. –dice la morocha y reímos.

-A ustedes no pienso dedicarles nada. –dice él encerrándome con sus brazos. –Denn, come lo que te traje.

-No tengo...-

-Come. –sentencia y giro mis ojos. –por favor, nena.

Agarro el alfajor sacándolo del envoltorio y siento dos besos en mi cuello cuando doy el primer mordisco.

-Lo bueno es que nos vas a decir que comer. –habla Tony y todos asienten. –consultas de nutrición gratis. –festeja y rio viéndolo levantar sus brazos.

-Si se empachan no pienso cuidarlos más. –hablo señalándolos. –especialmente a vos. –lo codeo a Valen y escucho su risa.

-Jamás me enfermo del estómago. –dice agrandado. –soy hombre de hierro.

-Maia no dice lo mismo. –rio recordando cuando me contó que vomitó toda una noche por comer dulce de leche con banana.

-Ella no sabe nada. –dice restándole importancia. –soy un hombre de hierro. –repite. 

{...}

El sonido que hacen las zapatillas contra el suelo, la pelota siendo golpeada por mis manos y luego al chocar contra la pared o el suelo, esos sonidos, son de satisfacción pura para mí, tal vez parezca loca, pero a mí me gusta ese "ruido".

JUGANDO A AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora