No aclares porque...

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-¡Enana, vino Valentín! –el grito de mi hermano me asusta, me levanto de la cama, bajo las escaleras, pero quedo en los últimos escalones cuando los visualizo a ambos.

-Subí. –hablo al castaño, Bruno sigue tirado boludeando con su celular, pero le hace una seña de cuidado con la mano, giro mis ojos y vuelvo a subir con él siguiéndome.

Hoy no fue al colegio, tampoco me escribió y por supuesto que yo no lo iba a hacer, pensé que mañana íbamos a vernos en el salón directamente, pero uno de los dos dejó su orgullo de lado al parecer. A mi todavía me cuesta.

-Hola. –murmura sentándose en mi cama, yo murmuro lo mismo, sin embargo, no me siento, empiezo a acomodar mi bolso de entrenamiento. –quería venir antes, pero me acordé que entrenabas.

-No fui. –hablo sin mirarlo, pero puedo imaginar su cara de sorpresa. –el sábado fue la final y ayer viaje de regreso, Valentín. –un gran silencio se forma entre los dos.

Esta semana descansamos. También se lo dije varias veces.

-Perdón, Denn, perdón, nunca quise tratarte como esa tarde, no sé porque lo hice. –niega y me cruzo de brazos mirándolo fijo. –y tampoco te quise escribir para arreglar todo en persona.

No se porqué lo hice. No quise. Igual lo hizo. 

-No voy a negar que me jodió bastante lo que pasó. –asiento sentándome a su lado. –también que no me hayas escrito, bueno pude haberlo hecho yo. –reconozco. Niega y abre la boca para hablar. –pero ya pasó, ya está.

Al menos viene a pedir perdón, está tratando de arreglar, ¿no? 

-No, no está, la cagué y por eso te pido perdón...-

-Basta de pedir perdón. –niego levantando mi mano izquierda. –no es como si hayas matado a mi familia, no fue nada grave.

-Sí lo fue, me desubiqué y eso no está bien. –agarra mi mano y bajo mi mirada cuando siento caricias en mis nudillos.

¿Por qué soy tan vulnerable con sus toques? 

Me encantaría que pida perdón por mentirme, que lo aclare.

-Estás perdonado. –sonrío sin mostrar mis dientes. –si eso te hace sentir mejor, yo no me enojé por eso.

Es cierto, ese día no me enojé con él, hoy sí al enterarme que me mintió sobre Carla.

-¿Entonces está todo bien entre nosotros? –frunzo mi ceño mirándole seria.

-Siempre lo estuvo o ¿vos creías que no? –ladeo mi cabeza y a él se le borra la sonrisa.

-Sí, pero la discusión que tuvimos me hizo...-

-Dudar. –termino por él. –pues si te mandabas alguna macana más grande ahí si estaríamos mal. ¿te mandaste alguna bien grande?

Quiero preguntar más sobre cierto tema, pero no quiero cagar nada. Creo que ya fue, ¿no? vino dejando su orgullo de lado y se disculpó. Pero... ¿por qué no me siento bien con eso?

-No, por supuesto que no. –lo dice tan seguro que hasta quiero creerle. Sonrío y deja un beso en la punta de mi nariz. –te traje chocolates.

-Estamos perfectamente entonces. –sonríe y se acerca agarrándome de la cara y une nuestras bocas.

Admito que lo extrañé bastante y eso duele, porque eso significa que cuando ya no se pueda mantener más me va a romper el corazón y es de lo único que estoy segura ahora.

Y una vez más Dennise Schneider decide callar para no sentir. Cobarde, cobarde...

{...}

-Dale, boluda, tu vieja nos va a matar. –rio negando, camino hasta subir y arrancar la moto.

JUGANDO A AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora