PARÉNTESIS

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Narrador Omnisciente

-No puedo, hoy voy al odontólogo. –muestra una sonrisa y todos asienten comprendiendo. Se da la vuelta y emprende camino hasta su casa, esta vez caminando, sola. Decidió no llevar la moto por esa razón, para volver caminando y pensar en el trayecto.

Nada estaba bien, por momentos quería desaparecer o no ser ella. Su mente la torturaba todo el tiempo, hablaba sin darle tregua un segundo, parecía que en cualquier momento se volvería loca.

Dennise no estaba bien

Ya no era la misma chica que había sido siempre, ya casi no sonreía, no decía esos comentarios que solo a ella se le podía ocurrir, dormía poco, comía poco, no se juntaba con sus amigos, con su novio y casi no veía a su familia, solo se dedicaba a entrenar duro todos los días, e incluso se anotó en un club de acrobacia al cual concurría todos los sábados y domingos, obviamente con el permiso de sus padres.

Sus amigos no notaban nada raro por el mero hecho de que ella fingía muy bien, sonreía frente a ellos, reía, bromeaba o hacía bromas con ellos, cuando decían para juntarse una excusa perfecta aparecía y ellos comprendían al instante que no podía y habría otra oportunidad, todo parecía de lujo, pero su mente y alma no decían lo mismo, su angustia era grande al igual que su actuación.

Su novio, Valentín, hacía mucho que lo suyo dejó de ser real, al principio era todo muy lindo, se conocieron muy rápido, hubo conexión automáticamente, todo fluyó con un poco de miedo e inseguridad al comienzo, pero con el pasar de los días y semanas ambos se confesaron sus temores, pudieron vencer eso, o eso creía ella.

En realidad solo ocultó ese miedo, el confiar en alguien, porque sí, era y seguía siendo su gran terror, y al final se estaba cumpliendo. Confiaba en Valentín y con una simple mentira la turbación salió a flote, toda verdad de su boca se ponía en duda, cada te quiero o beso, aunque ella lo quería igual, tal vez por eso seguía con él, bueno eso o porque estaba enamorada. La relación ya no era real para ella, pero lo quería y sentía que si lo dejaba, lo iba a lastimar.

Sí, se enamoró sin darse cuenta o dándose cuenta muy tarde, cuando ya todo estaba perdido, no quería soltarlo porque aún creía que algo había por rescatar, él parecía demostrar todo su cariño hacia ella, sus palabras parecían verdaderas, sus te quiero se sentían así o se idealizaban así. Pero nuevamente su mente lo ponía en duda y su actuación salía a flote.

La propuesta inesperada que recibió hace apenas un mes antes la dejó sin dormir por varios días, no sabía si de emoción, pánico o sorpresa, pero esa oportunidad ofrecida le daría un antes y un después a su vida con un simple si o no, pero la responsabilidad caía todo sobre ella, dejándole saber que tendría que dejar muchas cosas valiosas, no materiales, pero si afectivas como a su familia, amigos y su novio. 

Una vez más ponía en prioridad su alrededor, olvidándose que ella es la prioridad y no los demás, otra vez los colocaba a todos frente a ella cuando en realidad importa lo que ella quiere y su bienestar. Ella debía ser la prioridad y no los demás

Dennise es era una chica risueña, alegre, extrovertida, pareciera que nunca tiene días malos, emanaba felicidad pura. Era, porque esa Dennise se estaba apagando y su alma agonizaba por ayuda, pero no permitía que salga de ella porque sino todo estaría jodido. 

No los quería molestar a los demás, estaba triste y aparentaba estar feliz.

Llegó a su casa muy cansada tanto física como mentalmente, solo estaba su hermano, lo saludó y pasó directo a su habitación, dejó su mochila para luego cambiarse el uniforme por una calza corta negra, remera deportiva bordó y zapatillas también deportivas en negra, se ató el cabello frente al espejo y observó su rostro, delgado con los pómulos resaltados, ojeras en tono violetas y sus ojos sin expresiones, ni ella podía reconocerse.

Una lágrima rodó por su mejilla derecha, estaba mal, necesitaba ayuda y no sabía cómo pedirla, mejor dicho, no quería pedirla para no cargarlos a los demás. 

Subió muy alto, sabía que la caída iba a ser dolorosa, pero estaba siendo una caída lenta, aún no tocaba el piso y eso iba a doler el doble, lo sabía.

-¡Dennu, bajá a comer, llegaron los viejos! –el grito de su hermano la asusta sacándola de sus pensamientos.

Lava sus manos en la cocina y pasa al comedor poniendo una sonrisa en su cara al saludar a sus papás, se sienta en el lugar derecho a su papá, como siempre, una vez servida en los cuatro platos la comida, se disponen a degustar con conversaciones triviales del trabajo, facultad, deportes.

Alejo mira disimuladamente a su hija, más delgada, ojeras muy marcadas y sus brazos delgados con manchas típicas de las pelotas, esto último no es raro en ella porque no usa los protectores de brazos, pero son muchas y eso demuestra que está entrenando demás o se está forzando. También piensa en que va a acrobacia exigiendo aún más su cuerpo, eso es inusual porque ella misma confesó que en estos últimos años iba a dedicarse solo al vóley. 

Ya no sale si no es a entrenar, se mantiene encerrada en su habitación, algo en su pequeña está mal, no es la misma. Reconoce todo porque cuando él tenía su edad también pasó por algo parecido, su mente lo atormentaba y se refugiaba en el mismo, encerrándose o yendo a entrenar tres deportes, no lo hacía por su cuerpo, lo hacía para mantener su mente ocupada, exactamente lo que su hija estaba haciendo. Necesita ayudarla, hacerle saber que él la entiende y que confíe en él, en su papá.

Después de terminar el almuerzo, quedaron unos minutos más charlando, Dennise y Bruno levantaron los platos, vasos y cubiertos sucios, los lavaron, secaron y guardaron, luego cada uno fue a recostarse.

Ella no tenía la intensión de dormir ya que en menos de dos horas tenía que ir al centro deportivo, se puso los auriculares y se acostó en el piso estirando sus piernas sobre el borde de la cama. Apenas iba por la segunda canción cuando fue interrumpida por una llamada entrante, "Tady", el Depa la estaba llamando, confundida atiende pensando en que tal vez se confundió.

-¿Podemos hablar? –pregunta apenas atiende. –no digas que no podes porque sé que estas al pedo como yo.

-No iba a decirte que no. –murmura sin escapatoria. -¿venís o voy?

-En la placita de la esquina te espero. –corta sin más y ella larga un gran suspiro.

Se levanta, va hacia el baño y se cepilla sus dientes, luego agarra su bolso deportivo colocando su uniforme de entrenamiento, porque no piensa volver con el calor que hace, lleva sus llaves y sale en camino a la plaza. Al llegar lo ve sentado en el pasto debajo de un gran árbol, él sonríe y ella se acerca, lo saluda con un beso en la mejilla como lo hace siempre.

-¿Y? –levanta una ceja ella. -¿Qué era muy importante para conversar en este hermoso calor?

-Voy directo al punto. –dice observándola a los ojos. –vos, te conozco hace poco, pero sé que no estás bien, no venís a las juntadas, tal vez a los demás te crean, yo no. –niega. –ya no sos la misma desde que te conocimos, te esfuerzas por reír, sonreír y esa no sos vos. ¿Estás bien?

Gira su cabeza evitando todo contacto visual con su amigo, muerde su labio inferior cuando lo siente temblar, pero es tarde, una lágrima cae para después despedir un mar de lágrimas. Hoy se sentía más vulnerable que nunca. 

Por primera vez Dennise se quiebra frente a alguien que no es Melina, su mejor amiga del sur. Tadeo la abraza sin perder tiempo, ella lo hace también, fuerte, esperando así aliviar el dolor del pecho que lleva hace días, semanas o porque no decir, meses.

-Solo me duele el alma. –es todo lo que logra decir.

No puede decirle a Tadeo que le duele lo enamorada que está de Valentín y que él solo miente, no puede porque son mejores amigos. No puede decirle que un club deportivo internacional la quiere comprar y si dice que sí tendría que dejar todo en Argentina, y no puede decirle que su mente la atormenta con cosas tontas y no encuentra una solución certera sin lastimar a alguien.

-El alma duele si no te pones como prioridad, Denn. –dice el castaño acariciando su espalda para tranquilizarla. Él sin saber nada dice algo tan real.

¿Cómo te pones como prioridad sin lastimar a los que te rodean? Es la pregunta que siempre se hace. Pero ahí está su error.

No quiere lastimar a los demás, pero al protegerlos se lastima a ella misma.

Denisse ya no es ella, no es real. Su alma agoniza, su brillo se va y su corazón cada día se rompe más. 

JUGANDO A AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora